Karpov y Korchnoi protagonizar¨¢n la trig¨¦sima edicion del Campeonato Mundial
El regIamento de este encuentro, cuyos detalles de organizaci¨®n dieron motivo a una larga y ¨¢cida pol¨¦mica, establece la realizaci¨®n de tres partidas por semana, tres d¨ªas para los juegos suspendidos y uno de descanso. Los expertos calculan que el encuentro podr¨¢ tener entre veinticinco y treinta partidas de duraci¨®n. Ser¨¢ este el segundo encuentro entre Karpov y Korchnoi por el t¨ªtulo mundial, el primero se realiz¨® en 1978, en Bagu¨ªo (Filipinas) y termin¨® con la victoria del due?o de la corona, por seis a cinco y veinti¨²n empates, con un total de 32 juegos y noventa d¨ªas de lucha.El premio sonante es de 400.000 d¨®lares, de los cuales 250.000 (veinticinco millones de pesetas ser¨¢n para el triunfador y 150.000 (quince millones de pesetas) servir¨¢n como consuelo del perdedor El ajedrez ocupa el tercer lugar e la escala econ¨®mica de las confrontaciones individuales, despu¨¦s del boxeo y del tenis.
Juego o ciencia
Los campeonatos mundiales de este llamado juego-ciencia (demasiado para ser un juego y demasiado poco para ciencia, seg¨²n dijo el fil¨®sofo y matem¨¢tico alem¨¢n Leibniz) se iniciaron en 1886, cuando el austriaco Guillermo Steinitz derrot¨® al m¨¦dico polaco Hermann Zukertort por diez a cinco y cinco empates, en un cotejo que se desarroll¨® en Nueva York, San Luis y Nueva Orleans, con una duraci¨®n de diez semanas. Steinitz mantuvo el t¨ªtulo durante ocho a?os, superando en dos oportunidades al ruso Miguel Chigorin (10,5 a 6,5 puntos y 12,5 a 10,5 puntos) y al anglo-h¨²ngaro Isidoro Gunsberg (10,5 a 8,5). En 1894 entra en escena el alem¨¢n Emmanuel Lasker, quien supera al sexagenario Steinitz, por diez a cinco y cuatro empates,, esta lucha se realiz¨® en Nueva York, Filadelfia y Montreal, durante dos meses y una semana.Con Lasker se inici¨® un per¨ªodo de veintisiete a?os durante el cual el t¨ªtulo no cambia de manos. Lasker derrota en la revancha a Steinitz, por diez a dos y cinco tablas, en Mosc¨², en el invierno de 1897. Despu¨¦s van quedando en el camino el norteamericano Frank Marshall (ocho a cero y siete tablas), el alem¨¢n Siegbert Tarrasch (ocho a tres y cinco empates), el polaco David Janowsky (siete a uno y dos tablas), el austriaco Carl Schlechter (uno a uno y ocho tablas), manteniendo el campe¨®n su t¨ªtulo por match draw. Posteriormente, se produce otra derrota de Janowsky, por ocho a cero y tres tablas. Se ha llegado al a?o 19 10 y se abre un interminable Intervalo, hasta que en 1921 Lasker acepta un encuentro por la corona con el cubano Jos¨¦ Ra¨²l Capablanca. La lucha se celebra en La Habana y cae de su pedestal el campe¨®n, derrotado por cuatro a cero y diez empates. Se inicia la era de Capablanca, a quien sus contempor¨¢neos llamaron ?la m¨¢quina dejugar ajedrez?.
Desafiantes elegidos por el campe¨®n
Desde la ¨¦poca de Steinitz hasta 1946 el t¨ªtulo era propiedad del campe¨®n, quien eleg¨ªa a sus desaf¨ªantes. La Federaci¨®n Internacional de Ajedrez (FIDE), fundada en 1924, s¨®lo pudo tomar intervenci¨®n en 1946 y organizar, oficial y responsablemente, las competencias mundiales.Steinitz, Lasker y Capablanca fueron hombres arbitrarios, cada uno a su manera, en el manejo y defensa de sus t¨ªtulos. Steinitz s¨®lo acept¨® como rival a Chigorin, a quien consideraba un jugador de inferior calidad; el encuentro con Gunsberg, tambi¨¦n de menor fuerza que el campe¨®n, se disput¨® en Nueva York, porque el desafiante hab¨ªa encontrado un mecenas norteamericano cuya oferta econ¨®mica satisfizo a Stelnitz.
Lasker, hombre polifac¨¦tico matem¨¢tico, fil¨®sofo, dramaturgo, siempre consider¨® el ajedrez como una actividad secundaria de su intensa vida intelectual. Luch¨® adem¨¢s para que los ajedrecistas profesionales obtuvieran una paga justa con sus combates en torneos y encuentros individuales. Por su parte, siempre exigi¨® importantes premios en dinero para enfrentarse con los aspirantes. Lasker ten¨ªa miedo a una vejez desamparada y sol¨ªa decir: ?No quiero morirme como Steinitz, solo, pobre y abandonado en el cuarto de una m¨ªsera pensi¨®n ...?
Capablanca
El campe¨®n Capablanca tambi¨¦n plante¨® su reivindicaci¨®n monetaria e inform¨® que defender¨ªa el t¨ªtulo ante cualquier desaf¨ªa.nte que aportara una bolsa de 10.000 d¨®lares-oro, equivalentes en aquellos tiempos, a 20.000 d¨®jares papel. En comparaci¨®n con el poder adquisitivo de 20.000 d¨®lares de 1922 puede afirmarse que hoy representan alrededor de 300.000 d¨®lares, es decir, una suma mayor de la que corresponder¨¢ al vencedor de Merano.Seis a?os m¨¢s tarde de la victoria de Capablanca, aparece finalmente la posibilidad de una primera defensa de la corona. El Club Argentino de Ajedrez acepta las condiciones y presenta a Alejandro Alekhin como desafiante. El polaco Akiba Rubinstein, el let¨®n Aaron Nimzowich y el h¨²ngaro Geza Maroczy, calificados aspirantes, nunca encontraron suficientes apoyos para cubrir aquellos 10.000 d¨®lares-oro.
El encuentro Ciipablanca-Alekhln se realiz¨® en Buenos Aires, del 16 de septiembre al 19 de noviembre de 1927. Para la historia debe anotarse que aciuellos entusiastas y dispendiosos argentinos nunca pensaron en la derrota de Capablanca. Eran hinchas del campe¨®n y s¨®lo pretendieron financiar una interesante lucha. Triunf¨® Alekhin por seis a tres y veinticinco empates. ?La m¨¢quina? hab¨ªa sido aplastada por la imaginaci¨®n y la tenacidad de otro ajedrecista genial.
Alekhin
Alekhin, nacido en Rusia, con ciudadan¨ªa francesa, no se apart¨® de la conducta financiera de sus antecesores. El nuevo campe¨®n no reconoci¨® la autoridad de la FIDE y eligi¨® a sus adversarios, siempre que cumplieran las condiciones econ¨®micas. No concedi¨® la revancha a Capablanca, que clamaba por un nuevo encuentro y opt¨® por el ruso-alem¨¢n Eufemio Bogoliubov a quien derrot¨® alegremente en 1929 (once a cinco y nueve tablas) y en 1934 (ocho a tres y quince tablas). Un a?o m¨¢s tarde se realiza el combate con el holand¨¦s Max Euwe, profesor de matem¨¢ticas. Ante la sorpresa general, Euwe vence por nueve a ocho y trece tablas. El contrato del encuentro establec¨ªa el derecho del campe¨®n a la revancha en el caso de una derrota. Alekhin, siempre enamorado con exceso de la bebida, comprende que debe entrenarse seriamente, suspender el alcohol y el tabaco. Dos a?os m¨¢s tarde, en 1937, supera sin problemas a Euwe por diez a cuatro Y once tablas.La segunda guerra mundial dieta, un tr¨¢gico intermedio. El dips¨®mano Alekhin muere en marzo de 1946, en un modesto hotel de Lisboa, pobre y solitario, como Steinitz. Queda vacante el t¨ªtulo Y entra en escena la FIDE. Se resuelve realizar un torneo sextangular, cuyo vencedor ser¨¢ el nuevo campe¨®n se elige a los norteamericanos Samuel Reshevsky y Ruben Fine, a los sovi¨¦ticos Miguel Botwinki. Paul Keres y Vasily Smyslov y, a Max Euwe. Nadie discute que son los seis mejores del mundo. A ¨²ltima hora el m¨¦dico Fine resuelve no jugar y dedicarse por completo al psicoan¨¢lisis.
El torneo se disput¨® por el sistema de liga enfrent¨¢ndose los ajedrecistas en encuentros de cinco partidas. Triunfa Botwinnik en forma contundente, con catorce puntos; le siguen Smyslov (once), Keres (10,5), Reshevsky ( 10,5) y Euwe (cuatro). El reinado de Botwinnik (ingeniero electr¨®nico, nacido en Petrogrado en 1911 ) termin¨® quince a?os m¨¢s tarde. cuando en 1963 es derrotado por su compatriota Tigran Petrosian.
Termina el personalismo
La FIDE organiza los campeonatos y termina el personalismo de los campeones. Cada tres a?os, el titular debe justificar su corona contra el vencedor de los torneos mundiales de selecci¨®n. Se inicia el neto predominio de los sovi¨¦ticos; todos los desafiantes son de esa nacionalidad. En 1957 Botwinnik es superado (12,5 a 9,5) por Smyslov, pero al a?o siguiente recupera el t¨ªtulo. El reglamento obligaba a otorgar el desquite al campe¨®n vencido. En 1960. Botwinnik es derrotado por Miguel Tahl (12,5 a 8,5), pero se repite la historia y reconquista la corona con una clara victoria (trece a ocho puntos).El resto es letra conocida de nuestros d¨ªas. Aparece Boris Spassky (nacido en Leningrado, 1937) y Petrosian desaparece de la escena, en 1969, vencido por 12,5 a 10,5 puntos. Mientras, un nuevo astro ha llegado de Estados Unidos; Robert Fischer (nacido en Chicago en 1943) aplasta literalmente a todos sus rivales y se enfrenta, en 1972, con Spassky a quien derrota, por 12,5 a 8,5. Hab¨ªa terminado la hegemon¨ªa de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Pero ser¨ªa por breve tiempo. Tres a?os m¨¢s tarde, en 1972, Fischer exige condiciones especiales para defender el campeonato ante el desafiante Anatoly Karpov. La FIDE no acepta las imposiciones y Fischer obsequia la corona a la FIDE. El ajedrecista norteamericano abandona el tablero y se'recluye en una peque?a ciudad de California. Vive en soledad y cierra un singular cap¨ªtulo dcla historia ajedrec¨ªstica. El 1 de octubre, en Merano, se abrir¨¢ otro con la trig¨¦sima edici¨®n del campeonato mundial.
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