Estados Unidos, Francia y Canc¨²n
( ... ) Reagan ir¨¢ a Canc¨²n con el deseo de escuchar y de aprender, pero sobre todo para defender "una idea revolucionaria nacida hace doscientos a?os: la libertad". El jefe del ejecutivo americano adelanta tres pruebas en apoyo de su tesis. Las naciones del Tercer Mundo que progresan m¨¢s r¨¢pidamente son las que practican el liberalismo econ¨®mico. Por otra parte, lo que ha triunfado en Estados Unidos debe ser bueno para los otros. En fin, basta con observar los pa¨ªses del Este, que no tienen nada que ofrecer y que necesitan del trigo producido por los agricultores americanos para alimentarse ( ... ).El presidente americano, que fustiga las ideas simplistas de los partidarios de la ayuda p¨²blica y de la transferencia masiva de riquezas, no peca por exceso de sutileza. Su filosof¨ªa del desarrollo se podr¨ªa resumir as¨ª: ay¨²date a ti mismo y la empresa privada americana te ayudar¨¢
El punto de vista de Reagan es diametralmente opuesto al de Mitterrand y la delegaci¨®n francesa ( ... ).
El presidente americano, en particular, no responde a las demandas formuladas con ?nsistencia por Francia. No habla de negociaci¨®n global, que Par¨ªs, con otros pa¨ªses, desea que se abra en la ONU, ni de la filial energ¨ªa que ser¨ªa creada en el seno del Banco Mundial para desarrollar la producci¨®n energ¨¦tica en el Tercer Mundo ( ... ).
El desacuerdo es tan grande que Washington considera la reuni¨®n de Canc¨²n como un mero intercambio de puntos de vista( ... ).
Mitterrand, que hasta ahora, ha acentuado m¨¢s las convergencias francoamericanas en materia de relaciones Este-Oeste y de defensa que las divergencias sobre el Tercer Mundo, se prepara a jugar una partida dif¨ªcil si quiere, a la vez, exaltar, en Yorktown, la amistad con Estados Unidos en nombre de los grandes recuerdos y criticar su ego¨ªsmo en Canc¨²n.
17 de octubre
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