Doce orejas y un rabo para presumir
Doce orejas y un rabo se cortaron ayer en San Sebasti¨¢n de los Reyes, en realidad por nada, si no era para presumir. No toda esta casquer¨ªa la pidi¨® el p¨²blico, pero hab¨ªa un presidente empe?ado en derramar sus dones sobre las manos limosneras de los toreros. Mucho don y mucha mano limosnera hab¨ªa ayer en San Sebasti¨¢n de los Reyes, no se sabe bien si de arriba abajo, o de abajo arriba, o en ambos sentidos.Lo que no hubo fue toreo ni toros. Tampoco le importaba demasiado a casi nadie. A la gente, en su mayor¨ªa, lo que le importaba de verdad era poder decir: ?Hemos visto doce orejas y un rabo?. M¨¢s que nada para cont¨¢rselo a los vecinos que no hab¨ªan ido a la plaza y presumir.
La t¨ªa Enrica, que va todos los a?os desde Alcobendas, presume as¨ª con su vecina de arriba, Luisa Fernanda Arrebolillo, que llaman la Manida (pues tiene su historia) y les vale para estar sin hablarse un mes. La t¨ªa Enrica mira por encim a del hombro a la Manida, la Manida va diciendo por ah¨ª que la t¨ªa Enrica es una asquerosa, pues sabe de muy buena tinta que una vez estuvo en Las Ventas, donde no hubo orejas, pero s¨ª avisos, y bien que se lo call¨®.
Plaza de San Sebasti¨¢n de los Reyes
28 de agosto. Cuarta de feria. Cinco toros de Arribas y cuarto de Felipe Bartolom¨¦, sin trap¨ªo ni temperamento, flojos, d¨®ciles, sospechos¨ªsimos de pitones. Palomo Linares, bajonazo tendido y dos descabellos (dos orejas). Estocada (dos orejas y rabo). Jos¨¦ Mari Manzanares, bajonazo (dos orejas con protestas). Pinchazo hondo y estocada (dos orejas). Ortega Cano, estocada baja y, tres descabellos (dos orejas). Tres pinchazos y descahello (dos orejas). Hubo un lleno. Los tres espadas salieron a hombros.
Es propio de la condici¨®n humana en los toros presumir de que se ha visto una buena corrida. A tanto llega que si la corrida resulta mala hay espectadores (y espectadoras, sobre todo) que niegan haberla visto, hasta tres veces lo niegan.
Es el evangelio del espectador de feria: la corrida se mide, o rn¨¢s bien se valora, por las orejas y los rabos concedidos. Ni le hables de c¨®mo fue el toro, del desarrollo de la lidia, de la actividad de los subalternos, de la bravura o la mansedumbre que las reses mostraron en varas, de esas mismas varas y del poder de los astados, de la calidad de las faenas. Orejas y rabos son triunfos, y al final s¨®lo sabr¨¢ decir: ?Hemos visto doce orejas y un rabo, ?toma ya!?.
Otro evangelio -este para aficionados, pero sobre todo para el sentido com¨²n- es que sin toro no puede haber corrida, y si seguimos el razonamiento es absolutamente cierto que no hubo corrida ayer en San Sebasti¨¢n de los Reyes. Lo que ocurri¨® fue que salieron unos animalitos con temperamento de borregos que daban la sensaci¨®n de afeitad¨ªsimos por la parte de delante que llaman cuerna (en las puntas, mayormente), y que salieron unas figuras, las cuales pegaron del orden de 849 pases, que ser¨ªan 903 si a?adirnos los 54 no contabilizados por un prurito purista del que ya nos estamos arrepintiendo, y que corresponden a los que se quedaron a medias cuando los borreguitos, incapaces de seguir la suerte, rodaban desmayados por la arena.
Una interesante variante de los 849 pases la dio Palomo Linares en su raci¨®n, pues de los suyos, un 39.44% los instrument¨® de rodillas. En ocasiones coincid¨ªan de rodillas toro y torero, lo cual resultaba m¨¢s hermoso. A estas raras habilidades le llaman La Tauromaquia Minusval.
El jueves, el pueblo se preguntaba con inquetud si hay autoridad. Ayer no se preguntaba nada, pues ya conoce la respuesta. La fiesta es un melonar sin amo, y aqu¨ª entra a saco todo el que quiere.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.