"Transformar el sistema de medicina curativa en una planificaci¨®n de salud originar¨¢ un conflicto de clases"
Abordar la planificaci¨®n de la salud desde un enfoque multidisciplinario y no exclusivamente m¨¦dico; reivindicar el trabajo como satisfacci¨®n y goce personal; replantear las relaciones de poder; reconocer en nuestra propia sociedad la convivencia de patolog¨ªas tercermundista (tifus) junto a otras de origen industrial (c¨¢ncer, intoxicaciones alimentarias), son algunos de los aspectos analizados por el doctor Vicente Navarro (un catal¨¢n internacional con c¨¢tedra en la Universidad John Hopkins, de Baltimore, EE UU) para trazar unas bases de lo que podr¨ªa ser el sistema nacional de salud p¨²blica espa?ol y no un seguro de enfermedad.
Vicente Navarro es un espa?ol bastante especial: su actividad como consejero en salud p¨²blica se despliega como consejero de salud p¨²blica tanto en las Naciones Unidas como en diferentes Gobiernos y organismos (Estados Unidos, Cuba, el Reino Unido, la Uni¨®n Popular de Chile, Suecia, M¨¦xico, Italia, Colombia, sindicatos, partidos pol¨ªticos ...). Doctor en Medicina, en Econom¨ªa Pol¨ªtica y en Sociolog¨ªa Pol¨ªtica. Catedr¨¢tico de Salud P¨²blica y Pol¨ªtica Social en la Universidad John Hopkins (Baltimore, EE UU), profesor honorario y extraordinario en varias universidades americanas y europeas. Varios libros en los que se buscan respuestas de salud a unas sociedades enfermas, desvelando los resortes y los mecanismos de influencia del poder. Est¨¢ en Espa?a dirigiendo unas jornadas sobre salud convocadas por la Diputaci¨®n y el Hospital Provincial de Madrid.
La izquierda tampoco dispone de una oferta alternativa
Pregunta. Nos coge en pleno s¨ªndrome. Sin un modelo sanitario claro. Con una demanda creciente de seguridad. Y bastante desorientados, sin saber muy bien qu¨¦ nos est¨¢ pasando. ?C¨®mo nos ve, doctor? ?Qu¨¦ le pasa a esta Espa?a que empieza a hablar de un nuevo concepto de salud?Respuesta. En Espa?a, la medicina monopoliza la salud. Habr¨ªa que hacer un replanteamiento a fondo de qu¨¦ es salud. La salud tiene m¨¢s que ver con la pol¨ªtica econ¨®mico-social que con la medicina. Los cambios m¨¢s importantes producidos en Europa en cuesti¨®n de salud surgieron de cambios pol¨ªtico-econ¨®micos m¨¢s que de la medicina. Un ejemplo fue la tuberculosis.
La profesi¨®n m¨¦dica en Espa?a no tiene la formaci¨®n necesaria para resolver todo el ¨¢rea de salud. La medicina tiene una dimensi¨®n curativa de la enfermedad, y debiera tener en cuenta la dimensi¨®n preventiva, la laboral, la social, la ambiental, la comunitaria.
La estructura curativa/sanitaria en Espa?a se apoya en la medicina y sostiene un modelo organizativo que resulta ineficaz.
El problema no est¨¢ s¨®lo en esta carencia, sino en la falta de una alternativa. La izquierda espa?ola tampoco presenta una alternativa a la realidad actual. Veo que toca el tema de la distribuci¨®n de los recursos sanitarios, pero no toca otros aspectos. Por ejemplo, la enorme importancia que tiene el trabajo en el pueblo y su salud. El trabajo, desde el punto de vista de salud, es mucho m¨¢s amplio que el cors¨¦ al que lo limita la t¨ªpica medicina laboral, que en Espa?a, por cierto, se llama medicina de empresa, con la connotaci¨®n evidente sobre qui¨¦n manda en esa relaci¨®n de fuerzas. Es algo m¨¢s, digo, que una clasificaci¨®n del tipo y n¨²mero de accidentes. El trabajo hay que considerarlo como factor potencial de salud o de enfermedad. Este concepto est¨¢ muy subdesarrollado en Espa?a.
Adem¨¢s de una tradicional estructura de medicina/curaci¨®n y la falta de alternativa, hay otro aspecto de la situaci¨®n global, que es la organizaci¨®n: entiendo como muy atomizada la existente (Seguridad Social, diputaciones, entidades varias, seguros...), que origina un despilfarro de recursos y potencia los grandes hospitales, mientras las aguas siguen infectas.
Tercermundismo e industrialismo salvaje en Espa?a
P. ?Esta peculiar situaci¨®n sanitaria espa?ola, se debe a una derivaci¨®n hist¨®rico-social de clase, del mandarinismo o el caciquismo m¨¦dico, o la presi¨®n de una estructura pol¨ªtico-econ¨®mica capitalista?R. Yo creo que a las dos causas. La segunda determina una problem¨¢tica espec¨ªfica en la que el tipo de medicina es controlado por esos mandarines, que, a su vez, no pueden resolverla.
En Espa?a tenemos una doble problem¨¢tica: por un lado, la de car¨¢cter tercermundista (insalubridad de las aguas, basuras no tratadas, insuficiencia de control alimentario -perd¨®n por mi insistencia en estos puntos, sobre los que me parece necesario poner el acento-), y articulada con ¨¦sta, la producida por la industrializaci¨®n salvaje que supuso la falta de controles en el franquismo; por ejemplo, el hecho de que se instale en Tarragona la industria petroqu¨ªmica Dupont, despu¨¦s de que fuese eliminada en Estados Unidos por la morbilidad de su contaminaci¨®n. En una palabra, se juntan en Espa?a el tifus tercermundista y el c¨¢ncer.
El gran protagonismo de la medicina como primera figura del cartel persiste en esta situaci¨®n. Controla toda la estructura hospitalaria, cuando ya no se requiere esta respuesta, sino un control del trabajo, del ambiente, de la vivienda, de la escuela; es decir, no s¨®lo de la bacteria o del t¨®xico, sino del ambiente laboral y social de la poblaci¨®n.
Y, en este punto, lo m¨¦dico es sumamente limitado. Se requiere un cambio de prioridades con nuevas relaciones de poder. Por ejemplo, en Estados Unidos, el 30% del c¨¢ncer se debe a sustancias t¨®xicas en el lugar del trabajo; otro 30%, a las sustancias t¨®xicas en el ambiente pr¨®ximo -domiciliario- al lugar de trabajo, y otro 30%, por fumar. Estos porcentajes se interrelacionan y tienen efecto multiplicador. El s¨ªndrome t¨®xico producido en Espa?a, o la intoxicaci¨®n con mejillones, o las zonas de epidemia de tifus en Valencia, son exponentes similares de esta situaci¨®n en que la incidencia industrial evidencia la necesidad de controles preventivos.
La infraestructura sanitaria espa?ola no se ha resuelto. ??Porqu¨¦ no se resolvi¨®??, habr¨ªa que preguntar, y a eso hay que a?adir los nuevos cuadros patol¨®gicos de la industrializaci¨®n qu¨ªmica, nuclear, etc¨¦tera; los ritmos de trabajo, la nueva concepci¨®n del trabajo. Porque existe una determinada concepci¨®n de la General Motors respecto del trabajo y, si la General Motors se viene a Espa?a, se trae con ella esa concepci¨®n. Y si la huerta valenciana tiene contaminada el agua y las fiebres tifoideas se extienden, se establece una interrelaci¨®n de lo viejo y lo nuevo, para lo cual resulta inservible un enfoque exclusivamente curativo.
El trabajo como factor de salud / enfermedad
P. Sus referencias al factor trabajo en la din¨¢mica salud/enfermedad lo presentan como bastante incisivo en la cuesti¨®n. ?En qu¨¦ medida?R. No quisiera que se sobrevalorara la dimensi¨®n del factor trabajo. Lo que ocurre es que, hasta ahora, se le ha infravalorado o ignorado. Se ense?a muy poca medicina laboral en las facultades espa?olas. Existe una tradicional resignaci¨®n ante el car¨¢cter penoso del trabajo.
Veamos. El control y la responsabilidad de cada uno con su trabajo es importante. El trabajo hace que un individuo se vea a s¨ª mismo y se relacione con los otros de una determinada forma. Infunde car¨¢cter a la personalidad.
Estudios sobre longevidad se?alan que la satisfacci¨®n con el trabajo influye mucho en la prolongaci¨®n de la vida. Por otra parte, nuestra interrelaci¨®n con la sociedad se produce en gran medida por el trabajo. Bien, son ejemplos, puntas se?alizadoras del trabajo como factor de incidencia en el desarrollo del ser humano.
Yo creo que hemos de cuestionarnos que el trabajo tenga que ser necesariamente penoso. Hay que buscar el goce en el trabajo.
P. ?C¨®mo se puede conseguir tal cosa en una estructura de productividad donde lo que prima es producir, a secas?
R. Parece incompatible, pero puede haber una v¨ªa. En la productividad no se cuentan los dedos rotos, los ojos perdidos, las familias desgajadas por las tensiones de acto laboral. Pero habr¨ªa que contabilizarlo. No planteo esto como un esquema intelectual, sino como una relaci¨®n de poder. No es tanto que la direcci¨®n de la producci¨®n meta en la cuenta de gastos generales los dedos cortados y los ojos perdidos, de forma que disponga la producci¨®n de manera m¨¢s gozosa por v¨ªa de la rentabilidad, cuanto que la fuerza del trabajo imponga su acceso al control de la productividad. Es cosa de formaci¨®n de lo sindicatos, que digan: ?No, la salud no se vende; no es inevitable e accidente, puede prevenirse?. Pero vamos m¨¢s all¨¢. A la estructura psicol¨®gica. Hay que cuestiona tambi¨¦n eso de que el trabajo sea penoso, pero que con ¨¦l conseguimos un salario con el cual somos libres de tener acceso al consumo Esto es falso. No se puede ser es clavo en el trabajo y libre fuera. Esto ya lo dijo Lincoln.
La privatizaci¨®n de la sanidad no resuelve el problema
P. Tras estos esbozos generales ?cu¨¢l es su propuesta de bases par un sistema de salud p¨²blica en Espa?a?R. Que no se vaya a la privatizaci¨®n de los servicios m¨¦dicos. Que miren a Estados Unidos. Nos gastamos 120 billones de d¨®lares al a?o y, a pesar de ello, nuestros indicadores de salud no son precisamente los mejores y presentar grandes desigualdades, seg¨²n la zonas geogr¨¢ficas, las clases sociales, las razas...
La privatizaci¨®n lleva a establecer dos clases de medicina, la medicina de clases o, dicho burdamente, medicina para ricos y medicina para pobres.
Yo creo que Espa?a debe ir a un sistema nacional de salud (no un seguro de enfermedad), con integraci¨®n en ¨¦l de las distintas administraciones. Yo creo que no es un problema de falta de recursos, sino del control de los recursos. Una redefinici¨®n de la estructura de poder. Una integraci¨®n de los distintos ¨®rganos con participaci¨®n democr¨¢tica y ciudadana.
A esto se opondr¨¢ lo establecido: la burgues¨ªa, los grandes intereses m¨¦dicos, la industria farmac¨¦utica la industria hospitalaria. Y lo apoyar¨ªan los partidos de izquierdas y progresistas, los sindicatos, las asociaciones de masas y algunos elementos de la profesi¨®n m¨¦dica, principalmente j¨®venes.
Pero esto no debe articularse ya a nivel de discurso, sino program¨¢tico y pragm¨¢tico, establecer una estrategia y saber que va a producir un conflicto.
A nivel universitario es preciso, para conformar en la pr¨¢ctica ese concepto de salud, constituir grupos multidisciplinarios de estudio de los problemas de salud del pueblo espa?ol. Economistas, soci¨®logos, ingenieros... La planificaci¨®n para la salud no pueden detentarla exclusivamente los m¨¦dicos.
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