El presidente Ronald Reagan, ausente en los funerales "por razones de seguridad"
Estados Unidos advirti¨® con firmeza que no "tolerar¨¢" ninguna "intervenci¨®n" en los asuntos de Egipto, seg¨²n declaraciones del secretario de Estado norteamericano, Alexander Haig. Por su parte, la Casa Blanca anunci¨® que, "por razones de seguridad", el presidente Ronald Reagan no asistir¨¢ a los funerales del presidente Anuar el Sadat, cuya representaci¨®n oficial delega en Alexander Haig, al frente de una importante comitiva que incluir¨¢ a los ex presidentes de EE UU Jimmy Carter, Gerald Ford y Richard Nixon.
Haig mantuvo en su conferencia de Prensa la tesis de "un hecho aislado" perpetrado por "fan¨¢ticos religiosos" al explicar la versi¨®n norteamericana del atentado que cost¨® la vida al presidente Sadat.Sin vincular en ning¨²n momento la posible participaci¨®n de Libia en los hechos, Alexander Haig dirigi¨®, sin embargo, una seria advertencia contra la Uni¨®n Sovi¨¦tica, considerada como el amo del coronel Gadafi. "Pienso que la Uni¨®n Sovi¨¦tica conoce nuestra posici¨®n de amistad con Egipto, que nosotros consideramos absolutamente vital para nuestros intereses en la zona".Sin embargo, el ex secretario de Estado Henry Kissinger, miembros del Congreso e informaciones period¨ªsticas especularon abiertamente con la posibilidad de un compl¨® libio para asesinar a Sadat. Kissinger pidi¨® incluso solidaridad occidental para neutralizar a Libia, como claro peligro para la seguridad en la zona.
Derrocar a GadafiPor su parte, Carl Bernstein, c¨¦lebre periodista que junto con Bob Woodward escarbaron el esc¨¢ndalo del Watergate, revel¨®, en un programa de la emisora de televisi¨®n ABC, que el presidente Anuar el Sadat solicit¨® en repetidas ocasiones al presidente Carter, y el pasado mes de agosto al presidente Reagan, apoyo de EE UU a Egipto en un plan de invasi¨®n armada contra Libia, destinado a derrocar a Gadafi.
El pasado fin de semana, el vice primer ministro egipcio y actual sucesor de Sadat, Hosni Mubarak, se entrevist¨® ampliamente con Haig, en Washington. Convencerle de los peligros inminentes de una intervenci¨®n Libia en Sud¨¢n, a partir de Chad, fue el principal motivo de la visita rel¨¢mpago de Mubarak a Washington, 48 horas antes del asesinato de Anuar el Sadat.
"Ninguna naci¨®n debe intentar explotar la situaci¨®n creada en Egipto tras la muerte de Sadat", insisti¨® Alexander Haig.
Haig consider¨® que la tr¨¢gica desaparici¨®n de Sadat no cambiar¨¢ en absoluto el programa de paz de los acuerdos de Camp David, del que EE UU contin¨²a consider¨¢ndose garante. Washington, por otra parte, no modificar¨¢ tampoco su actitud para invitar a la Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de Palestina a participar en el di¨¢logo de paz entre Egipto e Israel.
Pero la nueva situaci¨®n surgida tras el asesinato de Sadat hizo ya sus primeras v¨ªctimas pol¨ªticas.
Afect¨® al propio presidente Reagan, que perdi¨® el apoyo de la comisi¨®n de relaciones exteriores de la C¨¢mara de Representantes, que vot¨® por veintiocho en contra y ocho a favor del rechazo de la venta de material militar estadounidense a Arabia Saud¨ª por valor de 8.500 millones de d¨®lares.
No al AWAC
Aunque el voto final depender¨¢ del Senado y la C¨¢mara en conjunto, ganan partidarios los defensores de un boicoteo para la entrega a Arabia Saud¨ª de cinco sofisticados sistemas de radares a¨¦reos denominados AWAC. Temen que, en caso de cambio pol¨ªtico en Riad, los AWAC puedan caer en manos enemigas. Por el contrario, el presidente Reagan y su Administraci¨®n consideran imprescindible esta venta para la defensa de los intereses estrat¨¦gicos de EE UU y Occidente.
En lo militar, la desaparici¨®n de Sadat origina cierto revuelo en el Pent¨¢gono, donde mantienen la versi¨®n oficial de que tanto la Sexta Flota como las Fuerzas de Intervenci¨®n Inmediata tan s¨®lo tienen ¨®rdenes de estar preparadas para declararse en "estado de alerta" en caso de conflicto en Egipto.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.