Hip¨®lito Escolar estudia la evoluci¨®n del pensamiento bibliotecario espa?ol
?La sociedad democr¨¢tica es hija del libro, es el triunfo del libro escrito por el hombre-escritor sobre el libro revelado por Dios y sobre el libro de las leyes dictadas por la autocracia?. Esta es, seg¨²n el director de la Biblioteca Nacional, Hip¨®lito Escolar, una de las ideas m¨¢s significativas que aport¨® Jos¨¦ Ortega y Gasset a la teor¨ªa bibliotecon¨®mica espa?ola. El profesor Escolar inaugur¨® el pasado viernes los cursos de biblioteconom¨ªa, documentaci¨®n y archiv¨ªstica de la Biblioteca Nacional, con una conferencia sobre el tema La evoluci¨®n del pensamiento bibliotecario espa?ol.
Hip¨®lito Escolar comenz¨® hablando de las aportaciones al mundo del libro de Cayo Julio Higinio y sobre todo Lucio Aneo S¨¦neca, en la ¨¦poca romana. ?S¨¦neca descubri¨® y critic¨® la valoraci¨®n exagerada del libro objeto, es decir, la consideraci¨®n social elevada que recib¨ªa o cre¨ªa recibir el que pose¨ªa muchos y buenos libros decorando las habitaciones de su casa?. Este apunte de S¨¦neca, que m¨¢s adelante fue corroborado en la Espa?a musulmana, se ha generalizado tambi¨¦n, seg¨²n Hip¨®lito Escolar, en los ¨²ltimos a?os, entre nosotros. ?Los espa?oles, hoy por hoy, son mejores compradores de libros que lectores?.
Tras analizar lo que fueron las bibliotecas en la Edad Media, el director de la Biblioteca Nacional estudi¨® lo que aport¨® a este tema el siglo XVI, en el que ?la biblioteca ya no se hace s¨®lo para mayor gloria de la Iglesia, sino tambi¨¦n para atender a las crecientes demandas de informaci¨®n sobre temas seculares, Para conservar los derechos de la monarqu¨ªa y para dejar recuerdo de sus gloriosas gestas?.
La Ilustraci¨®n trajo nuevos aires, y en el siglo XVIII el deseo de llevar a Espa?a al nivel europeo incit¨® a Felipe V a crear las Reales Academias y la Biblioteca Real, y a prestar una especial atenci¨®n a la circulaci¨®n del libro.
En el siglo XIX, la biblioteca continuaba siendo la fuente para el conocimiento del pasado. As¨ª lo defendieron, entre otros, Manuel Orovio y Marcelino Men¨¦ndez y Pelayo. Estas mismas ideas segu¨ªan vivas en 1939, cuando se cre¨® la Direcci¨®n General de Archivos y Bibliotecas, que naci¨® ?para evitar el desconocimiento de nuestra historia, sobre todo en la fase imperial hispanoamericana, la persistencia de la mendaz y odiosa leyenda negra, la desfiguraci¨®n de nuestras personalidades, el pesimismo del 98 y el europe¨ªsmo antiespa?ol?.
En la corriente de lectura popular, tras la creaci¨®n de bibliotecas populares a partir de 1911, la aportaci¨®n m¨¢s original fue, seg¨²n el director de la Biblioteca Nacional, la de Eugenio d'Ors, quien proyect¨® la creaci¨®n de una red de bibliotecas populares que podr¨ªan tambi¨¦n destinarse a toda suerte de actos educativos y que ser¨ªan la ¨²nica sala pol¨ªticamente neutral para finalidades de este orden.
La aportaci¨®n espa?ola m¨¢s importante a la biblioteconom¨ªa fue, sin embargo, para Hip¨®lito Escolar, la de Ortega y Gasset. El fil¨®sofo espa?ol habl¨®, entre otras cosas, del drama que planteaba entonces el libro. ?El libro es imprescindible?, dec¨ªa Ortega, ?a estas alturas de la historia, pero el libro est¨¢ en peligro porque se ha vuelto un peligro para el hombre?.
El director de la Biblioteca Nacional termin¨® su conferencia afirmando que en ninguna ¨¦poca, desde la antig¨¹edad hasta hoy, ha faltado el pensamiento espa?ol sobre el libro y la biblioteca, ?aunque en nuestros d¨ªas, cuando la literatura es abundante en muchos pa¨ªses, en Espa?a sea muy parva?.
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