Un premio, una mujer

El sentido com¨²n se ha impuesto por encima de cualquier otra circunstancias, y A?os pl¨²mbeos, de Margarita von Trotta, se ha alzado con el Le¨®n de Oro en esta 49, edici¨®n de la Mostra. Ha sido, sin duda alguna, la pel¨ªcula mejor acogida por la cr¨ªtica y el p¨²blico, en la Prensa y en la entusiasta y prolongada ovaci¨®n, que debe haber sorprendido incluso a la realizadora. Su tratamiento de un problema tan actual como el terrorismo y su modo de afrontarlo sin caer en sus mismos excesos, aun aludiendo a tiempos pasados, su estudio de la ni?ez y juventud de ambas protagonistas, as¨ª como la perfecta realizaci¨®n, han acabado por reducir al absurdo cualquier comparaci¨®n con otras pel¨ªculas proyectadas aqu¨ª en concurso, tanto extranjeras como nacionales, y muy por debajo de su categor¨ªa.El Le¨®n de Oro para la mejor ¨®pera prima, tal como se esperaba, encamin¨® sus pasos hacia Yugoslavia, por donde, en autom¨®vil, viene su autor dispuesto a recibir el premio con el permiso de salida correspondiente. La raz¨®n de tal necesidad estriba en el hecho de que su realizador es militar, y s¨®lo en caso de resultar premiado, dadas las caracter¨ªsticas de su pa¨ªs, podr¨ªa abandonar por unos d¨ªas su patria. Humor aparte, es preciso elogiar el de su historia, donde el marxismo, entendido de un modo divertido y original, sirve de pretexto para contar la historia de unos adolescentes que, como todos, socialistas o no, tratan de llegar a ser hombres entre encuentros furtivos y, en este caso, la necesidad de fundar un club rural a trav¨¦s del cual comunicarse intentando superar pasadas inhibiciones.

El tercer Le¨®n re¨²ne dos filmes dispares: uno, de vieja raigambre social, un tanto idealista, bien realizado e interpretado en el estilo de lo que en Espa?a se entend¨ªa por literatura social all¨¢ por los a?os cincuenta o sesenta. El segundo, galardonado juntamente con ¨¦l, premia a Nanni Moretti, una especie de Woody Allen mediterr¨¢neo y un tanto elemental que en la Italia de hoy hace furor. Su modo de entender el cine, un tanto parecido al que llevan a cabo tantos j¨®venes en Espa?a, aun con mejor presupuesto y un lanzamiento a escala nacional, se ha revelado como una f¨®rmula eficaz que, sin embargo, bastantes compatriotas rechazan y, por supuesto, poco apta para prosperar de fronteras afuera.

Y, finalmente, el apartado de las menciones especiales, especie de consuelo postrero, re¨²ne los estilos m¨¢s diversos. En esta ocasi¨®n resultaba indispensable, dado que el tercer Le¨®n en disputa, que en teor¨ªa deb¨ªa dedicarse a colaboraciones, se transform¨® en trofeo ¨ªtalo-brasile?o.

La Uni¨®n Sovi¨¦tica recibe, por tanto, una menci¨®n a la mejor fotograf¨ªa; Suecia, a ciertos valores paisajistas y ambientales, no demasiado definidos, y Checoslovaquia, al sentido del humor de un Jiri Menzel, hoy dedicado a la nostalgia y a la comedia.

Se echar¨¢n en falta seguramente los filmes americanos, pero otros premios no oficiales ya se han adelantado, incluyendo a De Niro y Duval. Peor suerte ha corrido la aportaci¨®n italiana, que, a pesar de su diversidad y cantidad, a duras penas consigue levantar cabeza no s¨®lo en este Lido de Venecia, sino en el ¨¢mbito internacional.