Los cubanos no creen realmente que Estados Unidos invada la isla, pero se preparan para ello
Es posible que la mayor¨ªa no crea realmente que la invasi¨®n sea inminente. Una se?ora cincuentona, que tiene un hijo en Nueva Jersey, opina que "nos han dejado por imposibles". Incluso algunos funcionarios la creen poco probable. Pero una y otra vez se oye la misma explicaci¨®n: "M¨¢s vale estar prevenidos".Es la filosof¨ªa expuesta tantas veces por Fidel Castro. Los estados de alerta como el que vive Cuba desde hace un mes no constituyen gran novedad. Este es el tercero en lo que va de a?o. El primero se decret¨® en marzo, a ra¨ªz del atentado contra Ronald Reagan. El segundo fue en julio-agosto, coincidiendo con una intensificaci¨®n de las amenazas norteamericanas y el anuncio de una huelga general en Polonia, con el consiguiente rumor sobre env¨ªo de tropas sovi¨¦ticas.
Diplom¨¢ticos occidentales consideran, pese a todo, que la alerta actual tiene caracter¨ªsticas muy especiales. "Desde la crisis de los misiles, en 1962, no se hab¨ªa producido esta tensi¨®n con Estados Unidos. El Gobierno cubano tuvo informaciones de que la Administraci¨®n Reagan estaba estudiando acciones concretas contra la isla, incluido el ataque militar ".
Seg¨²n una versi¨®n altamente cualificada, el secretario de Estado, Alexander Haig, habr¨ªa manifestado en octubre a embajadores de varios pa¨ªses que "ya no soportamos m¨¢s" la injerencia de Cuba en Centroam¨¦rica y que el Gobierno estaba analizando un piquete de acciones: desde la invasi¨®n hasta el recrudecimiento del bloqueo comercial pasando por un cerco naval.
Los primeros cien mil muertos
Por eso, a partir del 20 de octubre empez¨® a extenderse en la colonia diplom¨¢tica de La Habana el rumor de que Fidel Castro iba a pronunciar un discurso importante el d¨ªa 24, en el teatro Carlos Marx, con motivo de la clausura del II Congreso de los Comit¨¦s de Defensa de la Revoluci¨®n (CDR). El l¨ªder cubano no defraud¨® las expectativas. Dijo a Estados Unidos que Cuba est¨¢ dispuesta a defenderse y que su ocupaci¨®n iba a costarles cientos de miles de muertos.
En la isla se recuerda un informe elaborado por el Pent¨¢gono en los a?os sesenta, cuando el presidente John F. Kennedy quiso saber, despu¨¦s del desastre de Bah¨ªa Cochinos, cu¨¢l pod¨ªa ser el coste de una victoria militar total sobre Cuba. Seg¨²n los asesores, la primera semana de guerra habr¨ªa 100.000 muertos en las filas norteamericanas y al menos otros tantos antes de ocupar los mil kil¨®metros de la isla. Casi todos creen que el coste de una cluerra convencional ser¨ªa hoy m¨¢s alto.
Informes militares fiables estiman que el Ej¨¦rcito cubano cuenta con m¨¢s de 200.000 efectivos bien entrenados. Esta cifra ha sido cornoborada indirectamente d¨ªas atr¨¢s por un alto funcionario. Pero en caso de guerra la capacidad de movilizaci¨®n inmediata llega al menos a tres millones de hombres y mujeres encuadrados en la reserva, en las milicias de tropas territoriales y en las unidades de defensa civil. A ninguno le faltar¨¢, asegura, al menos un fusil para disparar. El comandante Fidel Castro admit¨ªa el 24 de octubre, ante los CDR, que hab¨ªan llegado varios barcos con armas para las milicias y que ese fue el argumento de Estados Unidos para acusarles de enviarlas a Centroam¨¦rica.
"Como saben que vinieron unas cuantos barcos con armas para las milicias de tropas territoriales", dijo el presidente del Consejo de Estado, "elaboraron la teor¨ªa de que est¨¢bamos recibiendo toneladas de armas (no les vamos a decir cu¨¢ntas son, pero s¨ª que son bastantes) y que las est¨¢bamos redistribuyendo a Centroam¨¦rica. Una mentira de pies a cabeza, puesto que recibimos las armas exclusivamente para nuestra defensa". Castro a?adi¨® que el convenio con la URSS les impide reenviar las armas a otro pa¨ªs. "Y nosotros cumplimos nuestros conventos".
Ante parlamentarios occidentales, el l¨ªder cubano manifest¨® recientemente que ni afirmaba ni negaba que se hubieran mandado armas a El Salvador en el pasado, pero que pod¨ªa rechazarlo en lo que respecta al presente a?o.
El pensamiento de Castro
Un p¨¢rrafo del discurso de Fidel Castro ante los CDR llam¨® especialmente la atenci¨®n y aliment¨® todo tipo de hip¨®tesis. "Debemos aprender", dijo, "y tener como filosof¨ªa no esperar que nadie nos defienda, sino, en primer lugar, estar dispuestos a defendernos nosotros mismos". En otro caso, a?adi¨®, "no podemos esperar la solidaridad de nadie".
Detr¨¢s de estas palabras han querido ver algunos una cierta desconfianza hacia la actitud que pudiera adoptar la URSS en caso de una invasi¨®n exterior de Cuba. Portavoces oficiosos insisten en que este principio forma parte del pensamiento de Fidel Castro desde siempre y que no implica ninguna segunda intenci¨®n.
"Desde un punto de vista estrictamente militar", comenta un funcionario, "es l¨®gico que sea a los cubanos a quienes corresponda resistir la invasi¨®n en las primeras horas. No hay que olvidar que estamos a s¨®lo noventa millas de Florida y muy lejos de la URSS".
Fuentes cercanas al Departamento de Estado aseguran que Washington manej¨® la idea, a finales de octubre y principios de noviembre, de adoptar una medida de fuerza contra la Uni¨®n Sovi¨¦tica, por considerar que en ese momento la respuesta de Mosc¨², seg¨²n sus c¨¢lculos, ser¨ªa "muy matizada", es decir, un tanto d¨¦bil. Y ah¨ª se entra ya en la preocupaci¨®n cubana por lo que pueda ocurrir en Polonia.
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