Mitterrand se reune ma?ana por primera vez con los dirigentes de la Comunidad Econ¨®mica Europea

Por primera vez en la historia, Francia estar¨¢ representada por un socialista en la reuni¨®n del Consejo Europeo que se inicia ma?ana, lunes, en Luxemburgo, e Italia por un primer ministro no democristiano. La presencia de Fran?ois Mitterrand y de Giovanni Spadolini constituye casi el principal atractivo de esta nueva reuni¨®n de los jefes de Gobierno de los diez pa¨ªses miembros de la Comunidad Econ¨®mica Europea, de la que se esperan nuevas declaraciones sobre Afganist¨¢n y Polonia.

El orden del d¨ªa del Consejo incluye dos ¨²nicos cap¨ªtulos pol¨ªticos (Afganist¨¢n y Polonia) sobre los que ya es conocida la posici¨®n del presidente de la Rep¨²blica Francesa, y varios de inter¨¦s econ¨®mico (evoluci¨®n del paro, consecuencias de los elevados tipos de inter¨¦s bancario practicados por Norteam¨¦rica, preparaci¨®n de la cumbre de Ottawa), sobre los que se centra la expectaci¨®n ante las intervenciones del l¨ªder socialista franc¨¦s.Mitterrand, que se codea por primera vez con todos los jefes de Gobierno comunitarios, deber¨¢ dar luz verde a la iniciativa de los ministros de Asuntos Exteriores de promover una conferencia internacional sobre Afganist¨¢n. Lord Carrington, que asumir¨¢ la presidencia del Consejo de Ministros de la CEE el pr¨®ximo mes de julio, ha sugerido que la conferencia se desarrolle en dos fases a partir del pr¨®ximo oto?o, en Islamabad. En una primera etapa los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, junto con los pa¨ªses m¨¢s directamente afectados por la invasi¨®n sovi¨¦tica (Pakist¨¢n India e Ir¨¢n), efectuar¨ªan un examen general de la situaci¨®n y un informe sobre las "injerencias extranjeras en Afganist¨¢n". En la segunda etapa, en la que participar¨ªa ya el propio Gobierno de Kabul, tendr¨ªa por objeto garantizar la condici¨®n de no alineado de Afganist¨¢n y la retirada de las tropas de la URSS.

Tampoco se prev¨¦n divergencias en cuanto a un posible nuevo llamamiento a la Uni¨®n Sovi¨¦tica, en t¨¦rminos muy duros, para que se abstenga de intervenir en los asuntos internos polacos. La unanimidad con Francia puede desaparecer, sin embargo, en cuanto se analicen los problemas econ¨®micos de la CEE y la posici¨®n comunitaria frente a Estados Unidos y Jap¨®n en la cumbre de Ottawa. Francia ha se?alado ya, adem¨¢s, que no quiere entrar a discutir el documento elaborado por la comisi¨®n para la reforma de los mecanismos financieros de la CEE. Par¨ªs estima que necesita un plazo para "ponerse al d¨ªa". Pero otros colegas, como el Reino Unido, que ha acogido muy bien el texto de la comisi¨®n, pueden querer meter prisa. Sobre todo porque Margaret Thatcher querr¨ªa ver solucionado, de una vez, el problema de la aportaci¨®n brit¨¢nica al presupuesto comunitario, dentro del per¨ªodo en el que la presidencia corresponde al Reino Unido.

Todo el mundo espera, por otra parte, que el presidente de la Rep¨²blica Francesa presione desde el primer momento, a los otros pa¨ªses del Mercado Com¨²n europeo para que tomen r¨¢pidamente posiciones ante la reanudaci¨®n del di¨¢logo Norte-Sur, un tema favorito de Mitterrand y de su buen amigo Willy Brandt. Europa, desde el punto de vista de Par¨ªs, debe impulsar al m¨¢ximo ese di¨¢logo, manteniendo su independencia frente a las posiciones m¨¢s reaccionarias de la Administraci¨®n Reagan.