Lo que pide un profesor no funcionario
Aunque no han sido publicadas todav¨ªa las cifras computadas de los a?os 1979 a 1981, cabe esperar que no existan variaciones respecto a la media de los a?os setenta.Cualquiera tiene derecho a preguntarse c¨®mo ha podido funcionar la universidad espa?ola cuando la aplastante mayor¨ªa de sus profesores, los PNN, estaban y contin¨²an estando ligados a un contrato administrativo de car¨¢cter eventual, sin reconocimiento de otros derechos que el de asistencia sanitaria y vacaciones de un mes, teniendo el a?adido vergonzante de unos salarlos que, en el a?o 1981, oscilan entre las 15.000 y las 60.000 pesetas mensuales, seg¨²n el nivel de dedicaci¨®n. Estos sueldos, que parecen incre¨ªbles para profesionales con. estudios superiores, unidos a la falta de expectativas profesionales en los diversos centros, acent¨²an la impresi¨®n de que las instituciones universitarias funcionan de milagro.
No pueden asombrarnos ni la falta de resultados coherentes en sus actividades, ni el decepcionante panorama de la ciencia y la cultura en Espa?a, ni mucho menos la tradicional expulsi¨®n de cerebros hacia pa¨ªses que nos lo hacen pagar caro en divisas por t¨¦cnicas y equipos superiores a los nuestros. Lo que nos sorprende de verdad es que se sigan dando clases y que de cuando en cuando aparezca alguna creaci¨®n realizada por ignorados equipos universitarios.
No es sencillo explicar un fen¨®meno tan extra?o y tan ligado a la compleja coyuntura en que se desenvuelve nuestro pa¨ªs, pero podemos empezar estableciendo una s¨ªntesis de las l¨ªneas fundamentales que configuran las actitudes de los profesores que nos empe?amos en mantener viva la universidad:
1. La conciencia de que el desarrollo social y econ¨®mico del pa¨ªs depende en gran parte del despegue de la investigaci¨®n.
2. La frustraci¨®n producida por la falta de recursos y estructuras que hagan posible que la universidad pueda cumplir esos objetivos.
Los graduados que terminan su carrera a edad temprana y que se encuentran en situaci¨®n de aplazar unos a?os su estabilidad econ¨®mica individual tienden a magnificar las oportunidades que ofrece la universidad para completar su formaci¨®n de posgrado. Una propaganda triunfalista y corruptelas clientelares end¨¦micas hacen que los aspirantes depositen su confianza en los catedr¨¢ticos que apadrinan sus incipientes carreras docentes. No obstante, en el plazo de dos o tres a?os, cuando se adquiere la suficiente experiencia de la miseria universitaria, ya se ven con claridad las alternativas reales:
a) La oposici¨®n a las escasas plazas funcionariales, en el supuesto de que la c¨¢tedra disponga de ellas.
b) El pluriempleo dentro o fuera de las instituciones universitarias.
c) El abandono definitivo de la universidad.
De las dos primeras alternativas se?aladas, la que recibe m¨¢s est¨ªmulo por parte de las autoridades acad¨¦micas es la del pluriempleo, pese a la demagogia purista que nutre las declaraciones oficiales y las campa?as en contra de los sufridos PNN.
Las ventajas que proporciona a dichas autoridades el disponer de profesores pluriempleados son leoninas:
1. Tienen un chivo expiatorio inmediato para encubrir su falta de eficacia.
2. Un profesor pluriempleado crea menos problemas porque sus expectativas dentro de la universidad son reducidas.
3. Controlan f¨¢cilmente a los posibles competidores de su clientela.
4. Se refugian en la falta de suficientes profesores dedicados exclusivamente a la universidad para justificar su indiferencia, su escaso desarrollo cient¨ªfico o su falta de compromiso con la mejora de la universidad.
5. El coste de la ense?anza puede mantenerse con presupuestos rid¨ªculos aliviados por salarlos bajos que inciden directamente tanto en la calidad de la ense?anza como en las tareas de investigaci¨®n.
Por otra parte, el pluriempleo del profesorado despeja las amenazas a la situaci¨®n y a la incompetencia tradicionales de muchos gestores universitarios. El cuerpo docente se nutre, pues, de adictos al sistema, salvo contad¨ªsimas excepciones; y adem¨¢s, en cantidades tan reducidas que no hay por qu¨¦ alterar la cl¨¢sica estructura de familias clientelares.
Es l¨ªcito pensar entonces que en ciertas esferas interesa mantener las causas originarias que obligan al profesorado no numerarlo a derivar hacia la situaci¨®n de pluriempleado seg¨²n transcurre el tiempo y va adquiriendo mayores responsabilidades econ¨®micas tanto personales como familiares. Como ya hemos visto, las causas pueden resumirse en:
- Escasas posibilidades para acceder a los cuerpos funcionariales docentes.
-Inestabilidad en el empleo y retribuciones notoriamente insuficientes.
El mecanismo de entretenimiento durante esos dos o tres a?os de noviciado en una c¨¢tedra es impartir clases, y si sobra algo de tiempo, la elaboraci¨®n de la tesis doctoral. Esto ¨²ltimo opera a nivel psicol¨®gico como Final feliz para el esforzado meritorio, por ser requisito imprescindible para poder concurrir a la oposici¨®n en el caso de que existan plazas. Desde el punto de vista docente, la realizaci¨®n de la tesis no supone el acceso a un mayor nivel de la ense?anza, puesto que aun sin ella el PNN se encarga de cualquier curso de la carrera, as¨ª como de tareas de investigaci¨®n a cualquier nivel. En la pr¨¢ctica, la tesis faculta para cobrar un plus por hacer el mismo trabajo que antes y como mecanismo de promoci¨®n en la carrera docente. Su sacralizaci¨®n por parte de las autoridades es, aparte de pura demagogia, un instrumento de filtrado, ya que son muy pocas las c¨¢tedras donde existe la infraestructura necesaria para que una tesis obtenga verdaderos frutos cient¨ªficos.
Si comparamos el n¨²mero de tesis le¨ªdas en Espa?a con el escaso desarrollo cient¨ªfico en que nos encontramos, tendr¨ªamos que concluir que son muchas y, por tanto, que hay algo totalmente ajeno a la realizaci¨®n de tesis que no marcha bien.
Situados en el mejor de los casos, nuestro PNN llega, por fin, a tener su ansiado salvoconducto de funcionarlo. Pero no hagamos caer todav¨ªa el tel¨®n porque entramos en una nueva versi¨®n del pluriempleo. A pesar de la manipulaci¨®n que hacen de ello autoridades y responsables ministeriales, el pluriempleo es muy frecuente entre los funcionarios docentes, los cuales, para suplir la miseria profesional que les ofrece la universidad, se ponen a buscar alguna empresa p¨²blica o privada en la que hacer algo con sus conocimientos o con su tiempo libre. Tampoco hay que perder de vista sus pretensiones econ¨®micas y/o pol¨ªticas, de modo que la corrupci¨®n riza el rizo cuando sus m¨²ltiples compromisos y/o salarlos les impiden paulatinamente su dedicaci¨®n a las tareas universitarias m¨ªnimas, para lo cual necesita al profesorado no funcionarial en las condiciones de sometimiento indicadas. Es el c¨ªrculo rotundo del milagro universitario espa?ol.
Creo que la sociedad espa?ola no va a sostener por m¨¢s tiempo este engendro, pero ?ser¨¢ el proyecto de ley de Autonom¨ªa Universitaria su instrumento?
El proyecto de LAU no podr¨¢ contribuir a una mejor organizaci¨®n y servicio de la universidad espa?ola si no es capaz de poner en marcha los recursos necesarios para promover una pol¨ªtica de investigaci¨®n y desarrollo al nivel de las universidades europeas, que cuentan con presupuestos (aun en a?os de crisis) que multiplican por diez o m¨¢s al de la nuestra. Ese marco pol¨ªtico de investigaci¨®n es b¨¢sico, porque fijar¨¢ los objetivos a los cuales deber¨¢n obedecer las transformaciones que se hagan en las instituciones universitarias.
La eficacia en la elevaci¨®n de la calidad de la ense?anza y de la investigacion exige unos cuadros estables de profesores e investigadores dedicados por entero a su tarea. En este punto es imprescindible que los contratos salariales obedezcan a las leyes laborales vigentes, suprimiendo la actual contrataci¨®n administrativa que no respeta los derechos m¨¢s elementales que la Constituci¨®n espa?ola reconoce a todo trabajador. Estos contratos laborales deben especificar las obligaciones concretas de cada parte para evitar el clientelismo tradicional y los tan frecuentes agravios comparativos, estableciendo los controles que sean necesarios para vigilar su cumplimiento.
En cuanto a la elaboraci¨®n de tesis, la LAU tiene que dejar muy claro que deben de constituir un mecanismo de promoci¨®n para acceder al funcionariado y no una barrera tras de la cual se mantiene en la indigencia a los titulados superiores que se liguen a la universidad mediante contrato, como ha venido ocurriendo hasta ahora.
Dado que en la situaci¨®n actual no est¨¢n reconocidos ni la antig¨¹edad ni el derecho al Seguro de Desempleo, la LAU debe corregir el desafuero mediante el reconocimiento autom¨¢tico de los mismos con car¨¢cter retroactivo. Entiendo que, en su conjunto, estas peticiones son m¨¢s bien exigencias m¨ªnimas si existe de verdad un deseo por parte del Gobierno, los sectores econ¨®micos y las fuerzas pol¨ªticas por mejorar el nivel cient¨ªfico y cultural de nuestro pa¨ªs.
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