El asesinato de De Broglie se convierte en un "Watergate" franc¨¦s
El asesinato del pr¨ªncipe Jean de Broglie, pol¨ªtico vinculado al ex presidente Val¨¦ry Giscard d'Estaing, no es un asunto de derecho com¨²n, sino un "Watergate franc¨¦s". Esta afirmaci¨®n, sin precedentes en los anales de la justicia francesa, fue hecha por el presidente del tribunal de Par¨ªs que juzga actualmente el "asunto De Broglie". El mismo responsable, Andr¨¦ Giresse, asegur¨® que el ministro del Interior de la ¨¦poca en la que se cometi¨® el crimen (en diciembre de 1976), Michel Poniatowski, as¨ª como el director de los servicios de polic¨ªa, "mintieron".
El ministro de Estado y ministro del Interior, Poniatowski, que accedi¨® al cargo justamente cuando De Broglie fue asesinado en una calle de Par¨ªs, "minti¨® por omisi¨®n". El director de la polic¨ªa minti¨® igualmente. Ambos le ocultaron a la justicia los informes que pose¨ªan con anterioridad al asesinato, relativos a las amenazas de muerte que pesaban sobre el pr¨ªncipe. Por otro lado, el m¨®vil del crimen sostenido por la defensa, se basa en una deuda de cuatro millones de francos que el presunto cerebro del asesinato, Pierre de Varga, habr¨ªa contra¨ªdo con De Broglie. Matando al pr¨ªncipe pretend¨ªa tambi¨¦n acabar con la obligaci¨®n de pagarle. Pues bien, ese tampoco ser¨ªa el m¨®vil. Todas estas afirmaciones son del presidente del tribunal que juzga el crimen De Broglie.Esa declaraci¨®n, inesperada, ha conmovido a este pa¨ªs. Nunca el presidente de un tribunal, cuyo papel en un proceso es el de ¨¢rbitro, y ante el que todav¨ªa no han desfilado todos los testigos, hab¨ªa intervenido hasta ahora de manera tan contundente, aunque sus denuncias se conforman a la ley y, en definitiva, son una sospecha general. Un inspector de polic¨ªa, en efecto, durante la investigaci¨®n, hace ya dos a?os, afirm¨® que los servicios de polic¨ªa, y l¨®gicamente Poniatowski, sab¨ªan que el pr¨ªncipe iba a ser asesinado, sin que por ello intentaran impedirlo. Tambi¨¦n se sospechaba que el m¨®vil no eran los cuatro millones de francos que le hab¨ªa avalado el ex diputado giscardiano a De Varga.
La confirmaci¨®n de estos datos suscita todo tipo de interrogaciones sobre el verdadero m¨®vil del crimen.
En tiempos de Giscard se estima que la justicia no denunci¨® lo que ahora denuncia porque el poder pol¨ªtico, m¨¢s o menos impl¨ªcitamente, le imped¨ªa actuar con independencia. Hoy los franceses se preguntan si el presidente Giresse habr¨ªa hecho la misma declaraci¨®n si no hubiese cambiado el poder.
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