Democracia en los partidos
El congreso federal del PSOE est¨¢ actualmente constituido por las delegaciones de las agrupaciones provinciales, comarcales o insulares, compuestas por delegados elegidos en funci¨®n de la estructura interna de la organizaci¨®n.Como quiera que la organizaci¨®n de base en el PSOE sigue siendo la agrupaci¨®n local, para elegir a esos delegados al congreso normalmente se utiliza un sistema de representaci¨®n de segundo grado: cada agrupaci¨®n local elige unos compromisarios, los cuales se re¨²nen a su vez en asamblea comarcal, insular o provincial -en alg¨²n caso, de nacionalidad-, en la que los compromisarios eligen a los delegados al congreso propiamente dichos.
Incluso se tiende a que exista una sola delegaci¨®n de nacionalidad o regi¨®n, con un solo portavoz de la misma ante el pleno del congreso, variante que hizo posible en el congreso de septiembre de 1979 el inefable gesto de Alfonso Guerra votando por todos los delegados de las ocho provincias andaluzas, y en consecuencia por todos sus militantes.
Ahora bien, el sistema al uso para elegir tanto a los compromisarios como a los delegados propiamente dichos es el sistema de elecci¨®n mayoritaria, lo que permite que por un m¨ªnimo margen de votos una candidatura se lleve toda la representaci¨®n.
Aunque formalmente el voto del afiliado, o del,compromisario en segunda instancia, es abierto, y en teor¨ªa no hay listas cerradas, en la pr¨¢ctica, cuando hay diferencias serias de planteamientos, y cierto enfrentamiento, circulan listas que al ser votadas en bloque producen los mismos efectos pr¨¢cticos que si de listas cerradas se tratase.
A cualquiera se le alcanza que un sistema de representaci¨®n mayoritario es muy poco reconocedor de los derechos de las minor¨ªas. Mas un sistema mayoritario aplicado adem¨¢s en dos cribas sucesivas -sistema de representaci¨®n de segundo grado- es pura y simplemente un mecanismo que permite ignorar a las minor¨ªas y eliminar su representaci¨®n, llegando incluso los mayoritarios a apropiarse de la representaci¨®n que debiera corresponder a sus oponentes, a la hora de votar en los congresos.
A todo esto es preciso agregar que el congreso federal del PSOE funciona en pleno y por comisiones, a las que se llaman ponencias. En las comisiones o ponencias el voto es individual para cada delegado inscrito en las mismas. Pero en el pleno del congreso, que es donde se deciden las cuestiones, as¨ª como para elegir la ejecutiva, la comisi¨®n de conflictos y la comisi¨®n revisora de cuentas, quien vota es el cabeza de delegaci¨®n, y su voto vale tanto como n¨²mero de afiliados censados tenga la demarcaci¨®n (nacionalidad, provincia, cornarca; isla, etc¨¦tera) a la que representa, con independencia de lo que votaran en primera o segunda fase cada uno de ellos.
Ocurren por ello, a veces, cosas pintorescas, como la siguiente: en el ¨²ltimo congreso hab¨ªa dos candidaturas para la ejecutiva. Ambos candidatos a la secretar¨ªa general eran delegados por Madrid. Pues bien, el cabeza de delegaci¨®n decidi¨®, de acuerdo con la mayor¨ªa de la misma, votar a la candidatura de Felipe Gonz¨¢lez, y todos los votos de Madrid, incluidos los de aquellos que figuraban en la otra candidatura, se computaron a favor de la de Gonz¨¢lez.
Estas cosas tan sorprendentes ocurren porque era tradicional en el PSOE el sistema de representaci¨®n mayoritario, pero Jas delegaciones se eleg¨ªan por sufragio directo y a escala ¨²nica de representaci¨®n local. Adem¨¢s, los acuerdos de los congresos ten¨ªan luego que ser ratificados al menos por la mayor¨ªa de la base del partido para que fuesen firmes. Se ha actualizado de unos a?os a esta parte el calibre de unidad representada, pasando de la localidad a la comarca, provincia o regi¨®n, y se nos ha olvidado poner a punto congruentemente el sistema de elecci¨®n.
Conversaciones fracasadas
Para corregir estos dislates, algunos compa?eros mantuvimos, largas, pacientes y discretas conversaciones a lo largo de la primavera pasada con Alfonso Guerra y con Felipe Gonz¨¢lez. En cuanto al voto individual de cada delegado en el congreso nada comprometieron, pero s¨ª llegaron a manifestar su acuerdo respecto a la elecci¨®n de delegados al menos por represen taci¨®n proporcional. Sin embargo, esta idea -naufrag¨® en el comit¨¦ federal del PSOE del pasado d¨ªa 11 de julio. No nos explicamos por qu¨¦, pues cuando se goza de tan carism¨¢tica posici¨®n no es sencillo que sus seguidores desatiendan los planteamientos del l¨ªder.
La l¨ªnea de la ejecutiva actual, y de sus afines, coincidente y favorecida por la resoluci¨®n del comit¨¦ federal -en su aplastante mayor¨ªa afin a la ejecutiva, como demuestran las votaciones sobre el examen de gesti¨®n de la misma-, ha consistido en pretender a posteriori ?integrar? en las candidaturas mayoritar¨ªas a algunas y seleccionadas personas no afines, con exclusi¨®n de otras.
Nosotros hemos rechazado esto. Si no podemos ir al congreso representando por cada federaci¨®n exactamente, ni m¨¢s ni menos, que a quienes est¨¦n de acuerdo con una l¨ªnea ideol¨®gica y estrat¨¦gica, preferimos no estar de favor, y met¨ªos a¨²n contribuyendo a disimular estos fallos que empanan seriamente la plena representatividad del congreso. Con este modesto testimonio de una ausencia queremos contribuir a que nuestros companeros reaccionen y corrijan esta situaci¨®n para demostrar su buena fe. No podemos imaginar que por mucho m¨¢s tiempo la direcci¨®n del PSOE siga exigiendo para la democracia espanola el sistema de representaci¨®n proporcional en tanto lo niega dentro de casa.
Respeto al congreso
Como militantes disciplinados, acataremos las resoluciones que el congreso apruebe, y la autoridad reglamentada de los cargos que se elijan, sin perjuicio de continuar ejerciendo nuestro derecho a la cr¨ªtica, as¨ª como nuestra m¨¢s firme resoluci¨®n de impulsar con mayor fuerza la corriente de opini¨®n de la que formamos parte, con una acci¨®n pol¨ªtica dentro de los estatutos.
Dicha corriente ha contribuido ya notablemente a los trabajos precongresuales. Ah¨ª est¨¢ el conjunto de ponencias y alternativas que se presentaron en Madrid, por ejemplo, obteniendo el 40% de apoyo en el congreso regional, lo que no fue bastante para que se tramitasen. Porque tambi¨¦n es nuestra obligaci¨®n, indelegable, afrontar los problemas inmediatos de nuestro pueblo.
Dichas ponencias se inspiraron en las siguientes l¨ªneas b¨¢sicas: a) Reivindicaci¨®n de la ideolog¨ªa que inspira la trayectoria hist¨®rica del PSOE. Inquietud ante la progresiva desideologizaci¨®n del partido. Afirmaci¨®n rotunda de que el PSOE tiene que recuperar su papel como conciencia cr¨ªtica e imaginativa de la clase trabajadora. b) L¨ªnea econ¨®mica m¨¢s similar a la adoptada en el 27? congreso. Mayor incidencia en la planificaci¨®n, en la empresa p¨²blica y no renunciar a una prudente pol¨ªtica de nacionalizaciones. c) Estrategia orientada principalmente a la unidad de acci¨®n con la izquierda. Equilibrar realmente la acci¨®n institucional y la acci¨®n extrainstitucional o de masas. Edificar con decisi¨®n el contrapoder obrero. d) Estimular el debate interno, con mayor libertad a las corrientes de opini¨®n. Representaci¨®n proporcional para los congresos y comit¨¦ federal. No utilizaci¨®n de las comisiones de conflictos para zanjar como problemas de disciplina lo que son controversias pol¨ªticas.
?Qu¨¦ modelo de democracia queremos?
Es err¨®neo pensar que el funcionamiento de los partidos constituye s¨®lo problema interno de cada uno de ellos. Muy al contrario, afecta a todos. Por algo dice la Constituci¨®n, refiri¨¦ndose a los partidos: ?Su estructura interna y funcionamiento deber¨¢n ser democr¨¢ticos? (art¨ªculo 6).
En nuestro sistema pol¨ªtico, los partidos parlamentarios juegan un papel important¨ªsimo, y el Estado gasta varios cientos de millones de pesetas al a?o para sufragar sus gastos. Una panoplia de legislaci¨®n refuerza el poder de estos grandes partidos. Empezando por las leyes electorales, que fuerzan a elegir entre partidos m¨¢s que entre los candidatos por lo que personalmente signifiquen. Que un parlamentario o concejal repita en su esca?o depende m¨¢s de su posici¨®n en el partido que de la gesti¨®n. realizada. Pensemos en el funcionamiento interno de los grupos parlamentanos, en la r¨ªgida disciplina de voto de los diputados con respecto al mandato de los dirigentes de cada grupo, que dificilmente se compadece con el precepto constitucional que desvincula a los parlamentarios de mandato imperativo. Pensemos en que sus dirigentes m¨¢s notables consens¨²an los nombres de altos magistrados, de miembros del Consejo del Poder Judicial, de miembros del Consejo Rector de RTVE, etc¨¦tera.
Considerando la extraordinaria influencia, que reside en los dirigentes de los partidos pr¨®tagonistas de la vida parlamentaria, se advierte al punto que es vital para una democracia sana frenar la tendencia a la oligarquizaci¨®n de las fuerzas pol¨ªticas. Hay que establecer contrapesos: no al secretismo, debate p¨²blico, escrupulosidad en la democracia interna, respeto a la independencia y a la funci¨®n de las dem¨¢s instituciones sociales dentro de la esfera que es propia de cada una de ellas. Cuando se habla hoy de modelos de sociedad suele pensarse s¨®lo en esquemas econ¨®micos, lo que es esencial, pero no lo es todo. Se olvida a veces que tambi¨¦n existen diversos modelos en la pr¨¢ctica de la democracia, y que el ciudadano debiera ser algo m¨¢s que un mero elector, y el afiliado o militante algo m¨¢s que un pegacarteles.
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