Escasas expectativas en la visita de Schmidt a la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana
Sin himnos ni honores militares, el jefe del Estado de la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana (RDA) y secretario general del Partido Socialista Unificado (SED, comunista), Erich Honecker, recibi¨® ayer en el aeropuerto de Schoenefeld, junto a Berl¨ªn Este, al canciller federal alem¨¢n, Helmut Schmidt. En la segunda visita a la RDA de un canciller de la RFA, "no habr¨¢ negociaciones; s¨®lo conversaciones", repiten fuentes oficiales de Bonn, en un intento de rebajar las expectativas despertadas por el viaje, del que se teme que s¨®lo traiga "una mejora del clima" entre los dos Estados alemanes.
Con precisi¨®n prusiana aterriz¨® a las 14.50 horas de ayer el boeing de la fuerza a¨¦rea federal en el aeropuerto de Schoenefeld. Honecker, que se distingue por su estilo envarado, se comport¨® con gran jovialidad al recibir a Schmidt y darle la bienvenida en la RDA.No hubo himnos nacionales, porque la RFA quiere evitar todo lo que suponga un reconocimiento pleno de la RDA, ni compa?¨ªa de honores, pero las banderas de los dos Estados alemanes ondeaban en la fr¨ªa tarde, a tres grados bajo cero de temperatura.
Schmidt present¨® a sus acompa?antes a Honecker, en primer lugar al ministro de Relaciones Interalemanas, Egon Franke. Schmidt acude a la visita sin su ministro de Asuntos Exteriores lo que supondr¨ªa una forma de reconocimiento diplom¨¢tico pleno de la RDA. Sin embargo, entre los acompa?antes de Honecker estaba el ministro de Asuntos Exteriores de la RDA, Oskar Fischer.
A las 16.15 horas, ya en plena oscuridad y con nevada, Schmidt lleg¨® en el Citro?n de Honecker, a su residencia, el palacete de caza Hubertustock, construido por el rey de Prusia el a?o 1849, y, situado en un id¨ªlico parque nacional, sesenta kil¨®metros al norte de Berl¨ªn. Los dos pol¨ªticos brindaron con martini rojo y tomaron asiento ante una mesa donde hab¨ªa unas orqu¨ªdeas adornadas con plumas de pavo real. Los fot¨®grafos pidieron a Schmidt que se acercase m¨¢s a Honecker y el canciller replic¨®: pretender¨¢n que haga eso. No somos una pareja de amantes". Honecker acogi¨® con una sonrisa forzada las palabras de Schmidt.
Despu¨¦s de la cena en privado, a las siete de la noche, Honecker y, Schmidt, en la casa de hu¨¦spedes del Gobierno de la RDA, iniciaron la primera de las cuatro entrevistas que mantendr¨¢n los dos solos a lo largo del viaje.
La visita se desarrolla casi por completo alejada de la poblaci¨®n de la RDA, que s¨®lo tendr¨¢ ocasi¨®n de ver directamente al canciller federal el pr¨®ximo domingo en la ciudad de Guestrow, donde Schmidt recorrer¨¢ la plaza del Mercado y visitar¨¢ la catedral y el museo del escultor antinazi Ernst Barlach
El inter¨¦s principal de la poblaci¨®n de la RDA y de la RFA est¨¢ centrado en conseguir "mejoras humanitarias", que faciliten los contactos familiares entre los dos pa¨ªses. Los tipos de cambio obligatorio, elevados por la RDA en octubre de 1980 a veinticinco marcos (1.075 pesetas) por persona y d¨ªa, suponen un freno importante a los contactos. A una familia de cuatro miembros les supondr¨ªa 4.300 pesetas cada d¨ªa de estancia en la RDA; esto ha tra¨ªdo como consecuencia un descenso considerable de las visitas.
A pesar de las esperanzas expresadas en la ¨²ltima semana en Bonn, parece dificil que se consigan de forma inmediata mejoras en el campo de las "mejoras humanitarias ". El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de la RDA, Wofgang Meyer, declar¨® ayer que el objetivo principal de la visita es "contribuir a asegurar y fortalecer la paz". Honecker hab¨ªa declarado recientemente que "en la actual situaci¨®n internacional, tan complicada, los contactos entre dirigentes de pa¨ªses con sistemas sociales diferentes son especialmente necesarios".
Schmidt tiende tambi¨¦n a declarar que el encuentro "tiene valor por el mero hecho de celebrarse" e intenta encuadrarlo dentro de la pol¨ªtica de esfuerzos por la paz. En este punto, las dos partes parecen estar de acuerdo, pero, si s¨®lo se queda en eso, la decepci¨®n ser¨ªa muy grande a uno y otro lado de la frontera.
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