Biograf¨ªa insustancial
Un personaje hist¨®rico tan mitificado como el de Eva Per¨®n y que tan buenos rendimientos ha dado en las taquillas teatrales de todo el mundo deb¨ªa tener, por l¨®gica, su versi¨®n televisiva, que ahora resumida, se ofrece a los espectadores cinematogr¨¢ficos espa?oles. Es inteligente su director, Marvin J. Chomsky, cuando prescinde de la comedia musical para realizar un telefilme que se limita a narrar los acontecimientos m¨¢s importantes de la vida de Evita sin recurrir a ninguno de los aspectos ya utilizados. Es inevitable, I¨®gicamente, que existan coincidencias; pero no las suficientes como para establecer comparaciones entre uno y otro espect¨¢culo.El montaje cinematogr¨¢fico surgido de las seis horas televisivas ha quedado reducido a dos: la primera media hora es un ejemplo de rapidez narrativa. La r¨¢pida ascensi¨®n de esa oscura jovencita de pueblo, llena de ambiciones, que comprende que con una h¨¢bil utilizaci¨®n de su sexo puede alcanzar estratos donde olvide el hambre, est¨¢ contada en r¨¢pidos flashes que no marginan, sin embargo, una cierta minuciosidad en la reconstrucci¨®n hist¨®rica y ambiental.
Evita Per¨®n
Productor y director: Marvin J. Chomsky. Gui¨®n: Ronald Harwood. M¨²sica: Johnny Mandel. Int¨¦rpretes: Faye Dunaway, James Farentino, Katy Jurado. Norteamericana. Local de estreno: Fuencarral.
Chomsky, sin embargo, pierde m¨¢s tarde ese br¨ªo. Si bien narrativamente la pel¨ªcula contin¨²a en la misma l¨ªnea, la importancia de lo que deb¨ªa contar no le autoriza ya a la brevedad, a tanta elipsis. Los contactos de Evita con Juan Per¨®n, los sucesivos golpes de Estado vividos en Argentina, las relaciones exteriores del pa¨ªs, la aut¨¦ntica realidad de los movimientos sindicales, que en un principio apoyaron la candidatura de su m¨¢s famoso presidente; las vinculaciones de ¨¦ste con el Eje, son cuestiones sobre las que Chomsky pasa como sobre ascuas, empe?ado en contar solamente y de manera superficial la biograf¨ªa de una mujer que, aislada de su contexto, no tiene m¨¢s importancia que la de cualquier otro personaje. Cierto que tambi¨¦n se apuntan su corrupci¨®n, su intransigencia, su venal af¨¢n de poder. Pero no puede decirse que Evita Per¨®n-pel¨ªcula sea una radiograf¨ªa del personaje. Sin un planteamiento pol¨ªtico (y Chomsky no lo tiene) es imposible hacer juicios pol¨ªticos.
El inter¨¦s del director se ha volcado m¨¢s en la construcci¨®n de un espect¨¢culo que, por otra parte, no sorprende demasiado en la televisi¨®n americana. De ¨¦l se aprovecha la actriz Faye Dunaway, cuya dureza de expresi¨®n corresponde a la del modelo: realiza un trabajo serio, aunque tampoco inolvidable.
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