La pol¨¦mica disuasi¨®n nuclear y la posibilidad de una guerra limitada en Europa
?Est¨¢ muerta la disuasi¨®n nuclear? Algunos expertos opinan que s¨ª, insistiendo en la necesidad de aumentar la defensa convencional en la OTAN. El corresponsal de EL PAIS en Londres convers¨® con dos especialistas brit¨¢nicos sobre este tema.
Lawrence Freedman, a sus 33 a?os de edad, es director de estudios pol¨ªticos de Chatham House, el Real Instituto de Asuntos Internacionales de Londres, y acaba de publicar un grueso volumen sobre La evoluci¨®n de la estrategia nuclear. John W. R. Taylor, de 59 a?os de edad y apasionado por la t¨¦cnica, es desde hace veintid¨®s a?os el editor del anuario Jane`s, la publicaci¨®n mejor documentada del mundo sobre las fuerzas a¨¦reas.
Para Taylor, el mayor problema es que el arsenal nuclear es demasiado grande. "Ahora tenemos" explica, "3.976 misiles estrat¨¦gicos en manos de Estados Unidos y de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, lo suficiente para destruir todos los blancos posibles dos o tres veces. Esta es una forma rid¨ªcula de disuasi¨®n, pues destruye la raz¨®n por la que nadie quisiera ir a la guerra". "Una disuasi¨®n ideal", opina Taylor, "consistir¨ªa en no m¨¢s de veinte misiles nucleares de cada lado, precisos e invulnerables, y cuyos blancos podr¨ªan ser programados cada semana".
Freedman habla de las ideas sobre la utilizaci¨®n de las armas nucleares, concluyendo que "no sabemos c¨®mo usarlas de un modo estrat¨¦gico". Pero, para Freedman, "la disuasi¨®n no es una ciencia exacta. Ser¨ªa mejor no decir que necesitamos esto o lo otro para aumentar la credibilidad de una amenaza. La disuasi¨®n reposa m¨¢s bien en el miedo a perder el control, en la completa incertidumbre en lo que va a ocurrir mejor que en que tal o cual acci¨®n militar se va a llevar a cabo... Otra cuesti¨®n es saber si tenemos una forma de disuasi¨®n que nos haga sentirnos c¨®modos".
Lo que piensa el enemigo
"La disuasi¨®n reside no tanto en lo que nosotros pensamos que podr¨ªamos hacer como en lo que el adversario piensa que vamos a hacer. Si el otro piensa que podemos estar un poco locos, la disuasi¨®n puede a¨²n funcionar", comenta Freedman. Pero es justamente lo que el otro piensa lo que hace a Taylor rechazar la idea de la guerra nuclear limitada, pues, "una vez disparada un arma nuclear, ha dicho el presidente Breznev, y yo le creo, se empieza una guerra nuclear generalizada". En esto, Freedman est¨¢ de acuerdo, pues una guerra as¨ª "s¨®lo estar¨ªa limitada con referencia a lo que podr¨ªa ser una guerra nuclear total... Aunque si se llegara a lo peor, hubiera una crisis completa en las relaciones pol¨ªticas y fueran a utilizarse armas nucleares, habr¨ªa muchos incentivos para intentar utilizarlas de un modo limitado. Pero es muy peligroso planificar sobre esta base".Para Taylor, pues, la disuasi¨®n nuclear est¨¢ muerta, ya que "no hay posibilidad de que nadie, salvo un lun¨¢tico total, apriete el bot¨®n. O las armas nucleares no se usan nunca, con lo cual no hay disuasi¨®n, o ambas partes se barren mutuamente. Por tanto, todo el mundo supone que nadie disparar¨¢ sus armas nucleares". Esta situaci¨®n preocupa a Taylor, pues podr¨ªa llevar al Pacto de Varsovia a lanzar un ataque convencional contra Europa occidental. "Nuestro c¨¢lculo", explica Taylor, "es que nada puede impedir que lleguen al canal de la Mancha sin utilizar nuestras armas nucleares, que es lo que se quiere evitar".
El ¨²nico modo de evitar esta situaci¨®n, para Taylor, es mejorar las defensas convencionales en Occidente, "donde tenemos fuerzas lo suficientemente potentes, pero con muchos fallos.
Armas a¨²n peores
Nuestras fuerzas a¨¦reas, por, ejemplo, no pueden luchar con mal tiempo, mientras las sovi¨¦ticas pueden combatir bajo todas las condiciones atmosf¨¦ricas que se suelen dar en Europa". En esto Freedman est¨¢ de acuerdo. Pero no se trata de comprar m¨¢s armas, "sino de utilizar lo que tenemos de un modo m¨¢s eficiente".Todos estos argumentos parecen apoyar las tesis de los movimientos contra las armas nucleares en Europa. "No", opina Taylor, opuesto al desarme unilateral; "estos movimientos atacan ¨²nicamente a las armas nucleares. Pero hay armas a¨²n peores. Creemos que la Uni¨®n Sovi¨¦tica est¨¢ desarrollando bombas bacteriol¨®gicas. Sabemos que en el desierto de Utah (Estados Unidos) hay almacenados m¨¢s de 60.000 kilos de armas qu¨ªmicas, que incluyen cosas como las bombas Wetye, que contienen un producto qu¨ªmico llamado CB. Una gota de este producto basta para bloquear el sistema nervioso de una persona. Los sistemas antinucleares no conocen suficientemente este tema. Si se eliminaran totalmente las armas nucleares estar¨ªamos de nuevo en 1914 o en Vietnam".
Los que protestan, manifiesta Freedman, "no han pensado suficientemente sus argumentos. El misil de crucero que puede alcanzar la Uni¨®n Sovi¨¦tica pone en rid¨ªculo los planes para una guerra nuclear limitada; mientras que Ia artiller¨ªa nuclear, no. Si se eliminan los misiles nucleares, uno se queda con las armas que hacer posible una guerra nuclear limitada, confinada geogr¨¢ficamente a campo de batalla".
Surge entonces el problema de control de armamentos y de c¨®mo se juzga un acuerdo en este campo. Para Taylor, el criterio es el de equilibrio. El SALT II (Tratado sobre la Limitaci¨®n de Armas Estrat¨¦gicas) fue un mal tratado, en opini¨®n de Taylor, pues permit¨ªa que la disparidad continuase en favor de la Uni¨®n Sovi¨¦tica.
Taylor espera que las negociaciones de Ginebra entre Estado Unidos y la Uni¨®n Sovi¨¦tica sobre misiles nucleares de alcance medio sean un buen paso para una reducci¨®n de estas armas a nivel mundial.
Freedman, por su parte, cree que "cualquier cosa acordada entre las superpotencias es probablemente buena... Lo que se quiere es algo que sirva de eslab¨®n entre Estados Unidos y Europa. Pero lo m¨¢s importante es que un acuerdo sobre Europa est¨¦ relacionado con el SALT o START, como se quiera llamar ahora. Estoy m¨¢s interesado en que haya movimiento este nivel que en el estrecho marco europeo".
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