Una aventura iniciada en Sri Lanka (Ceil¨¢n) finaliza a tiros en la frontera navarra
Diez cingaleses que huyeron de su pa¨ªs, Sri Lanka, al parecer por motivos pol¨ªticos, han estado a punto de sufrir un serio percance al intentar pasar clandestinamente de Espa?a a Francia. Despu¨¦s de un largo recorrido -los cingaleses pasaron de Colombo (Sri Lanka) a Nueva Delhi y de Mosc¨² a Madrid-, a los orientales no se les ocurri¨® otro modo de penetrar en Francia que haci¨¦ndolo a trav¨¦s de la vigilad¨ªsima frontera navarra, guiados por un supuesto contrabandista. La aventura termin¨® en una comisar¨ªa de Pamplona, despu¨¦s de que el veh¨ªculo en el que intentaban la fase final de la aventura fuera ametrallado por la Guardia Civil. Los cingaleses se hallan ahora en paradero desconocido.
Los diez s¨²bditos de la Rep¨²blica de Sri Lanka, antiguo Ceil¨¢n, que hab¨ªan sido detenidos por la Guardia Civil en las inmediaciones de Lesaca el pasado mi¨¦rcoles, han recibido la orden de abandonar Espa?a en un plazo no superior a los diez d¨ªas, por su intento de cruzar la frontera y penetrar en Francia de forma ilegal. Estas diez personas abandonaron Pamplona el viernes, y en la actualidad se encuentran en paradero desconocido, aunque antes de partir de la capital navarra la polic¨ªa sell¨® sus pasa portes con la orden de salir de Espa?a antes del d¨ªa 12.La rocambolesca historia de los diez s¨²bditos de la Rep¨²blica de Sri Lanka comienza el domingo 27 de septiembre en Colombo, capital de aquel pa¨ªs. Por motivos no demasiado aclarados -uno de los ceilaindeses asegur¨® a EL PA?S que pretend¨ªan llegar a Francia para trabajar, porque no estaban de acuerdo con la situaci¨®n pol¨ªtica de su pa¨ªs-, diez s¨²bditos de Sri Lanka abandonan este pa¨ªs para dirigirse a Nueva Delhi, en la India, y de all¨ª tomar un avi¨®n para Mosc¨².
Desde la capital sovi¨¦tica, en un vuelo de la compa?¨ªa Aeroflot, los diez cingaleses llegan a Madrid, desde donde toman un tren para dirigirse, en principio, a Par¨ªs. Sin embargo, la polic¨ªa francesa les niega la entrada, por lo que tienen que bajarse del tren en la frontera de Hendaya para encaminarge andando hasta Ir¨²n. A partir de ese momento, la historia se vuelve oscura, ya que los diez s¨²bditos de Sri Lanka entran en contacto con una se?ora de unos cuarenta a?os que les ofrece la posibilidad de cruzar la fronteral de modo ilegal a trav¨¦s de Navarra.
Paso ilegal entre Vera de Bidasoa y Zugarramurdi
Esta se?ora, que posteriormente, al ser detenidos los diez cingaleses se present¨® en el Juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero 1 de Pamplona para declarar voluntariamente, conecta a los diez fugitivos con Jos¨¦ Ignacio Inda, vecino de Donamar¨ªa (Navarra), quien, a cambio de una suma irnportante de dinero, se brinda a pasarles hasta Francia por una zona comprendida entre Vera de Bidasoa y Zugarramurdi. Los ceilandeses aceptan, y en la manana del mi¨¦rcoles los diez fugitivos y Jos¨¦ Ignacio Inda, al parecer un contrabandista conocido en la zona, comienzan la aventura que debe conducirles a Francia.En un land rover, matr¨ªcula NA-0297-K, Inda y sus acompa?antes se dirigen hacia Oronoz, cuando una patrulla de tr¨¢fico de la Guardia Civil, que se que se encuentra en la zona, observa queel conductor hace una maniobra rara. La Guardia Civil da el alto al veh¨ªculo, si bien el conductor hace caso omiso de las se?ales e intenta, girando de forma brusca, huir por una pista forestal. Un miembro de la patrulla dispara varias r¨¢ug¨¢s de metralleta en direcci¨®n a las ruedas del veh¨ªculo y logra reventar dos de ¨¦stas. Con el land rover inmovilizado, Jos¨¦ Ignacio Inda se da a la fuga por el bosque, abandonando al resto de los pasajeros.
Cuando los tres m¨ªembros de la patrulla, de la Guardia Civil se acercan al land rover, en su interior se encuentran agazapados y con cara de terror los diez s¨²bditos de Sri Lanka, para quie nes la aventura de llegar a Francia por medios no legales acaba en un cuartel de la Benem¨¦rita. Trasladados a Pamplona, comienzan los problemas. De los diez cingaleses, solamente uno habla un ingl¨¦s escasamente inteligible, y el resto no conoce otro idioma que el cingal¨¦s o el tamil, lenguas oficiales en Sri Lanka. En esta coyuntura, cual quier tipo de interrogatorio es imposible, por lo que en el atestado se refleja el intento de pasar clandestinamente a Franc¨ªa, junto al hecho de haber d¨¦sobe decido las se?ales de la Guardia Civil, y las firmas, en may¨²sculas, de los diez fugitivos, cuyos nombres resultaron indescifrables, incluso con los pasaportes en la mano.
Retenci¨®n de pasaportes
Los diez detenidos, que tienen en su poder una importante cantidad de d¨®lares en efectiivo y cheque de viaje, son conducidos al Juzgado de Primera Instancia n¨²mero 1 de Pamplona, en d¨®nde el juez ordena su libertad, aunque retiene sus pasaportes y todos sus efectos personales, as¨ª como el dinero.Por carecer de dinero y por la imposibilidad f¨ªsica de comunicarse con persona alguna, los diez cingaleses duermen en la comisar¨ªa de polic¨ªa de Pamplona, las noches del mi¨¦rcoles y jueves pasados. En la ma?ana del viernes acuden al juzgado para recoger, las documentaciones y el dinero, y reciben la orden del gobernador civil de Navarra de abandonar Espa?a en un plazo no superior a los diez d¨ªas.
En busca de trabajo
El ¨²nico cingal¨¦s que hablaba un ingl¨¦s escasamente comprensible se?al¨® a este peri¨®dico que hab¨ªan abandonado su pa¨ªs para dirigirse a Francia, a trabajar, aunque no pudo concretar c¨®mo hab¨ªan entrado en contacto con Jos¨¦ Ignacio Inda ni con la se?ora de lr¨²n que les indic¨® la forma de, cruzar la frontera. Despu¨¦s de abandonar el juzgado de Pamplona, los diez s¨²bditos de Sri Lanka, cargados de maletas y bolsos de viaje, se acercaron hasta la plaza del Castillo, de la capital navarra, y posteriormente desaparecieron. El conductor del land rover, Jos¨¦ Ignacio Inda, se present¨® el jueves en el Juzg¨¢do de Primera Instancia de Pamplona. El juez orden¨® su libertad provisional en tanto se instruyen las diligencias oportunas.
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