Londres vivi¨® la mayor manifestaci¨®n pacifista de su historia
M¨¢s de 150.000 personas -seg¨²n fuentes policiales- se manifestaron ayer pac¨ªficamente en el coraz¨®n de Londres contra las armas nucleares, demostrando as¨ª el espectacular crecimiento de la Campana para el Desarme Nuclear (CND), organizadora del acontecimiento de mayor ¨¦xito de su ya larga historia. Cuando tom¨® la palabra el l¨ªder laborista Michael Foot, prometi¨® que este desarme ser¨¢ una de las m¨¢ximas prioridades del pr¨®ximo Gobierno laborista.
Los asistentes -250.000, seg¨²n los organizadores- comenzaron por la ma?ana a congregarse a orillas del T¨¢mesis. De otras regiones hab¨ªan llegado miles de personas, al fletar la CND m¨¢s de un millar de autobuses y una treintena de trenes especiales para la ocasi¨®n. El punto culminante de la marcha lleg¨® tres kil¨®metros m¨¢s adelante, en Hyde Park, cuando distintos oradores pronunciaron breves discursos. Michael Foot, recibido con una ovaci¨®n, prometi¨® lo ya se?alado, criticando al presidente Reagan por especular con una guerra nuclear limitada en Europa.El profesor Edward P. Thompson insisti¨® en que de la actual situaci¨®n no era s¨®lo culpable Occidente. "La cruzada para la paz debe comenzar a superar la frontera Este-Oeste", indic¨®, pidiendo que los sovi¨¦ticos paren el despliegue de sus misiles SS-20.
La chispa que ha provocado el crecimiento de la CND ha sido sin duda la decisi¨®n de la OTAN, en diciembre de 1979, de modernizar su arsenal de armas nucleares en Europa con los misiles Pershing y de crucero, tema central, junto al armamento nuclear brit¨¢nico, de la manifestaci¨®n de ayer, que super¨® en n¨²mero las mayores manifestaciones antinueleares de los a?os sesenta. Veinte a?os atr¨¢s, la CND tuvo una actuaci¨®n destacada, si bien poco efectiva.
En los ¨²ltimos dieciocho meses esta organizaci¨®n ha visto aumentar su n¨²mero de militantes de 3.000 a 30.000, y su presupuesto se ha multiplicado por veinticinco, contando, seg¨²n sus organizadores, con un cuarto de mill¨®n de activistas a nivel local. De hecho sus pegatinas y pintadas pueden verse ahora en los lugares m¨¢s rec¨®nditos del Reino Unido, desde un servicio p¨²blico de Londres hasta un deshabitado bosque gal¨¦s.
La manifestaci¨®n de ayer, con un grandespliegue policial, transcurri¨® pac¨ªficamente y en ella estuvieron representados organizaciones pol¨ªticas y grupos religiosos, sindicales y ecologistas, as¨ª como delegaciones extranjeras. Parec¨ªa un concierto de rock de hace una docena de a?os, con la diferencia de que los representantes de las minor¨ªas ¨¦tnicas de color estaban pr¨¢cticamente ausentes (este movimiento no ha conseguido integrarles), la inmensa mayor¨ªa de los presentes eran j¨®venes y casi se pod¨ªan contar con los dedos de una mano las parejas de clase media que pasaban ayer con una pancarta contra la bomba.
La manifestaci¨®n con la que se inaugur¨® en Londres la semana del desarme de las Naciones Unidas tuvo lugar dos d¨ªas despu¨¦s de que el secretario de Defensa de Estados Unidos, Caspar Weinberger, terminara su viaje al Reino Unido. Alg¨²n cartel dec¨ªa: "Queremos hamburguesas y no weinburguesas con salsa trident y ketchup radiactivo". Pero Weinberger s¨®lo reconoce en p¨²blico que ¨¦stos son los descontentos con la situaci¨®n.
Y para el secretario norteamericano, el desarme nuclear unilate ral que propugna la CND, y ahora el Partido Laborista, es equivalente a un suicidio.
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