Paro y reindustrializaci¨®n
EL GRAVE problema del paro y la aton¨ªa de la inversi¨®n privada est¨¢n contribuyendo de una manera conjunta a aumentar el nivel de frustraci¨®n en torno a c¨®mo iniciar la salida de la crisis. En este sentido no tiene nada de sorprendente que se adopten soluciones de pol¨ªtica econ¨®mica precipitadas, cuya viabilidad a medi¨® plazo sea muy problem¨¢tica. Algo as¨ª ha sucedido en una serie de proyectos mineros e industriales en el suroeste de Espa?aEl expediente de crisis presentado por Miner¨ªa de And¨¦valo y un proyecto de aprovechamiento de minerales de hierro de bajo contenido entre Huelva y Badajoz se han entrecruzado para enfrentar paro y reindustrializaci¨®n. La p¨¦rdida de puestos de trabajo se ha estimado en 246, y el empleo que generar¨ªa el nuevo proyecto ser¨ªa de 1.500 plazas, con una inversi¨®n de unos veintis¨¦is millones de pesetas. La zona carece hoy d¨ªa de industrias capaces de absorber el exceso de poblaci¨®n campesina. Adem¨¢s, se argumenta que la realizaci¨®n del proyecto supondr¨ªa la producci¨®n de casi un mill¨®n de toneladas anuales de prerreducidos, que evitar¨ªa la salida de divisas al sustituir importaciones de chatarra. El grave inconveniente de la operaci¨®n es que no es econ¨®micamente viable sin una subvenci¨®n permanente a trav¨¦s de un precio pol¨ªtico para el gas natural de la bah¨ªa de C¨¢diz, que sustentar¨ªa la puesta en marcha de la explotaci¨®n. Las dudas, no obstante, se han resuelto al responder de modo afirmativo el Ministerio de Industria, tras la amenaza de una marcha de los mineros del suroeste a Madrid y el respaldo, con un paro de una hora, procurado por la miner¨ªa de Huelva. La respuesta de Industria fue, en efecto, tan diligente que las ponderaciones de algunos representantes locales del PSOE perdieron toda credibilidad. ?Hasta el Gobierno estaba de acuerdo!
De hecho, este caso repite, una vez m¨¢s, la arriesgada pol¨ªtica de industrializaci¨®n que est¨¢ desarrollando el actual Gobierno. No se promueven actividades rentables o con futuro, sino que se reincide en sustentar sectores o empresas escasamente viables que necesitan y continuar¨¢n necesitando el apoyo de la subvenci¨®n del Estado. La crisis del petr¨®leo ha puesto de manifiesto que una parte importante del equipo productivo es inservible o que la capacidad de una serie de sectores econ¨®micos es excesiva.
Obvio es decir que el camino m¨¢s razonable para la reconversi¨®n es el de incrementar la participaci¨®n del ahorro en la renta nacional y disponer as¨ª de los recursos necesarios con que financiar, de manera no inflacionista, esta reconversi¨®n y las nuevas industrias generadoras de empleo. Pero si los proyectos financiados han de estar permanentemente subvencionados, la pregunta es c¨®mo se generar¨¢ el ahorro p¨²blico. Si la respuesta fuese el endeudamiento externo, cabe recordar que su crecimiento es vertiginoso y hay que pagarlo; si la respuesta es la de inventar el ahorro a trav¨¦s del d¨¦ficit presupuestario, no puede olvidarse que ser¨¢ a costa de expulsar otras alternativas y de reincidir en una financiaci¨®n inflacionista. Adem¨¢s, tampoco cabe volver la espalda al hecho de que la energ¨ªa se ha convertido en un factor escaso con un elevado coste y cuya administraci¨®n exige, por lo menos, gran cuidado.
Ninguna de las dos circunstancias se dan en el proyecto de prerreducciones, como tampoco en otras reindustrializaciones antiecon¨®micas y caras en energ¨ªa. Sus resultados ser¨¢n, por un lado, inflacionistas y, por otro, inviables a plazo medio. El empleo moment¨¢neo de hoy ser¨¢ m¨¢s paro ma?ana, m¨¢s d¨¦ficit presupuestario y, por supuesto, una oneros¨ªsima carga para el Gobierno heredero de esta despilfarradora pol¨ªtica industrial.
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