Problemas para la permanencia de Rafael Escuredo al frente de la Junta de Andaluc¨ªa
Cuando pr¨¢cticamente no se hab¨ªa terminado a¨²n el recuento de votos del refer¨¦ndum sobre el Estatuto de Autonom¨ªa, puede decirse que los partidos pol¨ªticos iniciaron ya una pacifica guerra de posiciones ante la pr¨®xima cita de Andaluc¨ªa con las urnas: las elecciones al Parlamento regional, que se celebrar¨¢n en la primavera pr¨®xima. El futuro de Rafael Escuredo, presidente de la Junta de Andaluc¨ªa, aparece como la primera inc¨®gnita de la vida pol¨ªtica andaluza a despejar antes de que comience formalmente la carrera electoral.
De hecho, la campa?a para el refer¨¦ndum, realizada por algunos partidos, presentaba una clara orientaci¨®n hacia el futuro electoral, y consideraba la aprobaci¨®n del Estatuto casi como un tr¨¢mite obligado para el siguiente paso. En plena campa?a, el Partido Socialista de Andaluc¨ªa lanzaba el nombre de su candidato a presidente de la Junta en el r¨¦gimen auton¨®mico. Luis Uru?uela, alcalde de Sevilla, ser¨¢ el aspirante nacionalista a la sucesi¨®n de Escuredo.Desde el punto de vista legal, el proceso auton¨®mico andaluz ha entrado ya en su ¨²ltima fase. Una vez que se publiquen en el Bolet¨ªn Oficial del Estado los resultados definitivos del refer¨¦ndum, lo que puede preverse para el mes de diciembre, el Gobierno dispone de un plazo m¨¢ximo de tres meses para convocar las elecciones al Parlamento regional y, a partir de la convocatoria, otros dos meses para la celebraci¨®n de los comicios. La primavera ser¨¢, pues, tiempo obligado de elecciones en Andaluc¨ªa.
La verdad es que todos los partidos se juegan mucho en estas elecciones. De forma muy esquem¨¢tica y sin entrar en las consecuencias que estos comicios tendr¨¢n, inevitablemente, en el panorama pol¨ªtico nacional, es obvio que el PSOE pretende gobernar eficazmente la primera comunidad aut¨®noma en que puede ser el partido mayoritario y desmentir en la pr¨¢ctica a quienes, desde posiciones nacionalistas, estiman que sus pactos auton¨®micos con el Gobierno recortan el autogobierno andaluz. Para UCD, es esencial comprobar si sus impresiones de recuperaci¨®n en esta regi¨®n, despu¨¦s del descalabro del 28-F, son algo m¨¢s que la confusi¨®n de los deseos de sus l¨ªderes con la realidad. El PCE tratar¨¢ de ratificar su tradicional implantaci¨®n en Andaluc¨ªa y replicar con resultados favorables en las urnas a los que le vaticinan un proceso de descomposici¨®n, originado por sus pol¨¦micas internas y su problema de identidad. Para terminar, el PSA necesita urgentemente recuperarse de su fuerte desgaste durante los ¨²ltimos doce meses y Unidad Andaluza (UA) demostrar si de verdad hay espacio pol¨ªtico para una derecha nacionalista.
Pero, previamente, tendr¨¢ que quedar resuelto el caso Escuredo. Es conocido ya el enfrentamiento de Escuredo, militante de base del PSOE, con el secretario regional de este partido, Jos¨¦ Rodr¨ªguez de la Borbolla y, en general, con el aparato socialista andaluz, un enfrentamiento que procede del pasado, de la ¨¦poca de la clandestinidad, y que tiene componentes muy heterog¨¦neos, desde una distinta concepci¨®n de la autonom¨ªa y el andalucismo hasta, incluso, la diferencia de temperamentos y actitudes vitales entre ambos l¨ªderes. La ¨²ltima manifestaci¨®n de este conflicto, anecd¨®tica pero significativa, fue con motivo de unas declaraciones de Rodr¨ªguez de la Borbolla sobre la elecci¨®n de delegados sevillanos al congreso federal del PSOE, en las que, despu¨¦s de nombrar a alg¨²n alcalde de pueblo, se olvid¨® de citar a Rafael Escuredo -m¨¢ximo cargo p¨²blico del PSOE en la regi¨®n- entre los elegidos por la base. M¨¢s a¨²n, la propia esposa de Escuredo, Ana Ruiz-Tagle, ni siquiera sali¨® como delegada, a pesar de su cargo de parlamentaria y de ser ex secretaria provincial del partido. ?La fuerza de cada uno dentro del partido la conceden los votos de los militantes?, se limit¨® a comentar a EL PAIS un destacado dirigente del PSOE andaluz.
Las contradicciones que provoca esta situaci¨®n son, en todo caso, palmarias. La direcci¨®n regional del PSOE no quiere prescindir del capital pol¨ªtico que supone la indudable popularidad de Escuredo de cara a las elecciones al Parlamento andaluz, pero, a la vez, no est¨¢ dispuesta, aparentemente, a ceder a ¨¦ste las parcelas de poder dentro del partido que ¨¦l exigir¨¢ en el congreso regional como condici¨®n para presentar su candidatura. En la madrugada de ayer, Escuredo elud¨ªa responder a una pregunta sobre este tema, y se?alaba: ?Yo no tengo ambiciones de futuro, pero no me parece adecuado adelantar ahora acontecimientos sobre este asunto?.
El capit¨¢n general tuvo problemas
Es de destacar la necesidad compartida por todas las organizaciones pol¨ªticas de que el censo electoral de Andaluc¨ªa se revise con urgencia, ya que el actual -es el mismo que se utiliz¨® en el refer¨¦ndum de febrero de 1980- aparece inflado en un porcentaje pr¨®ximo al 12%. A ello hay que unir la aparici¨®n de diversas anomal¨ªas que han impedido votar a muchos j¨®venes que han cumplido los dieciocho a?os en los ¨²ltimos meses y a otros ciudadanos que, de pronto, han desaparecido de las copias del censo existentes en sus colegios electorales habituales. Este ¨²ltimo ha sido el caso del capit¨¢n general de la II Regi¨®n Militar, Manuel Saavedra, que no pudo votar en su mesa electoral de siempre.Con respecto a las valoraciones sobre los resultados de la jornada del martes, los partidos se muestran pr¨¢cticamente un¨¢nimes en hacer un balance positivo de la participaci¨®n ciudadana y del voto afirmativo, aunque los nacionalistas del PSA y UA matizan que la elevada abstenci¨®n puede ser debida al desacuerdo de parte del electorado con los pactos auton¨®micos firmados por los partidos mayoritarios. Por su parte, el consejo permanente de la Junta de Andaluc¨ªa, reunido ayer, aprob¨® una resoluci¨®n en la que se recuerda que para hacer realidad su iniciativa auton¨®mica ?Andaluc¨ªa ha recorrido un dif¨ªcil y largo camino?.
El consejo estim¨® suficiente el apoyo popular otorgado al Estatuto de Autonom¨ªa -cifrado en m¨¢s de dos millones de votos-, a pesar de las deficiencias t¨¦cnicas del censo subrayadas m¨¢s arriba, lo que convierte al Estatuto en un ?medio id¨®neo para regular la convivencia pol¨ªtica y social de los andaluces y un instrumento adecuado para alcanzar los objetivos en ¨¦l definidos?. Finalmente, los consejeros estimaron que ?andaluc¨ªa queda equiparada a las llamadas comunidades hist¨®ricas?.
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