Los fascismos
La gente dice que viene el fascismo. Haro-Tecglen dijo una vez que el fascismo est¨¢ entre nosotros. La gente, exagera, porque no es el fascismo, sino los fascismos. Yo me he parado a distinguir tres clases de fascismos espa?oles actuales, por simplificar.A saber, el fascismo m¨ªstico, el fascismo ¨¦pico y el fascismo ped¨¢neo (o peatonal). Fascismo m¨ªstico es el que cree haber creado una nueva espiritualidad irracional/subnormal mediante cat¨¢logo de d¨®lmenes milagrosos distribuidos por la geograf¨ªa de Tejero y la Providencia esa de siempre. Tiene ya sus enciclopedias del recorte, sus costureras de leyendas infantiles que ahora se nos sirven como verdades nacionales, y, puesto a encontrar supervivientes gloriosos de aquello y maestros de juventudes, no ha encontrado a Jorge Guill¨¦n, ni a Tu?¨®n de Lara, ni a Jos¨¦ Bergam¨ªn, ni a Vicente Aleixandre/Nobel, sino a un se?or del honrado comercio madrile?o, a un honesto industrial, de nombre Ernesto Gim¨¦nez-Caballero, en cuyas tarjetas imaginamos que pone ?del comercio?, y cuya empresa tiene conflictos con los currantes sindicados que no aceptan el sindicalismo marchoso, vertical, incorporado y diverso de este comerciante con aficiones literarias.
Fascismo ¨¦pico, en el que, en discursos, art¨ªculos o pandectas, se reclama continuamente de do?a Urraca y Primo de Rivera, de Francisco Pizarro y el general Mu?oz Grandes, de S¨¦neca (que no era espa?ol), de Corocota y de la Virgen del Pilar, pasada, o no por la celda del guardia civil antes citado.
Fascismo ped¨¢neo (o peatonal) es el que anda por la calle triunfando sobre ancianos como Pedro Candela y sobre muchachas cuyo nombre ya tiene luto. Fascismo peatonal es el que argumenta con una navaja (cerrada) en la mano, y de noche abre la navaja como un dondiego c¨ªnico y sangriento.
El fascismo m¨ªstico (o prefascismo) tiene por misi¨®n voluntaria/ involuntaria desacreditar la democracia, el pasado real, sustituir la ciencia por las vibraciones, el pasado por un feldespato curativo y la democracia por la disidencia. O sea, crear el clima mental proclive a una vuelta de lo que ya est¨¢ aqu¨ª, que incluso Plat¨®n (aquel glorioso reaccionario del que venimos todos) ya ve¨ªa la dictadura como consecuencia de la demasiada democracia y libertad.
El fascismo ¨¦pico/nost¨¢lgico es el que, simplemente, se alimenta de pasado inmediato, con pasado remoto como postre de la casa, y que confunde las virtudes del franquismo con lo que no era sino la natural juventud biol¨®gica de cada uno de los franquistas. Han llegado a pensar que est¨¢n carroc¨ªsimas por culpa de la democracia. Con Franco se habr¨ªan mantenido en unos treinta y tantos bien friccionados de loci¨®n de azufre y fragados de var¨®n escasamente dandy.
Este fascismo ¨¦pico conecta, por edad e intereses, con el golpismo/financiero, que se encarga de proyectar hacia el futuro (para clausurarlo) las nostalgias excesivas de los profesionales del pasado o pasatistas. Y tiene, como agente ejecutivo, p¨²ber can¨¦fora y ?adolescente disputado?, al fascismo ped¨¢neo/juvenil que, entre el cinismo, la inocencia, la violencia, el devocionario de la santa madre y el biologismo ciego, ha ganado del cielo el don de la ubicuidad, la transparencia frente a la pasma, la rara condici¨®n escapadiza.
Llegado el caso hist¨®rico, ocurrir¨ªa, como siempre ha ocurrido, que los m¨ªstico/exentos y libertino/liberticidas tomar¨ªan partido activo por los ped¨¢neos, como un renuevo de los ¨¦picos, y Don Pelayo ?presente! As¨ª est¨¢ montado el rollo. S¨®lo les falta o falla la ecolog¨ªa caqui propicia. Mientras esperan, van de bonito. La democracia, qu¨¦ horterada.
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