La llegada del presidente Carstens
La llegada, ma?ana, del presidente Karl Carstens a Espa?a -la primera visita de Estado que en la historia de los dos pa¨ªses hace a nuestra naci¨®n un primer dignatario alem¨¢n- entra de lleno en el marco de la diplomacia prolocolaria: es un gesto. El del gran aprecio de que goza la nueva Espa?a democr¨¢tica y el de la satisfacci¨®n con que ver¨ªa Bonn nuestro ingreso en la OTAN y en la CEE.Sin embargo, por poco que la pol¨ªtica interior alemana siga por los actuales derroteros, el gesto puede adquirir m¨¢s trascendencia... en la misma medida en que aumente la influencia del presidente federal. Carstens es un cristianodem¨®crata de profundas convicciones conservadoras y de una trayectoria tan n¨ªtida que su prestigio ha quedado a salvo de los vaivenes que el poder ha experimentado, con y dentro de la CDU, el partido desde hace diez a?os en la oposici¨®n., 27 de septiembre.
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