Caciquismo contra la Universidad Men¨¦ndez Pelayo
La pol¨¦mica desatada en torno a los nuevos estatutos de la Universidad Internacional Men¨¦ndez Pelayo hace intervenir al autor de este art¨ªculo para esclarecer que s¨®lo un grupo pol¨ªtico se muestra aferrado a la idea de que la citada universidad tenga a Santander como sede exclusiva. En su opini¨®n la mayor¨ªa de la ciudadan¨ªa santanderina no es tan mezquina como para impedir que los provechos de estas instituciones se extiendan a otras ciudades espa?olas.
La grosera y tendenciosa manipulaci¨®n de la pol¨¦mica sobre la santanderinidad de la Universidad Internacional Men¨¦ndez Pelayo (UIMP), que han protagonizado diversos ectoplasmas de la derecha m¨¢s conservadora, "en nombre de todos", demanda una rectificaci¨®n urgente para poner coto a la repentina sospecha nacional de que los c¨¢ntabros somos todav¨ªa ese pueblo guerrero del que habla la tradici¨®n. Apresur¨¦monos a tranquilizar al paisanaje dejando bien sentado que, si bien es cierto que persisten vestigios de aquella ¨¦poca tribal, trasmutados en caciques y perfectamente localizados en ¨¢reas del poder pol¨ªtico, econ¨®mico y hasta presuntamente cultural, no lo es menos que la inmensa mayor¨ªa de los ciudadanos de Cantabria se han limitado a ser espectadores de un elaborado concierto de chauvinismo, demagogia period¨ªstica y oportunismo.Desde el primer momento, los santanderinos, a los que no empavorece el progreso cultural, han sabido reducir la desorbitada pol¨¦mica a su verdadera dimensi¨®n: La Magdalena, el centro que acogi¨® con hospitalidad a la UIMP, tanto en sus d¨ªas de esplendor como en los del tolerado exilio interno, debe de mantener su car¨¢cter de sede prioritaria para los cursos de verano. Este ¨ªntimo deseo de la comunidad c¨¢ntabra se ha visto plasmado ya en los estatutos de la instituci¨®n y deber¨¢ verse reafirmado en la ley de Autonom¨ªa Universitaria.
Al margen de esta leg¨ªtima y razonable aspiraci¨®n, la basca, la maniobra y la reacci¨®n. Un tinglado erigido para guillotinar al rector actual, Ra¨²l Morodo y, apenas retirada la cuchilla, presentar en sociedad a un sucesor que re¨²na en s¨ª lo que aqu¨ª ha dado ya en llamarse "centr¨ªsima trinidad": ser, naturalmente, un acreedor pol¨ªtico del partido del Gobierno; aceptar los riesgos de encabezar una lista electoral de UCD en las pr¨®ximas elecciones, y, finalmente, poner "al d¨ªa" la programaci¨®n acad¨¦mica de la Universidad Internacional, introduciendo en la n¨®mina de conferenciantes a in¨¦ditos cerebros del centrismo local, si los hubiere.
La maniobra no hace m¨¢s que subrayar la permanencia en el tiempo y en el lugar del. poderoso n¨²cleo caciquil de esta regi¨®n, tradicionalmente activo, que ya dio una gloriosa vuelta a los mentideros del pa¨ªs cuando orden¨® que se taparan con s¨¢banas los desnudos escult¨®ricos de la fachada de la Caja de Ahorros, en la Porticada.
El ensayo, que en su estrategia preliminar no es m¨¢s que una segunda versi¨®n del acoso y derribo de Castedo, pone de manifiesto la temeridad, la impunidad y el lujo de medios con que en Cantabria act¨²an todav¨ªa personajes que tienen un sentido patrimonial de las instituciones. Desprecian el rid¨ªculo y, en ¨²ltima instancia, si ¨¦ste es evidente, lo proyectan sobre la regi¨®n; dominan los resortes de la Administraci¨®n y hacen de tres peri¨®dicos de la regi¨®n un monopolio informativo del centrismo -vergonzosa actuaci¨®n la de uno de ellos, que se titula imp¨²dicamente del Estado-.
As¨ª, destacados l¨ªderes centristas de Cantabria se rasgan las vestiduras indignados, intentando embarcar el nombre de Santander en una expedici¨®n del m¨¢s cazurro pueblerinismo cuando previamente negociaron la retirada del tema en el Estatuto de Cantabria o cuando hubieran podido resolver el contencioso, antes de la reuni¨®n de rectores, con una simple entrevista con el ministro de Educaci¨®n, que es, no hay que olvidarlo, de su propio partido.
No se hizo as¨ª. Se opt¨®, premeditadamente, por la campa?a, la caza de brujas y se recurri¨® al m¨¢s exacerbado manique¨ªsmo. La hoguera encendida ten¨ªa adem¨¢s la virtud de ocultar, con su humareda, el decantamiento sobre otros temas de vital inter¨¦s para la regi¨®n: las actuaciones del Gobierno para enterrar el esc¨¢ndalo de la Caja Rural Provincial, en el que est¨¢n implicados parlamentarios de UCD; el intento de desmantelamiento del sector p¨²blico de la regi¨®n; Astander, Ibero Tanagra, Cantur; la proximidad de la negociaci¨®n de los precios de la leche y la carne; la ominosa sustituci¨®n de la presidencia de la Diputaci¨®n Regional por un pe¨®n que aguante el estandarte de quienes son ya impresentables...
En este teatro se debate la ciudadan¨ªa de Cantabria, abismalmente distante de los planteamientos paleol¨ªticos de la intelectualidad centrista que le ha tocado en suerte y de unos pol¨ªticos que prefieren administrar la miseria cultural, si son ellos quienes en exclusiva lo hacen, antes que participar en pie de igualdad en una experiencia de riqueza, si ¨¦sta ha de servir a todos y sin privilegios para nadie.
La cultura no tiene fronteras
Esta ciudadan¨ªa, s¨¦palo el pa¨ªs, lo que quiere es que, hoy igual que anta?o, la UIMP siga siendo un patrimonio cultural de todos los espa?oles, permaneciendo fiel a la idea que gui¨® a sus fundadores. Los santanderinos, la inmensa mayor¨ªa de ellos, ven en la solidaridad y en la generosidad entre los espa?oles la mejor manera de construir una naci¨®n cada vez m¨¢s libre y culta. Por eso no entienden que la cultura pueda tener fronteras, no entienden la propuesta de UCD de Cantabria, patrocinada por su alcalde de Santander, de que la UIMP tenga como sede exclusiva esta ciudad, privando, de esta manera, al resto de los espa?oles de un bien cultural que es de todos.
En definitiva, los santanderinos sabemos que no nos podemos oponer a la extensi¨®n de la UIMP, pues nos damos perfecta cuenta de que este tipo de aspiraciones exclusivistas encierran posiciones que pretenden retroceder en la historia.
Sepan estos b¨¢rbaros ucedeos que la cultura es de todos y quienes reclamen su exclusividad, en su administraci¨®n y docencia, solamente pueden albergar oscuros intereses.
Qu¨¦ duda cabe de que la UIMP seguir¨¢ estando, como siempre, vinculada a la ciudad de Santander. Exigir este v¨ªnculo hist¨®rico no nos puede hacer caer en el ego¨ªsmo de impedir que se extienda a otras ciudades de la geograf¨ªa espa?ola. Si as¨ª fuese estar¨ªamos confundiendo la defensa de nuestros intereses con el m¨¢s mezquino de los ego¨ªsmos.
es diputado del PSOE por Cantabria.
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