La utilidad del refer¨¦ndum
?Cu¨¢l de las instituciones democr¨¢ticas es la m¨¢s democr¨¢tica" ?Un parlamento elegido o el voto libre y directo del pueblo? Ni la rep¨²blica romana ni el imperio romano tuvieron jam¨¢s un parlamento, motivo que puede muy bien haber sido la causa principal de su desaparici¨®n. Los romanos, y todo el mundo antiguo, segu¨ªan creyendo que la voluntad de los ?ciudadanos? s¨®lo podr¨ªa expresarse por medio de su participaci¨®n personal y directa en una asamblea general, a pesar de que esto era s¨®lo realizable en una ciudad-Estado, y no en un Estado grande.En el imperio romano, un parlamento elegido hubiera sido t¨¦cnicamente factible, considerando el buen estado de las calzadas romanas; mucho m¨¢s factible que en la primera rep¨²blica de masas de los tiempos modernos, los Estados Unidos. Sin parlamento, ni la rep¨²blica romana ni el imperio pudieron lograr jam¨¢s ese ?consenso masivo? que es la base necesaria de las democracias de masas.
Pero, a pesar de los innegables m¨¦ritos de los parlamentos elegidos, se mantiene fuerte y viva la idea de que ?el pueblo? debe tener derecho a ser o¨ªdo directamente, antes que por medio de sus representantes elegidos; no es otra la l¨®gica que subyace en el mecanismo de los referendos, y que existe en formas diversas en un buen n¨²mero de democracias contempor¨¢neas.
Prestigio del parlamento
Con frecuencia, los referendos ofrecen datos interesantes sobre la realidad de las relaciones entre las ?masas? y las ?elites? o entre los dirigentes de los partidos pol¨ªticos, las bases y el votante medio. Las opiniones de todos estos cuerpos no siempre coinciden de manera total; las diferencias de puntos de vista entre los electores y los elegidos pueden resultar contradictorias y misteriosas.
As¨ª ha quedado demostrado una vez m¨¢s por los resultados de los cinco refrendos recientemente celebrados en Italia, sobre temas tales como la ley del aborto, y una serie de leyes relacionadas con ?el gran p¨²blico?. (En Italia los referendos pueden ser propuestos por 500.000 electores registrados; no pueden dar lugar a nuevas leyes, tan s¨®lo rechazar las ya existentes.)
Una vez m¨¢s, ninguno de estos refrendos ha logrado rechazar una ley aprobada por el Parlamento, lo cual ha fortalecido de una manera bastante positiva su prestigio, que no alcanza las cotas que ser¨ªan de desear. Sin embargo, los participantes en los referendos no siguieron con exactitud las instrucciones de sus partidos.
Por ejemplo: al menos un 45,8% de los votantes (toda la Izquierda) deber¨ªa haber votado ¨¢ favor de la abolici¨®n de la cadena perpetua, condena que ya hab¨ªa sido rechazada en cierta ocasi¨®n por una de las dos c¨¢maras, el Senado, por considerarla anticonstitucional; sin embargo, s¨®lo el 22,7% de los votantes se expres¨® a favor de su abolici¨®n. En este caso, los votantes resultaron ser m¨¢s conservadores, menos ?comprensivos?, o m¨¢s preocupados por el orden p¨²blico, que sus representantes legal mente elegidos. Respecto al aborto, los electores demostraron, por el contrario, ser m¨¢s ?comprensivos?: s¨®lo el 32,1 % de los votantes estuvo a favor de la abolici¨®n del aborto legalizado, mientras que los partidos que estaban a favor de la derogaci¨®n de esta ley y de volver a declarar ilegal el aborto (democristianos y misinos) representan el 43,6% del electorado. De nuevo, al igual que en el anterior refer¨¦ndum sobre el divorcio; los electores italianos han demostrado ser me nos ?cat¨®licos? de lo que se pensaba.
Todo el mecanismo de los cinco referendos le ha costado una inmensa cantidad de dinero al Estado italiano, y seguramente, por medio de una nueva ley, el Parlamento va a aumentar el n¨²mero de firmas necesario para pedir un refer¨¦ndum; una peque?a minorla fuertemente resuelta puede alcanzar f¨¢cilmente el blanco de los 500.000 votantes.
En mi opinion, tal reforma est¨¢ justificada, pero no soy tan cr¨ªtico de los referendos en s¨ª como otros comentaristas pol¨ªticos. No son ¨²nicamente una ?p¨¦rdida de tiempo?, como pueden decir algunos; los referendos son ¨²tiles, porque atraen la atenci¨®n de la sociedad y de los partidos politicos sobre algunas cuestiones. Son igualmente un canal ¨²til de consenso y participaci¨®n, y para la legitimaci¨®n de la misma democracia.
El sentir de la gente
Frecuentemente, mediante un refer¨¦ndum, lospartidos suelen recibir una fuerte advertencia sobre los verdaderos sentimientos de la gente; por poner un ejemplo, la pol¨ªtica antiterrorista seguida por sucesivos Gobiernos italianos ha vuelto a recibir el respaldo de la gente, en un momento en que sus logros han hecho surgir dudas sobre su necesidad posterior (el n¨²mero de acciones terroristas ha disminuido de manera dr¨¢stica recientemente).
Incluso si la primacia del parlamento sobre las dem¨¢s instituciones democr¨¢ticas permanece incontestada (los italianos desconf¨ªan de la idea de una democracia presidencial, a pesar de que adoren a un presidente en¨¦rgico como Alessandro Perini), cuantos m¨¢s canales democr¨¢ticos haya, tanto mejor. Y en m¨¢s de una ocasi¨®n, el parlamento se ha visto obligado a aprobar reformas de leyes ante la amenaza de un refer¨¦ndum; en esta ocasi¨®n, hab¨ªa liberalizado una antigua ley sobre tribunales militares antes de que pudiera llevarse a cabo un anunciado refer¨¦ndum. Y no es malo que, de cuando en cuando, la arrogancia de las elites gobernantes, reciba una lecci¨®n.
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