Dos Polonias antag¨®nicas en el banquillo de los acusados
Hoy, dos Polonias, hostigadas por la Prensa oficial, no se resignan a morir: la anterior a agosto de 1980 y la anterior al golpe de Estado se cruzan sin encontrarse en los corredores del palacio de Justicia de Varsovia.El ex presidente del comit¨¦ estatal de la radiodifusi¨®n, Maciej Szczepanski, durante largo tiempo protegido del ex dirigente Edward Gierek, simboliza la Polonia de los a?os setenta, hundida en una empresa de industrializaci¨®n a la manera occidental que no supo dominar y relativamente tolerante con los disidentes pol¨ªticos.
Szczepanski comparece en la sala 252 ante un p¨²blico despreciativo y a veces burl¨®n, con una vestimenta que revela un nivel social muy por encima de la media normal. Seg¨²n el acta de acusaci¨®n, su gesti¨®n caus¨® al Tesoro P¨²blico p¨¦rdidas por valor de doscientos millones de zlotys (unos setecientos millones de pesetas en esa ¨¦poca).
El ex director de la televisi¨®n est¨¢ acusado tambi¨¦n de malversaci¨®n de fondos y aceptaci¨®n de sobornos de firmas extranjeras. Rechaza todas estas acusaciones y acusa por s¨ª mismo a la justicia polaca de mezclarle en un "proceso pol¨ªtico" de la m¨¢s pura tradici¨®n estalinista.
Reprocha igualmente a los ¨®rganos de propaganda de haberle condenado con anticipaci¨®n al veredicto de los jueces, en complicidad con la C¨¢mara de Control Supremo (NIK) -equivalente a un tribunal de cuentas-, que presideel general Myezcyslaw Moczar.
La otra Polonia est¨¢ constituida por los diecis¨¦is meses que dur¨® el movimiento obrero surgido de las grandes huelgas del verano de 1980 y representada ante los tribunales por los militantes de Solidaridad que desfilan por las salas 203, 215, 221 y 224 por empe?arse en continuar, seg¨²n el ministerio fiscal, las actividades sindicales despu¨¦s de la proclamaci¨®n del estado de sitio y organizar huelgas.
En total, diecinueve sindicalistas de la voivodia (provincia) de Varsovia comparecen ante los jueces. Seis han sido absueltos; cuatro, condenados a penas de dos a?os de c¨¢rcel, y otro, a dieciocho meses. Los ocho casos restantes esperan el veredicto. El ¨²ltimo proceso est¨¢ previsto para hoy y . compromete a un hombre acusado de colocar carteles prohibidos.
Salvo el abogado Tadeusz de Virion, que defiende a Szczepanski y ha sido el defensor con ¨¦xito de militantes de Solidaridad, hay una profunda separaci¨¦n entre los procesos contra los obreros y contra el ex director de la, televisi¨®n polaca.
Szczepariski se refiere en sus interrogatorios a una Polonia m¨ªtica, en la que so?¨® junto con Gierck, moderna y orientada a la exportaci¨®n de productos y que fracas¨® por las estrechas miras del aparato burocr¨¢tico y por la crisis energ¨¦tica occidental de 1973.
La Polonia cotidianaLos militantes de Solidaridad evocan la Polonia cotidiana, la del trabajo en las f¨¢bricas, las colas en las tiendas de alimentaci¨®n, la de las privaciones y, la de la lucha por la libertad democr¨¢tica. Sin arrogancia, se confiesan o no culpables, pero insisten en que su lugar est¨¢ junto a los obreros.
En las salas de audiencia el p¨²blico es tambi¨¦n diferente: artistas conocidos e intelectuales acuden para solidarizarse con los obreros, pero tambi¨¦n hay mayor¨ªa de trabajadores con las insignias de Solidaridad en medio de brazaletes negros en se?al de duelo o bien enarbolando, como Lech Walesa, un peque?o retrato de la Virgen de Czestochowa.
El proceso m¨¢s espectacular es contra el comit¨¦ de empresa de la f¨¢brica de tractores de Ursus, que comenz¨® el pasado 5 de enero. Entre los cinco acusados figura un disidente c¨¦lebre, el profesor Jan Jozef Lipski, fundador del autodisuelto Comit¨¦ de Autodefensa Obrera (KOR). El m¨¦dico de la prisi¨®n de Rakowiecka (Varsovia), tras reconocer sus lesiones cardiacas, autoriz¨® su presencia en el juicio. Un cardi¨®logo independiente, sin embargo, dijo que las lesiones de Lipski eran graves y necesita reposo total. Ayer se esperaba un careo entre los dos m¨¦dicos.
En medio de estas peripecias judiciales hay una tercera Polonia, la que representa el Consejo Militar del general Wojciech Jaruzelski, opuesta a la de Edward Gierek y a la de Lech Walesa.
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