El caracter "jondo" de Madrid
Flamenco en un polideportivo y con el presentador del festival oficiando ahora de cronista, pues ya me dir¨¢n ustedes. Segundo lleno clamoroso en el Palacio de Deportes, el caballero Tierno en el tendido y el estallante cosmopolitismo del San Isidr¨®n festero no olvid¨¢ndose de sus a?ejas significaciones jondas: Madrid, primera ciudad flamenca no andaluza, y aun con m¨¢s historial que algunas de las de abajo. El pu?etero contra reloj agobiando a artistas y adl¨¢teres, y el apa?o de los ba¨²les seg¨²n el bocinazo de un castizo nost¨¢lgico que execr¨® as¨ª los apilados altavoces (?por qu¨¦ baffles?), con id¨¦ntico ardor con que don Miguel de Cervantes vej¨® las armas de fuego frente al valor en directo de las blancas y a cuerpo limpio. Pero el clasicista ocurrente se olvidaba de algo muy gordo: est¨¢bamos oyendo muchos miles, no los poquitos del viejo -y querido- cuarto lorquiano y cucarachiento de los cabales: una ligera distracci¨®n demogr¨¢fico-est¨¦tica.Qui¨¦n m¨¢s qui¨¦n menos, Andaluc¨ªa cantaora consume la noche quej¨¢ndose a mares en el Poli. Y ese llanto antiguo sigue sabiendo a fresco porque el flamenco le naci¨® en dolores de marginada, que ni la han dejado ni la dejan: terratenientes tiene la iglesia del pasarse, y prolongo tu santo guantazo del domingo aqu¨ª en EL PAIS, Antonio Gala.
Abre Manolo Soler, bailaor como potro en celo y con instantes, de permiso para soltar unas cadenas que vuelven a trincarlo al minuto, pero esta noche, aunque tan brillante su cosa, menos verdadera. La Carmen Linares tarda en entrar no en reuniones, sino en festivales; da su excelente medida a motor caldeado, no antes.
El Menese, bandera de la protesta, quien de veras la trajo al cante y en puro decir flamenco, volvi¨® a estar en ella una mijita alargados sus fandangos de Huelva. Camar¨®n, con esa pinta de reci¨¦n licenciado en Biol¨®gicas por la de Friburgo, el salinero marisquillo, sali¨® adelante una vez m¨¢s gracias a sus instintivos pozos gitanos; pocos m¨¢s desasidos que ¨¦l del cante tradicional, ni m¨¢s inmerso en su sustancia. Manoli Carrasco y familia, de perilla. en vigiladas y libres precisi¨®n y hermosura.
Y las guitarras
Y otro renovador, el Morente, labr¨¢ndose como siempre su cante en pausado, construido hacer, apenas permeable al ?pellizco?, aunque de todo respeto en exploraci¨®n, rigor y tesituras. Fosforito, con un pie en sus califales honras cordobesas, peg¨® en canti?as y levantes, anduvo aseado en lo dem¨¢s. Lole y Manuel cerraron la noche con comedidas moruner¨ªas, tur¨ªstica y apaciblemente, sin temperatura. Y muy bien los dem¨¢s y las guitarras: el de Melchor, Habichuela, Tomatito, Cort¨¦s...
Don Antonio Mairena en persona y en el Real, con su medalla del Trabajo y su arte se?ero, es la pr¨®xima loter¨ªa flamenca matritense para fines de junio. Lo que es al sorteo de ayer, el cronista presentador -perd¨®n- acudi¨® en metro y un tanto bebido, como dec¨ªan finamente las hermanas Br?nte. Pero la noche del Sur no es ¨¦sta, que no da de s¨ª para las claras del d¨ªa. Que se acaba en cuantito la dejan.
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