En l¨ªnea de torer¨ªa

El Cesterito est¨¢ en l¨ªnea de toreria y su apodo tambi¨¦n. Que un torero, a estas alturas, se llame Cesterito supone reavivar a?oranzas de la tauromaquia a?eja. Otro se deber¨ªa llamar El Bu?olero. Y el chulo-toriles, Chulo Toriles. En esta hora de pegapases seriados conviene desempolvar todo lo que tenga un asomo de torer¨ªa, de momento no importa que sea ancestral o por ah¨ª, para devolverle color, sabor y olor a la fiesta.La fiesta debe ser como fue siempre -tan brava, tan quintaesenciada, tan personal, tan alegre y dram¨¢tica, tan contradictoria-, y lo que la promocione, en avanzadilla hacia el siglo XXI. Porque, por ejemplo, est¨¢ bien que el d¨ªa de la Paloma haya en Las Ventas corrida, y despu¨¦s regalos y verbena, pero si no se entera nadie -como ocurri¨®, porque apenas lo anunciaron- lo mismo habr¨ªa sido que cerraran la plaza.

De manera que Cesteritos vengan, y con ganas de hacer el toreo, que ¨¦ste las tiene y lo demuestra tanto con el capote, pretendiendo dirigir la lidia, ganando terreno en los lances a la ver¨®nica, etc¨¦tera, como con la muleta, que maneja con t¨¦cnica cl¨¢sica, aquella de cargar la suerte y mandar en el viaje. En su primero consiguio, de esta guisa, unos redondos muy interesantes, en la largura que permit¨ªan los tan cacareados y hoy casi olvidados tiempos de parar-templar-mandar. Con la izquierda se acopl¨® menos, quiz¨¢ porque a¨²n no tiene soltura. Es un novillero, claro. En el sexto, de media arrancada, estuvo voluntarioso y de cuantos pases intent¨® destacaron un improvisado molinete con la izquierda y un hondo macheteo a dos manos.

Est¨¢ en l¨ªnea de torer¨ªa Cesterito y hay que subrayarlo por cuanto tiene de esperanzador que los novilleros empiecen a perder la referencia de los aburridos y seriados pegapases, para fijarla en los maestros que construyeron la tau romaquia. En realidad, la mayor parte de los novilleros est¨¢ en el camino del buen toreo. Luego les sale, no les sale. A Galindo y a Sand¨ªn les sali¨® m¨¢s bien poco. Galindo tiene en su haber la serie dad con que aguant¨® la noble, pero a su vez fuerte, embestida por el pit¨®n izquierdo del cuarto novillo -ejemplar de trap¨ªo, casi toro-, el cual era un manso declarado que lleg¨® sin suficiente castigo al ¨²ltimo tercio. Sand¨ªn, un par de do bladas en su primero.

Ambos pusieron voluntad en todos los tercios (Sand¨ªn tambi¨¦n banderille¨®, aunque muy mal), y participaron en la brega. Sucedi¨®, sin embargo, que apenas lograron lucimiento, pues la novillada sali¨® con mansedumbre y siento, y los problemas que en conjunto planteaba eran excesivos para los novilleros. Ya cuajar¨¢n, si es que est¨¢ escrito que cuajen.