Ideolog¨ªa y empresa
SEPULTANDO EN la noche de los tiempos el recuerdo de los congresos del sindicalismo vertical, el presidente reelecto de la Confederaci¨®n Espa?ola de Organizaciones Empresariales (CEOE) ha presentado ante la asamblea de su asociaci¨®n y ante ].a opini¨®n p¨²blica espa?ola sus opiniones sobre la situaci¨®n econ¨®mica y pol¨ªtica del pa¨ªs.El presidente de la CEOE casi no ha dejado t¨ªtere con cabeza. Sus quejas contra una pol¨ªtica econ¨®mica incapaz de recortar los gastos corrientes improductivos, de frenar el desempleo y de sanear la empresa p¨²blica poseen fundamentos bastante m¨¢s s¨®lidos que sus imprecaciones contra la reforma fiscal, la gesti¨®n de los ayuntamientos democr¨¢ticos y los costes salariales. Sin embargo hay una incoherencia demasiado visible en su intento de arrojar todas las responsabilidades de la crisis a los pactos de la Moncloa y a la gesti¨®n anterior y de librar de salpicaduras al actual presidente del Gobierno -ministro de Comercio, de las Relaciones con Europa y vicepresidente econ¨®mico en anteriores Gabinetes-. No se precisa demasiada sagacidad para interpretar que los deseos de Ferrer Salat de que el actual Gobierno se desprenda "de las reminiscencias de nuestro pasado reciente" equivalen a una vigorosa apuesta en favor de la transformaci¨®n de UCD o de una coalici¨®n edificada sobre sus ruinas, en esa formaci¨®n de la gran derecha con que la plataforma moderada, los clubes liberales y Fraga -entre otros grupos y personas- tientan a Leopoldo Calvo Sotelo. En este sentido, el presidente de la CEOE no hace s¨®lo pol¨ªtica, entendida en sentido gen¨¦rico como actividad p¨²blica, sino tambi¨¦n pol¨ªtica de partido, como si pretendiera crear en la c¨²pula gubernamental una cabeza de playa que permitiera a un sector de dirigentes de la CEOE -no todos procedentes de las empresas y de la sociedad civil, sino tambi¨¦n del aparato del Estado realizar un desembarco en el poder ejecutivo y en el partido que le apoya parlamentariamente.
La preocupaci¨®n pol¨ªtica y partidista resulta tan intensa, pese a las protestas de independencia de la CEOE "respecto del Gobierno y de las fuerzas pol¨ªticas", que explica la absoluta y lamentable ausencia de elementos reflexivos y cr¨ªticos sobre las responsabilidades de un sector del empresariado en las suspensiones de pago, las quiebras y los cierres de negocios inviables durante los ¨²ltimos a?os. La t¨¢ctica de exportar todas las culpas hacia el exterior desfigura inevitablemente unos diagn¨®sticos valiosos y acertados en muchos aspectos, pero utilizados en este caso como arma arrojadiza con una intenci¨®n obvia.
Muchos empresarios espa?oles, acostumbrados durante demasiados a?os a un clima social dominado por la prohibici¨®n legal de los sindicatos y las huelgas, aspirantes a los circuitos privilegiados de cr¨¦dito o a las licencias digitales de importaci¨®n o de apertura de negocios, protegidos de la competencia exterior por fuertes aranceles o medidas aut¨¢rquicas y renuentes a reinvertir los beneficios en la modernizaci¨®n de sus industrias, son tambi¨¦n responsables de algunas de las cosas que suceden. Y eso lo ha callado, aun sabi¨¦ndolo, Ferrer Salat.
El presidente de la CEOE est¨¢ en su derecho de apoyar al Gobierno de Leopoldo Calvo Sotelo o tratar de controlarlo o influirlo desde dentro. Sus consejos acerca de la estrategia que deber¨ªa seguir el actual Gobierno para no perder las pr¨®ximas elecciones se inscriben, parece, en esa tentativa de la CEOE de mantener con UCD relaciones sim¨¦tricas a las que UGT guarda con el PSOE. La descripci¨®n que ha hecho Ferrer Salat de la opci¨®n socialista en Espa?a desmerece, sin embargo -creemos-, de su imagen europea, moderna y renovadora.
Finalmente, el discurso de Ferrer Salat apenas se pronuncia sobre la forma de avanzar hacia esa econom¨ªa de mercado que propugna como paradigma natural de los empresarios. A la hora de las cr¨ªticas, no hay una sola referencia a la reestructuraci¨®n industrial (incluida la industria textil) ni a las mil maneras que los empresarios tienen de escamotear la competencia en nuestro sistema de mercado. Quiere decirse que ha sido un discurso m¨¢s ideol¨®gico que otra cosa. Y es una pena, porque estamos sobrados de ideolog¨ªas y no parec¨ªa que fuera la misi¨®n de la CEOE abundar en ellas.
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