"Podemos tener una guerra at¨®mica en Europa en los pr¨®ximos veinte a?os"
No son numerosas las personas de las que se puede decir que encarnan un movimiento, pero Edward P. Thompson es una de ellas. El profesor de Historia, autor de La creaci¨®n de la clase trabajadora inglesa, a sus 57 a?os es el alma del movimiento brit¨¢nico contra las armas nucleares y fundador de la campa?a para el desarme europeo, que pretende extender este movimiento a todo el viejo continente.
Thompson es respetado hasta por sus m¨¢s feroces contendientes. Fue miembro del partido comunista hasta 1956. Ese a?o, y ante la falta de democracia en su organizaci¨®n, decidi¨® pasarse al partido laborista. Con su pelo blanco y su aspecto bohemio, Thompson, en conversaci¨®n con EL PAIS, no se defini¨® como un pacifista. "Soy un viejo soldado; particip¨¦ en la segunda guerra mundial". Pero piensa que todas las armas nucleares son "una locura".Thompson espera que alg¨²n d¨ªa se llegue a un desarme nuclear en toda Europa, pero por el momento se muestra muy interesado en la posibilidad de una zona balc¨¢nica desnuclearizada, como ha proclamado el Partido Socialista griego (PASOK), hoy en el poder. Y pide que la Organizaci¨®n del Tratado del Atl¨¢ntico Norte (OTAN) invierta su decisi¨®n de modernizar su arsenal nuclear; pero "tal medida debe verse acompa?ada de iniciativas directas para conseguir una acci¨®n rec¨ªproca del Este... y as¨ª podr¨ªan empezar a romperse las estructuras de la guerra fr¨ªa".
?Y si no hubiera reciprocidad?. El profesor brit¨¢nico califica esta idea de "abstracta y te¨®rica"; ¨¦l habla de "pol¨ªtica realista", de iniciativas directas del Gobierno brit¨¢nico u holand¨¦s. ?Sin reciprocidad?: "Si no hubiera reciprocidad, el apoyo p¨²blico para este proceso se debilitar¨ªa" termina se?alando. Y si este proceso no logra sus fines, "vamos a tener una guerra nuclear en Europa en los pr¨®ximos veinte a?os... Es necesario que este movimiento se convierta en un movimiento de la opini¨®n p¨²blica y que el pr¨®ximo a?o tenga un impacto en Europa del Este".
Los dos hilos de los que pende Europa
"Hay muchos lideres militares y pol¨ªticos de Estados Unidos a los que les gustar¨ªa ver una intervenci¨®n sovi¨¦tica en Polonia", afirma Thompson, "pues as¨ª legitimar¨ªan la intensificaci¨®n de su pol¨ªtica armamentista". El futuro de Europa cuelga de dos hilos: "La continuaci¨®n de la cohibici¨®n de los sovi¨¦ticos en Polonia y la anulaci¨®n de la decisi¨®n contra la modernizaci¨®n de la OTAN". Al profesor brit¨¢nico de Historia Social no le han sorprendido las recientes declaraciones del presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, sobre la posibilidad de una guerra nuclear limitada en Europa. No es nada nuevo. Esta idea y estos planes exist¨ªan ya en tiempos de Schlessinger, y de ello da fe la directiva presidencial n¨²mero 59. "No creo que esto signifique que los militares norteamericanos est¨¦n planificando o conspirando para tener una guerra nuclear en Europa", a?ade Thompson, "sino que, desde hace tiempo, consideran coma posible esta opci¨®n, para la cual est¨¢n dise?ando armas, de las cuales la bomba de neutrones es el ejemplo m¨¢s evidente. El peligro es que, una vez que se disponen de estos planes y de estas armas, se pueden llegar a utilizar en una emergencia... La guerra nuclear limitada fue incluso ensayada en los ejercicios de invierno de la OTAN en 1977", al mando del general Haig.El crecimiento del movimiento antinuclear en Europa y en el Reino Unido ha animado a E. P. Thompson: "Hace dos a?os pensaba que hab¨ªa una posibilidad de un 80% de una guerra nuclear que terminar¨ªa con la civilizaci¨®n europea. Ahora pienso que esta cifra es del orden de un 50%".
Thompson deplora que los principales partidos franceses apoyen la existencia de una force de frappe nacional, pero no logra explicarse bien la debilidad del movimiento contra las armas nucleares en el pa¨ªs galo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.