El castellano en Catalu?a
He le¨ªdo con gran satisfacci¨®n su editorial del martes 5 de mayo de 1981, sobre Los recelos anticatalanes. Lo he le¨ªdo con gran satisfacci¨®n porque creo que es un paso, y muy importante, para una mejor comprensi¨®n del hecho catal¨¢n en tierras no catalanas. Su razonamiento esjusto porque se dirige a la raz¨®n y no a la pasi¨®n.Se comprende que un espa?ol no catal¨¢n se sienta inc¨®modo al encontrarse en un rinc¨®n de Espa?a donde se habla corrientemente un idioma extra?o a su o¨ªdo. Los catalanes lo comprenden y no creo que ning¨²n espa?ol de habla castellana pueda quejarse de que, en Catalu?a, un catal¨¢n haya continuado habl¨¢ndole en catal¨¢n al darse cuenta de que su interlocutor era de habla castellana.
Espa?a es el resultado de la uni¨®n de las coronas de Castilla y de Arag¨®n y es natural que el principado catal¨¢n quiera conservar su identidad en el conjunto espa?ol, como la conserv¨® en la confederaci¨®n catalano- aragonesa. Sin embargo, por haber pasado su per¨ªodo hegem¨®nico como portavoz de una federaci¨®n, el catal¨¢n se mueve sin dificultad en una situaci¨®n de hermandad con otros pueblos peninsulares. Hablar de la ?humillaci¨®n del castellano? en Catalu?a no tiene sentido. En Catalu?a han nacido las dos grandes enciclopedias y el ¨²ltimo diccionario etimol¨®gico de la lengua castellana. Y si existe en Espa?a u?a s¨ªntesis de pueblo espa?ol como muestra del vivir hispano es porque unos catalanes tuvieron la idea de construirlo en Barcelona.
Visto desde Catalu?a resulta incomprensible que un idioma, que se proclama semanalmente hablado por trescientos millones, se sienta amenazado por el habla de unos pueblos que no llegan en total a. siete millones de habitantes.
Su magn¨ªfico editorial lleva al recuerdo el manifiesto en favor de la lengua catalana, firmado por toda la intelectualidad espa?ola de habla castellana en plena dictadura del general Primo de Rivera, como protesta por la adopci¨®n de medidas anticatalanas. Ni cortos ni perezosos, los catalanes, pasada la dictadura, invitaron a los intelectuales castellanos a visitar Catalu?a y los recibieron y agasajaron cordialmente en castellano. Este es el clima que es necesario crear de nuevo. Y a ello puede contribuir su editorial. /
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