El teniente general Caruana justifica por que no arrest¨® a Milans del Bosch el 23-F
El recientemente nombrado teniente general Luis Caruana era gobernador militar de la plaza de Valencia el 23 de febrero pasado, fecha en que se produjo el intento de golpe de Estado que tuvo en la regi¨®n valenciana especial incidencia, tras el asalto al Congreso de los Diputados en Madrid.
El actual teniente general Caruana prest¨® declaraci¨®n en el sumario incoado por los sucesos del 23 y 24 de febrero, declaraci¨®n a la que ha tenido acceso Europa Press, y que, en resumen, es la siguiente:? El d¨ªa 23 por la ma?ana, el Estado Mayor de Capitan¨ªa me orden¨® poner en marcha la Operaci¨®n Turia, que consist¨ªa en una vigilancia por parte de las tres compa?¨ªas de polic¨ªa militar de itinerarios, viviendas y sectores de Valencia, bajo el control del jefe de d¨ªa. Era normal que de vez en cuando se hiciera este ejercicio, sobre todo si hab¨ªa alg¨²n indicio de amenazas de ETA?.
?A las 15.30 horas llegu¨¦ a mi despacho como todas las tardes y se puso en funcionamiento la Operaci¨®n Turia. Me llamaron de Capitan¨ªa para que fuera a ver al capit¨¢n general a las 17.30 horas sin decirme para qu¨¦?.
Fui a Capitan¨ªa a esa hora, y en el despacho de ayudantes me encontr¨¦ a los dem¨¢s generales. Sali¨® el capit¨¢n general de su despacho y nos hizo pasar a una salita, donde nos sentamos. Nos dijo que esperaba un grave acontecimiento en Madrid y que cuando pasara, le ten¨ªa que llamar el general Armada. Que s¨ª suced¨ªa, pensaba publicar un manifiesto que nos ley¨®. A todos nos pareci¨® bien en principio, ya que era para mantener el orden y la tranquilidad en la ciudad y regi¨®n. El manifiesto reg¨ªa hasta que se recibieran ¨®rdenes del Rey o de la superioridad, y terminaba con el ?Viva al Rey! y a Espa?a que sucrib¨ªamos todos?.
?Al terminar de leer el manifiesto le pregunt¨¦: "Dame ¨®rdenes y misiones", a lo que me contest¨®: "T¨² te vas al Gobierno Civil y cooperas con el gobernador civil con diplomacia para que se mantenga el orden, no haya disturbios, manifestaciones ni jaleos en la calle". Yo pensaba que todo eran imaginaciones y que no iba a pasar nada, cuando al poco tiempo entr¨® el coronel Iba?ez, excitado, dando la noticia de la irrupci¨®n. en el Congreso de la Guardia Civil, y que se hab¨ªan o¨ªdo disparos y r¨¢fagas?.
?Pasamos r¨¢pidamente al despacho de su excelencia, donde hab¨ªa un transitor, y o¨ªmos las voces y disparos de los primeros momentos?.
?Empezaron a sonar los tel¨¦fonos y creo que el capit¨¢n general pidi¨® que le pusieran con Armada. En realidad est¨¢bamos todos pendientes de la radio, aunque de vez en cuando sonaba el tel¨¦fono y se pon¨ªan el coronel Iba?ez o el general Urrutia?.
Mantener el orden p¨²blico
?Yo le pregunt¨¦ al capit¨¢n general si me iba al Gobierno Civil, y me dijo que s¨ª, pero antes iba a llamar ¨¦l al gobernador, lo que hizo delante de m¨ª, dici¨¦ndole que me enviaba a m¨ª para cooperar con ¨¦l y que asum¨ªa todos los poderes. A m¨ª me volvi¨® a recalcar que tuviera mano Izquierda y diplomacia para evitar roces o conflictos, y que de lo que se trataba era de mantener el orden p¨²blico?.
?Creo que llegu¨¦. al Gobierno Civil sobre las siete de la tarde, y entr¨¦ en el despacho del gobernador, que estaba con Jos¨¦ Luis, Manglano (UCD), que se march¨® despu¨¦s de saludarnos. Manglano dijo que la gente de UCD estaba concentrada en el local de la calle de Avellanas, y tanto el gobernador civil como yo le aconsejamos que se marchasen a sus casas. El gobernador y yo seguimos juntos en su despacho, pendientes del transistor (que se o¨ªa muy mal), y yo le atend¨ªa las m¨²ltiples llamadas telef¨®nicas (alcalde; presidente de la Diputaci¨®n, Gal¨¢n, del PCE de Valencia, y otras provincias espa?olas, Presidencia del Gobierno, Mell¨¢, etc¨¦tera)?.
?En realidad, el gobernador civil actu¨® en todo momento, aunque yo me enteraba en parte de lo que hac¨ªa y dec¨ªa. Tambi¨¦n vinieron muchas visitas asustadas y con cara extra?a cuando me ve¨ªan en el despacho. Entre ellas, el se?or Lorca, de CC OO; el rector de la Universidad, el vicerrector del Polit¨¦cnico, el alcalde y alguien m¨¢s?.
?El gobernador me pidi¨® permiso para reunir la Junta de Defensa, y as¨ª vinieron el jefe superior de Polic¨ªa, los mandos de la Guardia Civil y Polic¨ªa Nacional, y me inform¨® que iban a redactar un acta donde constar¨ªa que reunida la Junta, y habiendo tomado el mando el capit¨¢n general, no ten¨ªa nada que actuar, aunque seguir¨ªan reunidos a la espera de acontecimientos?.
?El general Hermosilla, de la Guardia Civil, tambi¨¦n se incorpor¨® de paisano, diciendo que ven¨ªa de Capitan¨ªa. En realidad est¨¢bamos todos pendientes de la radio y de los tel¨¦fonos, a los que atend¨ªa el gobernador, que no paraban?.
?Con qui¨¦n est¨¢s: con Jaime o con el Rey?"
?Debi¨® ser sobre la una de la madrugada cuando me llam¨® el teniente general Gabeiras. La conversaci¨®n con ¨¦l fue poco m¨¢s o menos: "Hola, Caruana: ?sabes que tu capit¨¢n general se ha sublevado?". Yo respond¨ª: "No, mi general; el capit¨¢n general est¨¢ actuando para mantener el orden, y el Rey est¨¢ en conocimiento de lo que hace". Gabeiras agreg¨®: "Te digo que no, que por tres veces fe ha dado el Rey la orden y se niega a obedecerla". "Mi general", dije: "yo s¨¦ que Jaime est¨¢ en contacto con la Zarzuela". Gabeiras me pregunt¨®: "?T¨² con qui¨¦n est¨¢scon Jaime o con el Rey?". "Con el Rey, por supuesto; pero Jaime est¨¢ en contacto con el Rey". Nuevamente, Gabeiras dijo: "Est¨¢s en un error. Vete a Capitan¨ªa, arrestas al capit¨¢n general y te constituyes t¨² en capit¨¢n general". A esto repliqu¨¦: "Mi general, hay un general de divisi¨®n m¨¢s antiguo que yo". Gabeiras se?al¨®: "No hay forma de localizar a Le¨®n Pizarro. Ya lo he intentado repetidas veces". Pregunt¨¦: "?Qu¨¦ quieres, que vaya yo? Es una papeleta, pero ahora. mismo salgo para Capitan¨ªa y te llamar¨¦ desde all¨ª"?.
?Con anterioridad, sobre las 21.00 o las 21.30 horas, vi aparecer un carro de combate y jeeps que se apostaron en la puerta del Gobierno Civil. Tambi¨¦n el manifiesto por radio del capit¨¢n general lo o¨ª muy mal en el Gobierno, y lo hab¨ªan sacado en taquigraf¨ªa, por lo que el gobernador me dio una fotocop¨ªa?.
?Fui a Capitan¨ªa y entr¨¦ en el despacho del capit¨¢n general. Creo que estaba all¨ª el general Urrutia, el coronel Ib¨¢?ez y alguien m¨¢s. Jaime estaba hablando por tel¨¦fono, y cuando termin¨® me acerqu¨¦ a su mesa y le dije: "Mi general, traigo orden del teniente general Gabeiras de que te consideres arrestado en tu domicilio, y a hacerme cargo de la Capitan¨ªa". Se sonri¨®, y cogiendo el rev¨®lver que ten¨ªa encima de la mesa me dijo: "Atr¨¦vete"?.
?"Mi general", le dije, "puedes pegarme un tiro, pero creo que deber¨ªas retirar las tropas hacia sus acuartelamientos. Eres el ¨²nico, que has sacado las tropas, y no hay raz¨®n ni motivo para esta situaci¨®n". Creo que fue entonces cuando llamaron por tel¨¦fono de la Zarzuela, y le o¨ª decir: "A las ¨®rdenes de Vuestra Majestad, Se?or, mi lealtad hasta el fin. Son unas unidades de vigilancia para mantener el orden". Y cuando colg¨® el tel¨¦fono dio inmediatamente la orden de retirar las fuerzas a sus acuartelamientos, lo que se hizo inmediatamente ?.
"?C¨®mo iba a arrestar al capit¨¢n general?"
?Llam¨¦ al teniente general Gabeiras y le dije que Jaime hab¨ªa hablado delante de m¨ª personalmente, con el Rey, y que ¨¦ste le deb¨ªa de haber dado la orden de retirar las fuerzas, lo que se estaba cumpliendo. Gabeiras no se fiaba, y me dijo: "Espera un minuto"; pero, al pasar m¨¢s tiempo, colgu¨¦ pensando que se hab¨ªa cortado?.
?A los cinco minutos me volvi¨® a llamar Gabeiras y me dijo que era verdad que Jaime hab¨ªa hablado con el Rey. Me pregunt¨® si las tropas se estaban retirando, lo que contest¨¦ afirmativamente. ?C¨®mo iba yo a arrestar al capit¨¢n general si acababa de hablar con Su Majestad? Estuve alg¨²n tiempo, pero me volv¨ª al Gobierno Civil y all¨ª o¨ª el mensaje del Rey, aunque quiz¨¢ no era la primera vez que lo dec¨ªan?.
?Me di cuenta de que el gobernador estaba violento, pues, seg¨²n el mensaje del Rey, los gobernadores deb¨ªan volver a sus funciones y autoridad?.
?A eso de las 3.30 horas volv¨ª a Capitan¨ªa llevando el peri¨®dico Las Provincias, y, sent¨¢ndome al lado del capit¨¢n general, trat¨¦ de convencerle de que con el mensaje del Rey no pod¨ªa mantener el manifiesto en vigor. Eramos la ¨²nica regi¨®n de Espa?a con el toque de queda y dem¨¢s medidas del manifiesto. El mismo hab¨ªa puesto que estaba en vigor hasta recibir instrucciones del Rey, y ya las. ten¨ªa. Consult¨® con el general Urrutia, que estaba presente, y me dio la raz¨®n, as¨ª como el teniente coronel Pacheco, de su Estado Mayor, que tambi¨¦n me apoy¨®. Al fin orden¨® que se redactara la orden por la que se anulaba el manifiesto. Y al decirle yo de llamar al gobernador, lo hizo ¨¦l en persona, dici¨¦ndole que quedaba sin efecto el manifiesto y volv¨ªa a entrar en sus funciones. Deb¨ªan ser como las 4.30 horas?.
?Ya no volv¨ª al Gobierno Civil, y estuve con Jaime y su Estado Mayor hasta las siete de la ma?ana, siguiendo las incidencias del Congreso y viendo c¨®mo Jaime hablaba con la Zarzuela, con Tejero, con Pardo, Armada, etc¨¦tera, preocupados todos por la soluci¨®n que tendr¨ªa el desenlace de la situaci¨®n. Sobre las siete de la ma?ana fui a mi casa a arreglarme, y a las 8.30 horas estaba en mi despacho, llamando al capit¨¢n general para decirle que segu¨ªa en mi sitio?.
En las declaraciones de Caruana al sumario se incluyen algunas aclaraciones al anterior relato, entre las que destaca la siguiente: ? En la conversaci¨®n que mantuvieron Tejero y el teniente general Milans del Bosch, este ¨²ltimo dec¨ªa del primero: "?Este t¨ªo est¨¢ loco!", pues Tejero le dec¨ªa que s¨®lo le quer¨ªa a ¨¦l como jefe del Gobierno, y que eso no era as¨ª?.
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