El Gobierno quiere para el oto?o un nuevo acuerdo con EE UU y la entrada en la OTAN
El ingreso de Espa?a en la Organizaci¨®n del Tratado del. Atl¨¢ntico Norte (OTAN) y la firma de un acuerdo de cooperaci¨®n hispano-norteamericano son iniciativas paralelas y complementarias que el Gobierno espa?ol intentar¨¢ culminar para principios del oto?o entrante y, a ser posible, en el pr¨®ximo mes de septiembre. Es en este marco pol¨ªtico en el que se ha iniciado la renegociaci¨®n del vigente tratado Madrid-Washington, que tomar¨¢, muy posiblemente, el rango de acuerdo ejecutivo, similar en contenido a los pactos bilaterales que Estados Unidos mantiene con otros pa¨ªses de la OTAN.
En los nuevos acuerdos, cuya primera ronda negociadora se acaba de celebrar en Madrid, la parte espa?ola espera incluir una garant¨ªa de defensa no autom¨¢tica y rec¨ªproca con Estados Unidos (para la zona de inter¨¦s defensivo com¨²n), as¨ª como recuperar el control casi completo de las bases hispanas de utilizaci¨®n conjunta, por las que Espa?a espera recibir contrapartidas de cooperaci¨®n tecnol¨®gica e industrial, asegurando la venta a Estados Unidos de parte del material defensivo que se incluye en los contratos.Tambi¨¦n el nuevo acuerdo podr¨¢ incluir una declaraci¨®n que subraye el car¨¢cter democr¨¢tico de los dos pa¨ªses firmantes y, aunque parece que mantendr¨¢ el actual n¨²mero de bases militares hispano- norteamericanas, se contar¨¢ con un sistema de control para la utilizaci¨®n por parte de Washington de dichas bases como puente de operaciones en terceros pa¨ªses.
El Gobierno que preside Leopoldo Calvo Sotelo y, en especial, el ministro de Asuntos Exteriores, Jos¨¦ Pedro P¨¦rez-Llorca, han decidido mantener esta negociaci¨®n bilateral defensiva, al igual que el calendario y proceso de incorporaci¨®n a la OTAN, al margen del Parlamento y de la opini¨®n p¨²blica, como se desprende del secretismo impuesto a las negociaciones Madrid-Washington, sin que por el momento los portavoces oficiales informen sobre cu¨¢les son las intenciones reales de esta articulaci¨®n defensiva bilateral y multilateral. Hasta ahora, las declaraciones oficiales se limitan a decir que a¨²n no saben qu¨¦ tipo de acuerdo bilateral desean encontrar y a insinuar que ¨¦ste ha de surgir durante la negociaci¨®n.
En relaci¨®n con la incorporaci¨®n a la OTAN, todo parece indicar que el Gobierno desea concluirla en un plazo inmediato, en el oto?o entrante, y a ser posible en septiembre, haci¨¦ndola coincidir con la entrada en vigor del nuevo acuerdo que sustituir¨¢, al vigente tratado, que caducar¨¢ el pr¨®ximo d¨ªa 21 de septiembre. Para culminar este proceso har¨¢ falta una reuni¨®n extraordinaria del Consejo Atl¨¢ntico de primavera, celebrado tener el calendario del oto?o citado. De lo contrario, el ingreso en la Alianza Atl¨¢ntica podr¨ªa culminar durante los debates del Consejo Atl¨¢ntico de invierno, que tradicionalmente se celebra en Bruselas en el curso del mes de diciembre.
En todo caso, y seg¨²n las propias declaraciones del Gobierno, el proceso de la adhesi¨®n a la OTAN deber¨¢ de estar acompa?ado de progresos en las negociaciones de adhesi¨®n con la CEE (hoy bloqueadas y a la espera de una decisi¨®n de reapertura que deber¨¢ adoptar el Consejo Europeo tambi¨¦n en el oto?o entrante) y de la puesta en marcha de las negociaciones hispano-brit¨¢nicas sobre Gibraltar, que desde hace varios meses permanecen estancadas a causa de la intransigencia brit¨¢nica y con motivo de la ambig¨¹edad del compromiso negociador que los representantes de Madrid y Londres establecieron en Lisboa. Gibraltar incluye en su territorio una base militar de la OTAN, por lo que no se entender¨ªa el ingreso en la Alianza sin ning¨²n tipo de resultados en este contencioso bilateral.
Asimismo no est¨¢ clara del todo la actitud de los quince pa¨ªses aliados ante la incorporaci¨®n de Espa?a, a pesar de la declaraci¨®n de principio favorable que se hizo p¨²blica al t¨¦rmino del Consejo Atl¨¢ntico de primavera, celebrado a primeros de mayo. en Roma. Se ha sabido ahora que la delegaci¨®n de Dinamarca -aunque se pleg¨® a la actitud final favorable- declar¨® sus dudas sobre la oportunidad de esta ampliaci¨®n de la OTAN, y, por otra parte, no se descarta que tras las recientes elecciones legislativas holandesas el Gobierno de La Haya que consiga una mayor¨ªa parlamentaria en los d¨ªas pr¨®ximos pueda cambiar de opini¨®n, ya que en los Pa¨ªses Bajos, socialistas y progresistas se han declarado contrarios a la ampliaci¨®n de la OTAN. En el plano interno queda por saber si el Gobierno ya inici¨® sus consultas o los grupos parlamentarios o cu¨¢ndo piensa hacerlas. En todo caso, en medios pr¨®ximos a la Moncloa se insiste en que el PSOE se mantendr¨¢ en una negativa pasiva sin provocar una movilizaci¨®n popular que interfiera este proceso.
Acuerdo bilateral
En todo caso, el tema OTAN y el acuerdo bilateral est¨¢n ¨ªntimamente ligados, ya que la coordinaci¨®n defensiva bilateral y multilateral de Espa?a quedar¨ªa superpuesta si una y otra negociaci¨®n fueran independientes. Si la cuesti¨®n OTAN encontrara obst¨¢culos mayores, es intenci¨®n del Gobierno establecer en el nuevo contrato una cl¨¢usula de salvaguardia o alternativa que permita el traspaso de la concertaci¨®n del mando defensivo conjunto al marco aliado para cuando Espa?a ingrese en la Alianza.En cuanto al contenido del acuerdo, se sabe que Madrid desea incorporar en ¨¦l la situaci¨®n democr¨¢tica hispana. No se descarta que en el pre¨¢mbulo o en alguno de sus art¨ªculos se haga referencia a que Estados Unidos firma con un pa¨ªs democr¨¢tico, como rectificaci¨®n a los acuerdos anteriores que establecieron con el r¨¦gimen del general Franco, y como garant¨ªa o aviso a las minor¨ªas golpistas.
Asimismo, es intenci¨®n espa?ola el que el rango y contenido pol¨ªtico del nuevo contrato sea similar a los que Washington mantiene bilateralmente con otros pa¨ªses de la OTAN. La principal ventaja de este tipo de acuerdos est¨¢ en que ello permitir¨¢, seg¨²n la legislaci¨®n norteamericana, que Estados Unidos compense a Espa?a con importaciones y compras en nuestro territorio de parte del material defensivo que abarca a los contratos, en sustituci¨®n de las viejas y poco democr¨¢ticas ?ayudas? o grants, que eran un simple alquiler de las bases. Tambi¨¦n la cooperaci¨®n tecnol¨®gica y la realizaci¨®n de proyectos conjuntos figurar¨ªa entre las contrapartidas a recibir por la parte hispana, que, en el momento actual, subraya tambi¨¦n su deseo de diversificar su aprovisionamiento defensivo, hoy casi totalmente dependiente de Norteam¨¦rica, en favor de otras fuentes como las europeas.
Tambi¨¦n es objetivo pol¨ªtico primordial de la posici¨®n espa?ola la progresiva recuperaci¨®n de la soberan¨ªa en los contratos, muy mermada en los anteriores acuerdos. La presencia militar hispana en las bases se aumentar¨¢, se establecer¨¢n visados de entrada del personal americano, la responsabilidad del mando militar hispano ser¨¢ mayor, se obligar¨¢ a las fuerzas americanas a adquirir en Espa?a sus materiales de subsistencia (alimentos, ropa, etc¨¦tera).
En este cap¨ªtulo, son temas importantes la cuesti¨®n de la garant¨ªa de defensa. Madrid espera conseguirla -el compromiso de defensa frente al ataque o conflicto con tercer pa¨ªs- con el car¨¢cter de no autom¨¢tica y rec¨ªproca, pero no extendida a toda el ¨¢rea de influencia americana, sino m¨¢s bien a la zona de inter¨¦s com¨²n. Tambi¨¦n parece Espa?a dispuesta a permitir la utilizaci¨®n de las actuales bases conjuntas por las fuerzas americanas ante terceros pa¨ªses, pero con un sistema de control previo o de consulta para caso concretos.
No parece, hasta el momento que se acepte la vuelta del armamento nuclear en territorio espa?ol, aunque s¨ª se permitir¨¢ alguna escala t¨¦cnica a buques o aviones dotados con estas armas previa consulta.
El nuevo acuerdo, que permitir¨¢ una m¨¢s real cooperaci¨®n en el mando militar conjunto en favor de Espa?a, puede quedar reducido de su actual rango de tratado al de ?acuerdo ejecutivo?.
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