Una decisi¨®n oportuna
LA DECISI?N del Gobierno de adelantar, en algunas- semanas la designaci¨®n de los-nuevos miembros de la Junta de Jefes de Estado Mayor y de hacer coincidir en una sola resoluci¨®n el relevo de sus predecesores ha contado con la colaboraci¨®n de los propios afectados de manera inmediata por la, medida. De esta forma, los tenientes generales Ignacio Alfaro, Jos¨¦ Gabeiras y Emiliano Alfaro y el almirante Luis Ar¨¦valo, que tan decisivo papel desempe?aron en la noche del 23 de febrero pasado para sofocar la rebeli¨®n militar, han puesto de relieve, una vez m¨¢s, su lealtad y, acatamiento del ordenamiento constitucional. Estos cuatro hombres de la milicia se han hecho acreedores del reconocimiento y el respeto de los espa?oles conscientes de que el afianzamiento de la Monarqu¨ªa parla.mentaria y la defensa de las libertades s¨®lo ser¨¢ posible gracias a la aceptaci¨®n por las Fuerzas Armadas del sistema democr¨¢tico y a la subordinaci¨®n al poder civil de todas las restantes instituciones y centros de decisi¨®n del poder, incluido el militar.El Gobierno ha actuado con una mezcla de prudencia y audacia, de pragmatismo y posiciones de principio, que la opini¨®n p¨²blica ha echado de menos en otras circunstancias. Hubiera sido una equivocaci¨®n permitir el lento goteo de los sucesivos relevos en la JUJEM desde el 24 de abril, fecha que correspond¨ªa a la sustituci¨®n del teniente general Gabe¨ªras, hasta el 4 de julio, momento de la sustituci¨®n del teniente general Ignacio Alfaro. Tambi¨¦n parece una medida llena de buen sentido y racionalidad que el juicio oral que sentar¨¢ en el banquillo a los procesados por rebeli¨®n militar se celebre en condiciones tales que cualquier incertidumbre o sombra de provisionalidad. est¨¦n excluidas de antemano. La circunstancia de que ninguno de los nuevos jefes de Estado Mayor se vieran obligados a intervenir, por raz¨®n de su cargo, en los sucesos del 23 de febrero disipa, de otra parte, la posibilidad de que los procesados o sus defensores especulen con la composici¨®n de ese alto ¨®rgano.-
El enorme estr¨¦pito -acompa?ado en demasiadas ocasiones por calumnias y soeces injurias- armado'por las organizaciones y las publicaciones de ultraderecha, cuya vulgar adulaci¨®n hacia el universo castrense apenas oculta el prop¨®sito de manipular en provecho de sus intereses los sentimientos y las emociones, del mundo militar impide a veces escuchar otras muchas voces procedentes de las Fuerzas Armadas que sintonizan con los planteamientos democr¨¢ticos del resto de los espa?oles. Grave ser¨ªa el riesgo de echar en saco roto las ense?anzas del pasado o de equivocar los or¨ªgenes de la amenaza golpista. Pero tambi¨¦n encierra un serio peligro que la hipersensibilidad de la opini¨®n p¨²blica sirva de caja de resonancia a la estrategia de la tensi¨®n montada por la ultraderecha, que se esfuerza por abrir una brecha de mutua desconfianza y recelo entre el mundo militar, como un bloque, la abrumadora mayoria de la sociedad espa?ola comprometida con las libertades. Entre la irresponsabilidad que excluye cualquier riesgo de involuci¨®n, actitud favorecedora de las conspiraciones impunes y sin peligro, y el temor ante el mundo militar considerado como un todo monol¨ªtico y hostil a la Constituci¨®n, procedimiento para bloquear cualquier din¨¢mica positiva en el interior de las Fuerzas Armadas, existe un camino por el que han de transitar todos los que desean el afianzamiento de las instituciones democr¨¢ticas en Espa?a.
Los relevos que hoy comentamos, como el noMbramiento del general S¨¢enz de Santamar¨ªa para la Capitan¨ªa de Valladolid, parecen responder a un doble criterio gubernamental- de consolidar el mando y la disciplina de los Ej¨¦rcitos cara a la realizaci¨®n del juicio contra los golpistas del 23-F y de progresar en la modernizaci¨®n de nuestras Fuerzas Armadas, en su estructura y organiza ci¨®n, ante el eventual ingreso en la OTAN. En un futuro m¨¢s mediato, pero igualmente necesario de prever, se enmarca la celebraci¨®n de nuevas elecciones generales y la necesidad absoluta de llegar a ellas borrado el fantas ma o el temor de las gentes de que un-trijinfo de la izquierda pudiera constituir un pretexto para una intervenci¨®n militar. En una palabra: casi por primera vez desde que tom¨® posesi¨®n, el Gobierno parece decidido a salir de la situaci¨®n de control t¨¢cito y de cauci¨®n por el miedo a nuevas intentonas golpistas en la que ha venido viviendo. Es decir, Calvo Sotelo parece dispuesto a abandonar su condici¨®n de gobernante vigilado. La primera actitud firme y seria del Gabinete a este respecto fue su elogiable reacci¨®n tras el llamado manifiesto de los cien. La suposici¨®n, avalada hoy con los hechos de que el Ejecutivo ha entendido la necesidad ineludible de afian zar su capacidad de poder leg¨ªtimo y su representaci¨®n, es, se mire por donde se mire, una buena noticia para todos. Forzoso es decir, adem¨¢s, que todo ello se hace desde el amparo inequ¨ªvoco y expl¨ªcito de la Corona al proceso constitucional, y que se inaugura as¨ª un per¨ªodo absolutamente esencial para la consolidaci¨®n del r¨¦gimen, que se ver¨¢ sometido a una dur¨ªsima prueba con motivo del juicio contra los rebeldes.
Los nuevos miembros de la Junta de Jefes de Estado Mayor han merecido ya la confianza del Gobierno. Parece justo que los ciudadanos que refrendaron con sus votos la Constituci¨®n y que defienden el r¨¦gimen den su propio margen de apoyo y respeto a los tenientes generales Alvaro Lacalle y Ram¨®n de Ascanio, al vicealmirante Saturnino Suances y al general Emilio Garc¨ªa-Conde. La Monarqu¨ªa parlamentaria s¨®lo podr¨ªa ser derribada en el futuro por un golpe militar que se propusiera alinear a Espa?a junto a las rep¨²blicas del Cono Sur americano. Pero la democracia s¨®lo quedar¨¢ -definitivamente afianzada-en nuestro pa¨ªs cuando las Fuerzas Armadas sean una instituci¨®n plenamente sintonizada con los valores y las pr¨¢cticas de un sistema democr¨¢tico, al igual que ocurre en las naciones europeas de vieja tradici¨®n parlamentaria.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Estado Mayor
- Opini¨®n
- Nombramientos militares
- UCD
- Ministerio de Defensa
- I Legislatura Espa?a
- Actos militares
- Gobierno de Espa?a
- Administraci¨®n militar
- Fuerzas armadas
- Ministerios
- Legislaturas pol¨ªticas
- Gobierno
- Empleo
- Espa?a
- Administraci¨®n Estado
- Partidos pol¨ªticos
- Trabajo
- Pol¨ªtica
- Defensa
- Administraci¨®n p¨²blica