La victoria de Mitterrand y el socialismo en Europa
?Qu¨¦ pasa con el factor K? La teor¨ªa del factor K sostiene que ?la izquierda no puede ganar las elecciones en ning¨²n pa¨ªs del Oeste si el partido hegem¨®nico es el comunista?. Y la causa de ello es el factor K, es decir, los lazos con Mosc¨², que alejan de la izquierda a los electores moderados del centro.Fran?ois Mitterrand ha basado toda su fortuna pol¨ªtica en esta teor¨ªa. Ha hecho continuos llamamientos al electorado franc¨¦s de izquierda, pidi¨¦ndoles que hicieran del partido socialista el partido m¨¢s fuerte de la izquierda, a fin de no tener que seguir dependiendo del partido comunista y poder resultar elegido como un partido aut¨¦nticamente independiente. Tal t¨¢ctica se ha visto por fin compensada.
Pero, ?por qu¨¦ ha tardado tanto en llegar esta victoria? ?Por qu¨¦ resulta Mitterrand aceptable hoy, cuando no lo fue en las elecciones de 1974?
La respuesta que dan los inventores (italianos) del factor K es la siguiente. En 1974, Mitterrand entr¨® desde el principio en la contienda como el candidato de la Uni¨®n de la Izquierda; por consecuencia, perdi¨®, por estar todav¨ªa marcado por el factor K. Por el contrario, en 1981, ha sido del principio al fin ¨²nicamente el candidato socialista. Ha recibido al final los votos comunistas, pero sin tener que pagar nada por ello, y consecuentemente el factor K no ha podido ya privarle de la victoria.
Si todo esto es cierto, la teor¨ªa del factor K pod¨ªa verse ahora enriquecida por una segunda proposici¨®n fundamental: un candidato independiente de izquierda puede ganar con ayuda de los votos comunistas, con la condici¨®n de que no ponga en funcionamiento el factor K pidiendo estos votos por adelantado.
La ?variedad Mitterrand? de la teor¨ªa del factor K tiene especial relevancia para los pa¨ªses meridionales europeos, en los que la izquierda no ha ganado casi nunca unas elecciones; pero ?c¨®mo influir¨¢ el ejemplo franc¨¦s? ?Va a hacer que los socialistas est¨¦n menos dispuestos a mantener unos lazos fuertes con los comunistas, o les va a convencer de que jam¨¢s podr¨¢n ganar sin alg¨²n tipo de apoyo comunista?
La'situaci¨®n var¨ªa de un pa¨ªs a otro. En tres pa¨ªses -Grecia, Espa?a y Portugal-, los partidos socialistas son ya m¨¢s fuertes que sus parientes comunistas, mientras que en Italia el PCI de Berlinguer sigue siendo tres veces mayor que el PSI de Craxi.
Orientaci¨®n occidentalista de los socialistas
En los tres primeros casos, la lecci¨®n de Mitterrand parece clara: los partidos socialistas deben debilitar a¨²n m¨¢s sus lazos con los comunistas y elegir una pol¨ªtica m¨¢s moderada, con una orientaci¨®n occidentalista.
Ello parece tener una especial importancia para el Pasok griego -que est¨¢ claramente a la izquierda del Partido Socialista franc¨¦s. A la vista de las pr¨®ximas elecciones, ya ha rebajado en cierta medida su primitiva, pol¨ªtica antieuropea y de oposici¨®n a la OTAN, y deber¨ªa proseguir por esta v¨ªa ?occidentalista? para reforzar sus esperanzas de una victoria en las elecciones. En est¨¦ sentido se ve favorecido por el sistema electoral griego, que premia fuertemente a todos los partidos que obtienen por enjcima del 17%, de votos. (El Partido ?Comunista del Exterior? logr¨® por debajo del 10% en las ¨²ltimas elecciones.)
En Espa?a, el ejemplo de Mitterrand y los peligros que todav¨ªa acechan a esa joven democracia deber¨ªan hacer que Gonz¨¢lez fuera m¨¢s occidentalista; ello facilitar¨ªa la entrada de Espa?a en la Comunidad Econ¨®mica Europea y en la OTAN, en beneficio de todo el Oeste. En Portugal, el entusiasmo de Soares tiene una f¨¢cil explicaci¨®n: ¨¦l fue el primer socialista mediterr¨¢neo que gan¨® unas ' elecciones con una postura anticomunista. ?Y en Italia?
El caso franc¨¦s confirma la validez de la estrategia de Craxi: ¨¦l ha sido el verdadero Mitterrand italiano, que ha separado claramente a su. partido del PCI y que ha convencido al 70% de sus seguidores para que apoyen un. programa reformista, por primera Vez desde comienzos de siglo.
Perso el PSI, con el 10% de los votos nacionales, no puede conformarse con ser el rabo que menea el enorme perro comunista. Craxi se encuentra todav¨ªa en la primera etapa de la estrategia de Mitterrand: para seguir avanzando necesita muchos m¨¢s votos.
Al ser Francia un pa¨ªs fronterizo entre las t¨ªpicas democracias septentrionales y las at¨ªpicas del sur, la victoria de Mitterrand aumentar¨¢ las esperanzas de. que la ?normalizaci¨®n? de estas democracias mediterr¨¢neas (que tienen que atravesar un proceso de alternancia en el poder entre la izquierda y la derecha) est¨¢ en el buen camino, y va a ser menos ,dif¨ªcil de lo que se pensaba: en Francia, la izquierda ha tardado 45 a?os, desde 1936, en lograr una segunda victoria.
Es indispensable, sin embargo, que la presidencia de Mitterrand sea un ¨¦xito razonable. Si su victoria condujera al caos, la causa de la izquierda en el sur de Europa, e incluso la causa de la democracia en Europa, se ver¨ªan gravemente da?adas.
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