Bonn y Par¨ªs consolidaran sus "relaciones privilegiadas" en las conversaciones que hoy inician Schmidt y Mitterrand
Hoy y ma?ana se celebra, en Bonn, la primera cumbre franco-alemana, tras el acceso a la magistratura suprema francesa de Fran?ois Mitterrand. El eje Par¨ªs-Bonn, consolidado por la amistad personal del ex presidente Valery Giscard d'Estaing y el canciller de la Rep¨²blica Federal de Alemania (RFA), Helmut Schmidt, parece haber sido reemplazado por otro lema menos exclusivo: "relaciones privilegiadas". Pero, al igual que ayer, los franceses y alemanes "est¨¢n condenados a entenderse".
En v¨ªsperas de la reuni¨®n de los siete grandes pa¨ªses industrializados, en Ottawa, los pr¨®ximos d¨ªas 20 y 21 del presente mes, Schmidt y Mitterrand intentar¨¢n concertarse en materia diplom¨¢tica, econ¨®mica y social. La defensa europea, las dificultades del franco, la carest¨ªa del dinero impuesta por Estados Unidos y el paro, ser¨¢n temas esenciales.Mitterrand llegar¨¢ hoy a Bonn escoltado por la flor y nata de su Gobierno y sin ministros comunistas, detalle que, sin ser de importancia suprema, no es despreciable, seg¨²n noticias procedentes de la capital alemana. El bombo ser¨¢ el mismo de todas, o de casi todas, las cumbres entre ambos pa¨ªses, pero se acab¨® aquella especie de familiaridad que imprimieron a estas reuniones los dos compadres Giscard y Schmidt.
En contrapartida, quedan los hechos. Y los hechos., en este caso, son los dos pa¨ªses y sus intereses. Francia y la RFA, tercera y cuarta potencias en el ranking mundial, son los dos pa¨ªses que m¨¢s se compran y se venden entre ellos; en materia diplom¨¢tica, incluso tras la llegada del mitterrandismo, mantienen actitudes similares. Y sus ambiciones sociales no son dispares.
Divergencias
En estos tres terrenos, que se desglosan a continuaci¨®n, existen fricciones, o divergencias, pero los imperativos de la actualidad favorecen el entendimiento entre el presidente galo y el canciller alem¨¢n.1. Problemas internacionales. Este sector aporta uno de los temas que se abordar¨¢n de manera preferente en Bonn y que, por a?adidura, fortalecer¨¢n el entendimiento franco-alem¨¢n del momento. Se trata de las relaciones Este-Oeste y, m¨¢s concretamente, de la defensa, es decir, de la cuesti¨®n de las armas euroestrat¨¦gicas, o misiles de alcance medio. El tema es conocido: para contrarrestar los cohetes SS-20 sovi¨¦ticos (250 instalados ya, apuntando a Europa Occidental, la OTAN ha decidido modernizarse implantando, en territorio alem¨¢n, los Pershing 2.
El canciller alem¨¢n defiende esta estrategia de defensa, pero, de manera creciente, el ala izquierda de su partido y la mayor¨ªa de la opini¨®n alemana seg¨²n algunos sondeos sobre la cuesti¨®n se oponen de manera ostensible a un rearme que consideran in¨²til y peligroso. Este neutralismo o estrategia pacifista gana cada d¨ªa m¨¢s adeptos. La precariedad de la situaci¨®n pol¨ªtica del canciller se debe, en gran parte, a ese tema y, de aqu¨ª, el valor impagable del apoyo total que le ofrece, en estos momentos, el socialista Mitterrand.
2. Temas econ¨®micos. Franceses y alemanes denuncian la carest¨ªa del dinero, decretada por Washington y factor de agravamiento de la recesi¨®n occidental, pero Bonn es menos virulento porque el marco sufre menos que el franco.
3. Pol¨ªtica social. Par¨ªs y Bonn enfocan de manera diferente la estrategia global para luchar contra la crisis. Para Mitterrand, el objetivo n¨²mero uno es la lucha contra el paro, y no contra la inflaci¨®n, que es lo que sigue pensando Schmidt.
Consecuencias de esta divergencia te¨®rica: el espacio social europeo, con la semana de 35 horas de trabajo, en tanto que instrumento anticrisis propuesto por las nuevas autoridades galas, choca con la estrategia de saneamiento econ¨®mico-monetario alem¨¢n.
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