"La mujer del cuadro" de Fritz Lang
Se emite hoy, a las 21.30 horas, por la primera cadena, el largometraje La mujer del cuadro, que est¨¢ considerado como una de las mejores pel¨ªculas americanas de Fritz Lang, el vien¨¦s arrastrado a la meca del cine por sus ¨¦xitos Metr¨®polis o M, el vampiro de D¨¹sseldorf. En su etapa americana, Lang realiz¨®, entre otras, una serie de pel¨ªculas policiacas que romp¨ªan, en cierto modo, algunos moldes cl¨¢sicos del g¨¦nero. La mujer del cuadro, por ejemplo, no basa su inter¨¦s dram¨¢tico en averiguar la identidad del asesino, sino que lo fija en el conflicto que ¨¦ste vive desde que comete el crimen hasta su posible captura. Drama, pues, visto desde dentro, que exige un planteamiento dram¨¢tico basado en trucos in¨¦ditos.Las primeras pel¨ªculas americanas de Lang hab¨ªan aprovechado el ambiente liberal estimulado desde el Gobierno Roosevelt para denunciar determinados aspectos de la vida del pa¨ªs que no correspond¨ªan a los enunciados de la nueva democracia. La pena de muerte, por ejemplo, fue cuestionada en Furia o S¨®lo se vive una vez, donde, al tiempo, Lang discut¨ªa tambi¨¦n la supuesta infalibilidad de la justicia. Acusaci¨®n que m¨¢s tarde repetir¨ªa en su espl¨¦ndida M¨¢s all¨¢ de la duda.
El director no pudo eludir, ni en M¨¢s all¨¢ de la duda ni en La mujer del cuadro los condicionamientos de la censura, siempre presentes. Por tanto, no consigui¨® dejar al criminal sin su correspondiente castigo. Exigencia que llevada a La mujer del cuadro produjo uno de los finales m¨¢s decepcionantes de su filmograf¨ªa, aunque Lang lo defendiera siempre pensando que sin ¨¦l, el resto de la historia no ser¨ªa veros¨ªmil.
La aut¨¦nuca raz¨®n, no obstante, podria encontrarse en el cambio social experimentado en Estados Unidos durante los a?os cuarenta respecto a la d¨¦cada anterior. Y, aunque La mujer del cuadro (1944) no condujera a ning¨²n tipo de cr¨ªtica pol¨ªtica, era necesario que su desenlace aseptizara cualquier posible insinuaci¨®n oculta.
El ¨¦xito de esta pel¨ªcula permiti¨® a Fritz Lang repetir el mismo reparto un a?o despu¨¦s en Perversidad,- era indiscutible la eficacia del s¨®lido actor Edward G. Robinson y verosimilitud del secundario Dan Duryea. No es, sin embargo, tan indiscutible que Joan Bennet tenga la capacidad de sugerencia que su enigm¨¢tico personaje exige, y sin esa capacidad no es tan cre¨ªble la historia de La mujer del cuadro. En ese sentido, el desenlace elegido por Lang podr¨ªa estar justificado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.