El Greco
Conclu¨ªamos ayer citando al Greco (reedici¨®n de la gran monograf¨ªa de don Manuel Bartolom¨¦ Coss¨ªo) como ejemplo de la pluralidad, modernidad, europeidad e incluso orientalidad con que este pintor ilumina y enriquece la Corte y la Espa?a de Felipe II. Es un reduccionismo simplista hacer de aquella Espa?a un bloque berroque?o de fanatismo lineal e iletrado. Pero nuestros integristas son muy dados a esas acu?aciones espa?olas, remiti¨¦ndose a ellas como a la Espa?a neta y nata que quieren reinstaurar a gritos. A algo tienen que remitirse.Los para¨ªsos perdidos de la derecha (como los de la izquierda, por otra parte) no est¨¢n en ning¨²n sitio. El ¨²nico para¨ªso perdido es el presente, y ¨¦se nos lo quieren ciclostilar para que la fotocopia sustituya la realidad. Manuel Alvarez Ortega, gran poeta clandestino, surrealista y cultista, que creaba su bella obra interior, marginal al socialrealismo/sonetismo de los sesenta, gana ahora el premio de poes¨ªa m¨ªstica Fernando Rielo. El misticismo de Alvarez Ortega, como el del Greco, es m¨¢s bien un barroquismo/ surrealismo donde la experiencia de lo irracional llega a sus l¨ªmites infernales (Bergam¨ªn), como nuestros m¨ªsticos (santa Teresa) llegaron a sus l¨ªmites inquisitoriales. La Espa?a enteriza que hoy se nos vende a cuatro columnas es una Espa?a que nunca fue as¨ª, sino que, como toda realidad nacional, hist¨®rica, grupal, se constitu¨ªa en un juego dial¨¦ctico de tensiones, que, como dice William Blake, ?no hay progreso sin contrarios?. Los integristas, inermes o no, empu?an, para amenazarnos, una Espa?a que nunca existi¨®.
La noche en que llegu¨¦ al Caf¨¦ Gij¨®n, Alvarez Ortega (mi introductor en el recinto enlagunado y escandido de los poetas) era un m¨ªstico de lo irracional inquisitorializado por el socialrealismo dogm¨¢tico de derecha/ izquierda. Menos mal que ¨¦l ten¨ªa un mercedes y pasaba de todo. La noche de los tiempos en que el Greco llega a Espa?a, en principio no es entendido, pero en seguida enriquece/europe¨ªza nuestra culturacon el barroco ascensional y la llama verde de su bizantinismo. Como ha dicho G¨®mez de la Serna, ?los ¨¢ngeles que pinta tienen pantorrillas de moza toledana?. Parece que estamos en plena semana goyesca (y no s¨®lo por los fusilamientos de la Moncloa), y me entrevistan sobre la espa?olidad de Goya, pero yo pongo el ¨¦nfasis en la europeidad de Goya, que es nuestro m¨¢s alto ejemplo de analfabetismo ilustrado. Un iluminista. El se?or Crafoord, embajador de Suecia, me invita a la fiesta de Luc¨ªa, tan n¨®rdica y forestal. Tierno Galv¨¢n me comenta el espect¨¢culo de las leves Luc¨ªas rubias con velas en la cabeza:
-Todos somos persecutores de inocencias, Umbral.
-Los espa?oles, m¨¢s bien, inquisidores de inocencias, profesor.
Alberto Alonso y Manuel Mampaso han montado, bajo una carpa circense, en la plaza de la Villa de Par¨ªs, el proceso a Col¨®n por la Inquisici¨®n espa?ola. Una cosa entre el Galileo de Brecht y el musical de vanguardia. El Doce de Octubre, hoy fecha casi sagrada, tambi¨¦n pas¨® por aquella cruenta fotocopiadora del Renacimiento que era la Inquisici¨®n. La Espa?a, m¨¢s integrista que ¨ªntegra, a que nos remiten los robadores de Espa?a, es, m¨¢s que una utop¨ªa, un t¨®pico que jam¨¢s existi¨®, y gracias a que no existi¨®, Espa?a es rica y plural.
De madrugada, Massiel canta en Mau-Mau. La contestataria de ?tira la piedra? fue musa de multinacionales. Los reduccionistas/integristas amenazan la Espa?a real con una Espa?a integral que nunca existi¨®. El n¨²cleo negro y filipense que invocan, se destuerce en el hecho cultural m¨¢s complejo de nuestra modernidad: el Greco. De ah¨ª venirnos todos. Hasta quienes no lo saben.
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