Don Juan de Borb¨®n se defiende contra las acusaciones de inmiscuirse en la vida p¨²blica
?Quiero salir al paso de los rumores tendenciosos que afirman que yo, desde mi posici¨®n familiar, me inmiscuyo en los actos de la vida p¨²blica, a la que soy completamente ajeno?, dijo ayer don Juan de Borb¨®n, padre del rey Juan Carlos, en un mensaje reproducido en cinta magnetof¨®nica en el acto de presentaci¨®n en Madrid del libro de Pedro Sainz Rodr¨ªguez Un reinado en las sombras. La correspondencia entre Franco y don Juan.
?Actualmente?, a?adi¨® don Juan en una de las escasas manifestaciones p¨²blicas que hace en los ¨²ltimos tiempos, ?no por haber renunciado a mis derechos hist¨®ricos en favor de mi hijo, nuestro Rey don Juan Carlos I, he dejado de ser un ciudadano espa?ol preocupado por los problemas de la patria, ni me he convertido en una estatua de piedra de las que decoran la plaza de Oriente?.El libro, sobre el que don Juan dijo que servir¨ªa para formar un juicio propio sobre la sistem¨¢tica campa?a difamatoria ejercida contra ¨¦l en la vida p¨²blica y privada, fue presentado por los historiadores Javier Tusell y Ricardo de la Cierva. Estuvo tambi¨¦n presente Jos¨¦ Manuel Lara, editor del libro.
Don Juan de Borb¨®n, tras se?alar que sus actividades pol¨ªticas, cuando las tuvo, constituyeron un deber desde que recay¨® sobre ¨¦l la representaci¨®n de los derechos hist¨®ricos de la Corona, dijo que ?por experiencia vivida he observado que los momentos constituyentes, por pac¨ªficamente que se desenvuelvan, encierran en su seno una profunda y apasionada tensi¨®n. Si representan la evoluci¨®n de una situaci¨®n demag¨®gica propenden al autoritarismo dictatorial, y si nacen de un per¨ªodo de autoridad arbitraria caen en un excesivo recelo de toda manifestaci¨®n de autoridad legal?.
?Debo manifestar a mis compatriotas?, a?adi¨®, con una clara referencia al momento presente, ?mi profunda esperanza de que no dejar¨¢n pasar esta oportunidad hist¨®rica de abrir, en colaboraci¨®n con la Corona, un nuevo per¨ªodo de convivencia y paz en la vida nacional, condici¨®n previa inexcusable para la soluci¨®n de los problemas econ¨®micos y la conquista del bienestar y la prosperidad de Espa?a. Todo ello basado en la estabilidad de la Monarqu¨ªa constitucional, que es un sistema de equilibrio de poderes. Y si la Corona ha de ejercer con eficacia su funci¨®n arbitral no parece prudente mermarle los medios legales para ello, exager¨¢ndose el bienintencionado punto de vista de los que pretenden la seguridad del Rey, reduciendo casi totalmente su intervenci¨®n en las funciones del Estado?.
Consenso popular sobre la Corona
Don Juan manifest¨® ?una inmensa satisfacci¨®n? por ver cada d¨ªa que pasa m¨¢s arraigado los derechos hist¨®ricos de la Corona por un constante consenso popular. ?El pueblo ha comprendido?, dijo don Juan, ?que el ¨²nico privilegio de ser rey es ocupar el puesto m¨¢s oneroso de los sacrificios por la patria y el de m¨¢s responsabilidad en su servicio; por eso asistimos a la resurrecci¨®n de ese misterioso y profundo sentimiento que une al pueblo con la Corona, sentimiento que tiene sus ra¨ªces m¨¢s hondas en el esp¨ªritu ancestral de la patria y est¨¢ compuesto por una amalgama de respeto y amor y ansia de protecci¨®n, de veneraci¨®n y de confianza familiar?.Refiri¨¦ndose al libro de Pedro Sainz Rodr¨ªguez, el padre del rey Juan Carlos dijo que su mayor m¨¦rito era la aportaci¨®n de nuevos documentos y la veracidad serena y objetiva con que desvela ante los espa?oles los hechos ?y el sentido nacional y patri¨®tico de mi actividad pol¨ªtica, deformada por la pasi¨®n partidista y silenciada rigurosamente por la t¨¢ctica del r¨¦gimen anterior?.
Pedro Sainz Rodr¨ªguez, consejero durante muchos a?os de don Juan de Borb¨®n, afirm¨® que el mayor acierto de don Juan fue el de no haber vinculado la Monarqu¨ªa al r¨¦gimen de Franco, ?porque, de lo contrario, la Corona habr¨ªa muerto con el r¨¦gimen del dictador, un r¨¦gimen que no ten¨ªa ni contenido ni vitalidad, porque lo que en principio se plante¨® como una democracia org¨¢nica degener¨® en un ejercicio personalista y absoluto del poder corrompido en manos de los aduladores de Franco?.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Juan de Borb¨®n y Battemberg
- Declaraciones prensa
- Pedro S¨¢inz Rodr¨ªguez
- Francisco Franco
- Pol¨ªtica nacional
- Casa Real
- Monarqu¨ªa
- Gobierno
- Literatura
- Gente
- Administraci¨®n Estado
- Administraci¨®n p¨²blica
- Sociedad
- Cultura
- Franquismo
- Espa?a
- Dictadura
- Historia contempor¨¢nea
- Historia
- Fascismo
- Ultraderecha
- Ideolog¨ªas
- Pol¨ªtica