Una exposici¨®n de obras in¨¦ditas revela en Ginebra el car¨¢cter ¨ªntimo de Pablo Picasso
La hija del pintor facilita "cuadros familiares"
La exposici¨®n de 89 obras de Picasso, la mayor parte de ellas in¨¦ditas, fue inaugurada ayer en el Museo Ateneo, de Ginebra, con la asistencia de Maya Picasso, hija del pintor, que ha facilitado 67 de las telas expuestas. La muestra est¨¢ compuesta por pinturas y dibujos y se presenta bajo el t¨ªtulo Picasso ¨ªntimo. Estar¨¢ expuesta hasta septiembre, fecha en que ser¨¢ trasladada a Jap¨®n para ser expuesta en Tokio. Maya Picasso declar¨® a EL PAIS en Ginebra que la idea de esta antolog¨ªa de obras de su padre surgi¨® hace un a?o, y en principio iba a ser dedicada s¨®lo a su madre, pero el tema evolucion¨® y tom¨® la forma que ahora tiene esta excelente exhibici¨®n de la capacidad de ternura que era capaz de desplegar uno de los creadores m¨¢s geniales de este siglo. La exposici¨®n comprende gran parte de los retratos que Picasso hizo de su familia.
Maya Picasso, principal art¨ªfice de esta exposici¨®n, explica as¨ª su prop¨®sito al poner en marcha su idea de exponer la obra ¨ªntima de su padre: ?Yo quer¨ªa dedicarla en un comienzo exclusivamente a mi madre, pero, poco a poco, la he hecho basada en telas en que aparecen rostros y cuerpos enteros de toda la familia, mis hermanos, mis abuelos paternos y maternos, mi padre, yo y amigos de la familia?. ?Estas pinturas son completa mente diferentes a su obra en general. Nos ve a todos como ¨¦l nos ve¨ªa, y no como la gente nos ve, y en s¨ª, usted puede apreciar que es una pintura diferente, mucho m¨¢s ¨ªntima, mucho m¨¢s dulce, m¨¢s sentimental. La inspiraci¨®n es diferente. Tal vez los colores que llevamos. Pienso que es una exposici¨®n peculiar que va a gustar?.Picasso, supersticiosoMaya, de 45 a?os, elegante pero sin ostentaci¨®n, amable, sonriente y vital, difusa a ratos, recibe a EL PAIS en la suite del hotel m¨¢s lujo so de Ginebra. M¨¢s que hablar de la pintura de Pablo Picasso, prefiere evocar al ?hombre sencillo, supersticioso, amigo de sus amigos, m¨¢s pesimista que optimista, con un deje de tristeza, vital, y que se transformaba en una fiera cuando ten¨ªa que defender a un ser querido?. El Picasso que ?nunca aprendi¨® a conducir un coche y cuando le prestaron una bicicleta en Holanda la acept¨®, pero no mont¨® en ella, y recorri¨® la ciudad a pie llev¨¢ndola a su lado. No le gustaba hacer de portes?, nos dice Maya, ?pero caminaba de puntillas para que no le saliera barriga, a pesar de que com¨ªa poco, salvo cuando le tra¨ªan jam¨®n serrano u otras delicias t¨ªpicas de su pa¨ªs, lo que tambi¨¦n es demostrativo de su amor por Espa?a?.
Maya Ruiz Picasso dice que su padre ?ten¨ªa unas supersticiones que son cl¨¢sicas en Espa?a, es decir, no poner un sombrero encima de una cama, como los toreros; tambi¨¦n ten¨ªa la superstici¨®n de no llevar algo rojo, por temor a que le ocurriera algo a su familia. Sin embargo, una ma?ana se puso una corbata roja y a las pocas horas le anunciaron la muerte de su madre. Desde ese d¨ªa hizo m¨¢s v¨¢lida su prohibici¨®n a todos de vestir prendas de color rojo?.
Sobre sus amigos, Alberti, Eluard, Bret¨®n, Neruda y tantos otros, Maya nos dice: ?Ten¨ªa con sus amigos, los que usted ha nombrado y otros tantos, relaciones casi de amor, de pasi¨®n. Les quer¨ªa por unos detalles que hab¨ªa visto. Por ejemplo, si un d¨ªa le dieron el objeto justo qu¨¦ ¨¦l necesitaba o la palabra amistosa que necesitaba en aquel momento, lo agradec¨ªa toda la vida. Era una actitud estupenda. Siempre. recordaba gestos m¨ªnimos de la gente que por tal o cual motivo a ¨¦l le gustaban, y eran recuerdos para toda la vida. Por eso, sus amigos fueron amigos de una vida?.
?Volviendo indirectamente al Guernica, ?qu¨¦ dec¨ªa su padre en familia del r¨¦gimen de Franco??. Maya sonr¨ªe, dando a entender que dec¨ªa muchas cosas, y responde: ?Bueno, muy simplemente, dec¨ªa que no le gustaba; pero m¨¢s que eso lo padec¨ªa muy directamente, por no poder vivir en Espa?a a causa de Franco. Se enfadaba muchas veces cuando o¨ªa hablar de injusticias cometidas por la polic¨ªa, pero como no pod¨ªa hacer nada personalmente, pienso que hac¨ªa todo lo posible contra la dictadura con sus obras, con sus palabras y con sus escritos. Hac¨ªa todo lo posible por enterarse de lo que pasaba en su pa¨ªs. A m¨ª me mand¨® a Espa?a durante a?os y anos para que despu¨¦s le contara lo que ocurr¨ªa all¨¢. Desde luego, al regreso de Espa?a, me preguntaba muchas cosas, pero no quer¨ªa comprometerme, porque yo era muy joven. Me preguntaba por sus amigos, c¨®mo viv¨ªan, si no los persegu¨ªa la polic¨ªa, si ¨¦l no hab¨ªa hecho algo que pudiera contribuir a que la polic¨ªa los molestara. Francamente, lo viv¨ªa desde lejos, y c¨®mo sufr¨ªa. Le hubiera gustado volver a una Espa?a libre?. ??La Espa?a de hoy??, preguntamos. ? Ahora quiz¨¢ es mejor que antes, pero yo no puedo asegurarlo?. ??Y por qu¨¦ no viaja a Espa?a y sale de dudas??. La pregunta queda sin respuesta. Maya esboza s¨®lo una leve sonrisa. ??Y c¨®mo transcurrieron para su padre los a?os de la segunda guerra mundial??. ?Al principio de la guerra, casi todos los amigos le dijeron que se marchara a Estados Unidos o a M¨¦xico, pero ¨¦l se empe?¨® en un rotundo no y nos quedamos en Francia. No hab¨ªa mucho que comer. No ten¨ªamos combustible para la calefacci¨®n en invierno, pero se qued¨®, nos quedamos. Y cada d¨ªa hac¨ªa mucho para ayudara sus amigos jud¨ªos. Cada ma?ana, los alemanes ven¨ªan a casa, pero no le hac¨ªan nada. S¨®lo clavaban un cuchillo sobre la mesa y exclamaban: "Alors, monsieur Picasso". Y mi padre no dec¨ªa nada, aguantaba, porque sab¨ªa que as¨ª pod¨ªa seguir ayudando a sus amigos que lo necesitaban. Les daba dinero, comida; en fin, ayudaba de muchas maneras a la gente?.
"Una hija a la espa?ola"??Qu¨¦ educaci¨®n le dio a usted, c¨®mo enfocaba la vida en el caso suyo??. ?Quer¨ªa una hija m¨¢s bien como las espa?olas. Me bautizaron. Me envi¨® a un colegio religioso y en el hogar cada noche mi abuela materna tocaba el piano, ¨¦l cantaba y le gustaba contarme cosas de su juventud.
??A qu¨¦ atribuye usted en un hombre de principios de siglo tantos matrimonios y tontos divorcios??. ?Antes que nada hay que tener en cuenta que ha vivido mucho tiempo, y por su trabajo no es que necesitara inspiraciones, pero s¨ª sentimientos, y hay que comprender que los artistas necesitan del amor, de las desgracias, de la separaci¨®n, y en cada ¨¦poca de su vida tuvo influencias. Son sus diversas ¨¦pocas, marcadas por una necesidad de cambio; pero no pienso que era para hacer sufrir a las que fueron sus mujeres ... ?.
Babelia
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