El mantenimiento de la salud
De todos es conocida la crisis sanitaria por la que atraviesa el pa¨ªs, resultado final de una etapa de irregularidades y contradicciones sin unas v¨ªas de resoluci¨®n.Esta absurda situaci¨®n tiene dos causas fundamentales: una, la ausencia de una pol¨ªtica sanitaria que ponga remedio al caos administrativo y a los intereses creados por la industria de la enfermedad, y dos, a la que nos vamos a referir principalmente, es que los casos de personal sanitario con conocimientos cualificados y experiencias en las diversas ¨¢reas de la salud p¨²blica son aislados y desestimados.
Seg¨²n los datos oficiales del INE (estad¨ªstica de profesionales sanitarios, Madrid, 1977), las personas que trabajan en la rama de epidemiolog¨ªa son cuatro respecto a 51.424 m¨¦dicos activos (0,0077%); los que trabajan en medicina preventiva e higiene, 22 (0,042); en medicina escolar, 11 (0,021%), y en administraci¨®n sanitaria, 246 (0,042%). Pero, adem¨¢s, si hacemos un an¨¢lisis somero del organigrama sanitario, comprobamos que los cargos t¨¦cnicos, tanto a nivel central como perif¨¦rico, son cubiertos por el sistema de concurso-oposici¨®n, sin necesidad de titulaci¨®n especializada, conocimientos ni experiencias de las tareas que debe desempe?ar.
La despreocupaci¨®n e inhibici¨®n de la Administraci¨®n por la salud p¨²blica est¨¢ condicionada por el criterio tradicional de fomentar s¨®lo aquellas parcelas que tienen relaci¨®n con la curaci¨®n, en detrimento de las que se ocupan en la promoci¨®n y mantenimiento de la salud, yu no s¨®lo exclusivamente en cuanto a necesidades
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econ¨®micas (presupuestos de la Seguridad Social para 1982) y recursos humanos, sino que se manifiesta tambi¨¦n en la desigual atenci¨®n que se presta a la formaci¨®n del personal sanitario en los temas de salud p¨²blica.
Dentro de este contexto, se promovieron algunas medidas con el fin de paliar este d¨¦ficit de personal con nociones y experiencias en la salud p¨²blica, tal como se ven¨ªa recomendando por los organismos sanitarios internacionales, mediante la creaci¨®n de dos nuevas especialidades en julio de 1978. La especialidad de medicina familiar, con el objetivo de preparar posgraduados en medicina primaria, integral y comunitaria (con lo cual se cuestiona el actual papel de las facultades de Medicina en cuanto a, la formaci¨®n b¨¢sica de un graduado, de la actividad tradicional del m¨¦dico de cabecera y de la actual estructura y funcionamiento de la asistencia primaria) y la especialidad de medicina preventiva de salud p¨²blica (regulada en los BOE de 29-8-1978 y 19-2-1981), con el fin de formar posgraduados especializados en el conocimiento cient¨ªfico e integral de la salud y de la enfermedad en la poblaci¨®n, as¨ª como los medios para elaborar las medidas que resuelvan los problemas de salud de la comunidad.
Pero la realid¨¢d es que han transcurrido tres a?os y el papel de la especialidad de salud p¨²blica es muy distinta al que exigen las necesidades de la poblaci¨®n (s¨®lo se?alar que al cabo de nueve meses de aparici¨®n del s¨ªndrome t¨®xico, con 250 muertos y miles de afectados, no se ha dise?ado un programa de estudio epidemiol¨®gico).
Por todo ello, nosotros, como residentes de la especialidad de medicina preventiva y salud p¨²blica, tenemos que comunicar, especialmente a los sectores sanitarios, que:
1. El n¨²mero insuficiente de especialistas en fermaci¨®n (se han ofertado veintiuna plazas desde al a?o 1978 respecto a 6.449 del resto de las especialidades, en las sucesivas convocatorias MIR).
2. La inexistencia del desarrollo del programa oficial.
3. La incertidumbre de nuestro futuro, tanto formativo como profesional./ m¨¢s, residentes de medicina preventiva y salud p¨²blica.
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