La oposici¨®n cifra en mil muertos el balance de la represion de Casablanca
Si la oposici¨®n marroqu¨ª no miente -o no se equivoca- unas mil personas perdieron la vida en la represi¨®n a que dio lugar la huelga general convocada el d¨ªa 20 de junio pasado por la central socialista Confederaci¨®n Democr¨¢tica de Trabajadores (CDT). Mil muertos son muchos muertos, sobre todo para un pa¨ªs como Marruecos, que parece haber llegad¨¢ a una encrucijada de su historia.La econom¨ªa, dice la oposici¨®n, no puede progresar m¨¢s dentro de sus estructuras y organizaci¨®n actuales: las desigualdades sociales han llegado al l¨ªmite de lo humanamente soportable. Marruecos, que exportaba cereales durante la ¨¦poca del protectorado, ha de importar hoy una buena parte de sus necesidades alimentarias. El 60% de lo que ingresa por exportaciones lo gasta en petr¨®leo. La paz interna relativa, consecuencia de la unanimidad en torno al problema del Sahara, puede verse alterada ahora que el soberano acept¨® el refer¨¦ndum e, impl¨ªcitamente, el abandono del territorio si el veredicto de las urnas le es desfavorable.
Sectores cada vez m¨¢s amplios de una oposici¨®n ahora verdaderamente disminuida desde los sucesos de Casablanca de junio se preguntaban para qu¨¦ sirve una democracia en la que s¨®lo puede manifestarse el asentimiento con la pol¨ªtica oficial, para qu¨¦ un derecho a la huelga que s¨®lo pueden ejercitar centrales sindicales afines al r¨¦gimen, para que una libertad de Prensa que cuando se torna cr¨ªtica es suprimida, para qu¨¦ la permanencia en un Parlamento que consideran viciado, no s¨®lo por resultar de unas declaraciones trucadas, sino de un sistema electoral que prima al caciquismo en detrimento de los partidos aut¨¦nticamente nacionales y en el cual un tercio de los diputados son elegidos, por sufragio indirecto.
Una insolidaridad socialista con el monarca, ahora que ¨¦ste acept¨® el refer¨¦ndum, causar¨ªa probablemente m¨¢s perjuicio a la USFP (Uni¨®n Socialista de Fuerzas Populares) que al rey. Ser¨ªa una paradoja m¨¢s de las m¨²ltiples que existen, como la que concierne a los 150 prisioneros pol¨ªticos que a¨²n permanecen en las c¨¢rceles marroqu¨ªes desde el proceso de Casablanca en 1977, precisamente por defender entonces el derecho a la autodeterminaci¨®n de los saharauis.
Paradoja sobre paradoja: los a?os de c¨¢rcel hicieron recapacitar a esos presos, que en buena parte adoptaron las tesis oficiales de la marroquinidad del Sahara, ahora que oficialmente, al aceptar el refer¨¦ndum, se admite la posibilidad de una evoluc¨ª¨®n diferente.
Los aumentos de precio de cinco productos b¨¢sicos de primera necesidad -az¨²car, leche, mantequilla, harina y aceite de mesa-, decididos el 28 de mayo por el Gobierno, fueron la gota que desbord¨® la paciencia de los trabajadores ante unas medidas que reduc¨ªan de un,plumazo su poder adquisitivo en un 40%.
En el mes de octubre pasado, el FMI concedi¨® a Marruecos un cr¨¦dito permanente de mil millones de d¨®lares, el segundo en importancia concedido por el FMI despu¨¦s del recibido en junio por Turqu¨ªa, de 1.600 millones. A cambio, el FMI exigi¨® a Marruecos que equilibrase sus cuentas, presupuesto, que congelase los salarios, redujese las inversiones y disminuyese las subvenciones a los productos b¨¢sicos de primera necesidad que el Gobierno practica a trav¨¦s de la caja de compensaci¨®n.
Esta decisi¨®n se traduce en la necesidad de aumentar los precios de venta al p¨²blico de la harina (en un 40%), del az¨²car (35% a 50%), aceite (28%), leche (14%) y mantequilla (76%).La oposici¨®n y la mayor¨ªa de los partidos, incluidos los gubernamentales independientes e Istiqlal, critican al Gobierno por la inoportunidad de las medidas y solicitan su revocaci¨®n, a lo que el rey acceder¨¢ parcialmente reduciendo las alzas en un 50%.
Di¨¢logo dif¨ªcil
El di¨¢logo entre la oposici¨®n y el Gobierno se torna dific¨ªl, precisamente ahora que est¨¢ en discusi¨®n en el Parlamento el plan quinquenal 1981-1985. La oposic¨ª¨®n entiende que dicho plan mantiene los desequilibrios econ¨®micos actuales, con el agravante de repercutir m¨¢s a¨²n la crisis sobre los trabajadores. El compromiso contra¨ªdo con el FMI de readaptar los precios de los art¨ªculos de primera necesidad de manera continua a los precios del mercado internacional ser¨¢, a?aden, una fuente de conflicto.
La ¨²nica soluci¨®n est¨¢, creen los socialistas, en modificar el reparto actual de riquezas y rentas. Como el Gobierno no est¨¢ en absoluto dispuesto a hacerlo, afirmaba hace unos d¨ªas un dirigente socialista, no tiene otra opci¨®n por delante que reprimir de manera permanente a los trabajadores.
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