El Gobierno de Pek¨ªn desea normalizar relaciones con la Uni¨®n Sovi¨¦tica
, China ha expresado su deseo de normalizar sus relaciones con la Uni¨®n Sovi¨¦tica. As¨ª lo afirmaba el telegrama de felicitaci¨®n a Le¨®nidas Breznev remitido por Pek¨ªn con ocasi¨®n del 64? aniversario de la revoluci¨®n bolchevique. El mensaje fue reproducido ayer por el diario Pravda, ¨®rgano del PC sovi¨¦tico, envuelto por los dem¨¢s telegramas de cortes¨ªa enviados por diferentes pa¨ªses.El Gobierno chino, se pod¨ªa leer, "aboga por la adopci¨®n de medidas pr¨¢cticas que eliminen obst¨¢culos en la v¨ªa de la normalizaci¨®n de las relaciones entre los dos pa¨ªses" y favorezcan "el desarrollo de unas relaciones amistosas y de buena vecindad" basadas en la "coexistencia pac¨ªfica".
Curiosamente, el telegrama de Pek¨ªn coincide con uno de los peores momentos en las relaciones chino-sovi¨¦ticas. El viernes, el miembro del Politbur¨® y ministro de Defensa de la URSS, mariscal Dimitri Ustinov, pronunci¨® una dura cr¨ªtica del Gobierno chino durante su discurso conmemorativo del 64? aniversario de la Revoluci¨®n de Octubre.
Casi dos d¨¦cadas despu¨¦s de que se quebrara la amistad entre los dos grandes pa¨ªses comunistas, sus relaciones sufrieron un nuevo deterioro al final de la pasada primavera, cuando el secretario de Estado norteamericano, Alexander Haig, prometi¨® ayuda militar al Gobierno de Pek¨ªn. Este rearme chino fue violentamente denunciado por los sovi¨¦ticos, quienes -seg¨²n algunos observadores- no hab¨ªan perdido todas las esperanzas de que el "entierro" del mao¨ªsmo ayudara a encauzar las relaciones entre Mosc¨² y Pek¨ªn.
La cooperaci¨®n entre ambos colosos comunistas ha ido disminuyendo paulatinamente hasta casi desaparecer por completo: en la actualidad, los intercambios comerciales entre China y la URSS no llegan a los quinientos millones de d¨®lares anuales (unos 4.8.000 millones de pesetas), cifra a¨²n inferior -por poner un ejemplo- al comercio hispano-sovi¨¦tico.
Entre tanto, japoneses, norteamericanos y europeos han ido ocupando en China el hueco dejado por los sovi¨¦ticos, y ya, en las calles de Pek¨ªn, el Toyota ha sustituido como coche-oficial al Volga sovi¨¦tico.
Silencio sovi¨¦tico
Seg¨²n se estima en c¨ªrculos occidentales de Mosc¨², no es probable que tengan gran porvenir los deseos expresados por los chinos de normalizar sus relaciones con la URSS. De momento, los sovi¨¦ticos no se han pronunciado sobre el tema, pero parece imposible rehacer el camino andado para retomar la interrumpida amistad.
Los sovi¨¦ticos se consideran amenazados por el rearme chino, que ha venido a producirse, precisamente, en el momento en que la URSS siente m¨¢s vulnerable su flanco oriental: los paquistan¨ªes tambi¨¦n recibir¨¢n ayuda militar del presidente Reagan, Ir¨¢n ve agudizarse su desintegraci¨®n pol¨ªtica, los nacionalistas afganos siguen enfrent¨¢ndose -con mayor o menor fortuna- al r¨¦gimen de Kabul y a los 85.000 soldados sovi¨¦ticos estacionados en el pa¨ªs, e incluso de forma indirecta los medios oficiales sovi¨¦ticos admiten la existencia de grupos de oposici¨®n religiosa -de desconocida incidencia- en las rep¨²blicas musulmanas de la URSS.
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