La "fiebre de la boda" provoca un colapso circulatorio en Londres
A las 12.30 horas de ma?ana, hora de Madrid, ladi Diana Spencer se convertir¨¢ en la princesa de Gales y esposa del heredero de la corona brit¨¢nica. La fiebre de la boda subi¨® ayer a m¨¢ximos alarmantes, sucedi¨¦ndose impresionantes atascos en el centro de Londres, mientras la polic¨ªa, en la mayor operaci¨®n jam¨¢s emprendida, examin¨® con lupa, incluidos detectores de metales, la ruta que seguir¨¢ el cortejo real.
El Comit¨¦ Irland¨¦s contra los Bloques H, grupo de apoyo a las huelgas de hambre de los presos del IRA, se?al¨® ayer que el regocijo en torno al enlace real era obsceno, y solicit¨® a los empleados de la televisi¨®n de Dubl¨ªn -que transmitir¨¢ siete horas de boda- que desconecten. En la c¨¢rcel de Maze, a las afueras de Belfast, hay ocho presos republicanos en huelga de hambre, y dos de ellos podr¨ªan fallecer en las pr¨®ximas horas. Kieran Dougherty, que acaba de ser elegido diputado del Parlamento irland¨¦s, y Kevin Lynch. Dougherty y Lynch llevan 67 y 66 d¨ªas, respectivamente, sin comerAyer, en los alrededores de Fleet Street, coraz¨®n period¨ªstico de la capital brit¨¢nica, resultaba dif¨ªcil circular y casi imposible encontrar un taxi disponible. Decoradores y carpinteros realizaban horas extraordinarias para desplegar -a veces, destilando buen gusto, y en las m¨¢s, con aires empalagosos- los colores de la bandera tricolor (azul, blanco y rojo) en sus escaparates.
El lleno era ayer total en el centro de la capital, aunque, a pesar de las previsiones de los tours operators, todav¨ªa es posible encontrar habitaci¨®n en los hoteles.
Londres se ha transformado, de la noche a la ma?ana, en una ciudad tremendamente ruidosa. Por el aire sobrevuelan continuamente los helic¨®pteros, revisando las terrazas y los tejados de los edificios que flanquean los cuatro kil¨®metros que separan el palacio de Buckingham de la catedral de San Pablo. Por las calles piden paso, in¨²tilmente, las ambulancias, los coches de bomberos y las patrullas policiales. Y desde todas las esquinas se ponen en venta los m¨¢s diversos objetos con la sonrisa de los reales contrayentes.
Un cuarto de mill¨®n de curiosos
Al anochecer de hoy, el silencio volver¨¢ a ense?orearse, hasta las primeras horas de la madrugada, de las calles c¨¦ntricas. Poco a poco, la polic¨ªa ir¨¢ cerrando al tr¨¢fico toda la zona que, seg¨²n pasen las horas, se llenar¨¢ de gente hasta los topes. Se calcula en un cuarto de mill¨®n el n¨²mero de curiosos que preferir¨¢n ver pasar el cortejo en directo que seguir todo el ceremonial por televisi¨®n. M¨¢s de un turista ha tomado posiciones en las aceras con sus sacos de dormir y sus provisiones.Londres ha llegado a ese momento en que los protagonistas del espect¨¢culo han pasado a ser los propios visitantes, algunos tocados con gorros tricolores, otros con pegatinas en donde sonr¨ªen Diana o Carlos, y los m¨¢s, aprovechando la excusa de la boda real para ir de rebajas. En el popurr¨ª-tur¨ªstico se entremezclan a partes iguales los ciudadanos nacionales y los extranjeros.
Mientras tanto, en el palacio de Buckingham los preparativos est¨¢n a punto de desbordar a los organizadores, seg¨²n reconoci¨® ayer ante los periodistas el jefe de Prensa de la casa real, Michael Shear. Anoche, la reina Isabel Il ofreci¨® una cena privada a un millar de amigos y familiares, y esta noche los monarcas y jefes de Estado que estar¨¢n presentes en el enlace de Carlos y Diana asistir¨¢n en palacio a la despedida de soltero del heredero de la corona, para, desde all¨ª, trasladarse a Hyde Park y contemplar un grandioso espect¨¢culo de fuegos artificiales, con los que culminar¨¢ la v¨ªspera de la boda real.
Desde el domingo se suceden ensayos de las diversas ceremonias, "para que todo salga a la perfecci¨®n". A una hora m¨¢s que temprana, las seis de la ma?ana del domingo, un simulacro de cortejo recorri¨® el itinerario oficial, y ayer y hoy, el interior de la catedral de San Pablo se ha transformado en una especie de escenario donde se repiten una y otra vez los m¨¢s m¨ªnimos movimientos de la ceremonia nupcial de ma?ana en la realidad. Los actos se iniciar¨¢n ma?ana, a las once de la ma?ana, hora de Madrid, para culminar a las 14.15 horas, aproximadamente, cuando los nuevos esposos aparezcan ante sus futuros s¨²bditos en la balconada principal del palacio de Buckingham. Tres horas m¨¢s tarde, Diana y Carlos iniciar¨¢n su luna de miel, que les llevar¨¢ a Gibraltar, y desde all¨ª, a bordo del buque Britannia, a recorrer durante dos semanas el Mediterr¨¢neo, con escala en Chipre.
La ¨²ltima aparici¨®n en p¨²blico de ladi Diana, antes de que salga de Clarence House, a las 11.35 horas (hora de Madrid) de ma?ana, fue el domingo, en los campos de polo de Windsor, para ver a su futuro marido jugar contra Espa?a. Ladi Diana lleg¨® en un coche que conduc¨ªa el pr¨ªncipe Carlos, recuperada ya de la crisis del s¨¢bado, provocada por la repentina presencia de cientos de fot¨®grafos. Ladi Di se sent¨® en una de las filas traseras del palco real -pues a¨²n no es parte de la realeza brit¨¢nica-.
La victoria del Reino Unido sobre Espa?a en polo fue total, diez a cinco. Claro est¨¢ que los espa?oles montaban caballos prestados, pero los arduos esfuerzos de Rafael Echevariete fueron in¨²tiles. Pero daba igual. Todas las miradas estaban puestas en el pr¨ªncipe de Gales, que jug¨® con una careta protectora especial, sin que nada le ocurriera, y en el palco real.
"Enfermedad diplom¨¢tica" de Caramanlis
All¨ª estaban la reina Isabel II, el duque de Edimburgo, la princesa a Ana, la primera dama de Estados Unidos, Nancy Reagan. Esta no le hizo una reverencia a la soberana brit¨¢nica, s¨ª un gesto raro, que no se sab¨ªa muy bien qu¨¦ era, al tiempo que le daba la mano. La esposa del presidente norteamericano se march¨® antes de que terminara el partido. Constantino, que no paraba de hablar con la reina Isabel, ha sido el protagonista de un incidente diplom¨¢tico, pues su invitaci¨®n a la boda ven¨ªa cursada como rey de los helenos.El presidente griego, Constantino Caramanlis, no vendr¨¢ por fin a esta gran ocasi¨®n, con la excusa de una piedra en el ri?¨®n. Fuentes pol¨ªticas atenienses se?alan que se trata de una enfermedad diplom¨¢tica para evitar as¨ª encontrarse de cara con el depuesto rey de Grecia. En lugar del presidente griego vendr¨¢ el primer ministro, George Rallis.
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