La absoluta autonom¨ªa econ¨®mica, caracter¨ªstica esencial del sistema universitario brit¨¢nico
Iniciamos hoy una serie de reportajes sobre el funcionamiento de las universidades de los principales pa¨ªses occidentales, que puede contribuir a ilustrar el actual debate sobre el proyecto de ley org¨¢nica de autonom¨ªa universitaria. El primero de ellos trata sobre las universidades brit¨¢nicas, que disfrutan de una autonom¨ªa econ¨®mica absoluta. Las universidades espa?olas, que tienen el rango te¨®rico de organismos aut¨®nomos, s¨®lo gestionan aut¨®nomamente el 5% de sus presupuestos. Quienes tienen la responsabilidad de esta gesti¨®n aseguran que el actual proyecto de ley no avanza un solo paso, puesto que las universidades continuar¨¢n pr¨¢cticamente con la misma organizaci¨®n econ¨®mica.
Hasta el momento, la autonom¨ªa de las universidades brit¨¢nicas respecto al Estado o al Gobierno es pr¨¢cticamente total, a pesar de que, en gran parte, estas instituciones vengan financiadas con fondos p¨²blicos. El Gobierno no dispone de mecanismos directos para controlar a las universidades, aunque esta libertad, con la cual los niveles de la ense?anza superior se han mantenido altos, se ve ahora amenazada por los recortes presupuestarios del Gobierno de Margaret Thatcher.Una vez que un centro educativo logra el estatuto de universidad, por decreto real o por ley, goza a partir de entonces de total libertad para organizarse. El Gobierno entrega una suma total para estas universidades al llamado Comit¨¦ de Subvenciones a la Universidad (PGC), formado por destacadas personalidades del mundo acad¨¦mico y econ¨®mico, que s¨®lo tienen que dar cuenta al Ministerio de Educaci¨®n y Ciencia.
El UGC distribuye a su vez este dinero entre las diversas universidades de nuevo como cantidades en bloque, que se ver¨¢n completadas por el ingreso de las matr¨ªculas. Son las universidades las que luego deciden el destino de estos fondos. ?Nadie condiciona el que yo use este dinero para pagar a profesores, pintar edificios, comprar coches o mejorar la biblioteca?, declar¨® a EL PAIS Ralph Dahrendorf, ex, miembro de la Comisi¨®n de la CEE y en la actualidad director de la London School of Economics.
En principio, la universidad y los propios colleges que de ella dependen tienen la libertad de establecer sus propios programas y otorgar sus t¨ªtulos. El ¨²nico requisito es que en los ex¨¢menes finales figure, junto al representante oficial de la universidad, un examinador externo de otra universidad. La selecci¨®n de los estudiantes es asimismo, decidida por la propia universidad, sin ninguna clase de injerencia estatal.
Seis personas para todas las universidades
?Hay s¨®lo seis personas en el Ministerio de Educaci¨®n y Ciencia para tratar con 46 universidades, y se dedican s¨®lo a las cuestiones t¨¦cnicas, no a los programas?, declar¨® Dahrendorf. ?En el Reino Unido, los programas son competencia exclusiva de las universidades. Adem¨¢s ni los doctores ni los m¨¦dicos, por ejemplo, son admitidos por el Estado. Esta funci¨®n la cumplen los gremios profesionales?.Los nuevos cursos y t¨ªtulos, como el reci¨¦n creado de master en usos del mar, de la Universidad de Londres, son siempre iniciativas de profesores que se debaten en comit¨¦s internos. ?Por supuesto?, explica Dahrendorf, ?las universidades no viven en el vac¨ªo: son sensibles a lo que pasa a su alrededor. Pero la autonom¨ªa significa tambi¨¦n que las universidades no son esclavas del mundo que les rodea?.
Antiguamente, el UGC distribu¨ªa sus subvenciones, teniendo en cuenta el n¨²mero y tipo de estudiantes, en planes quinquenales, para que las universidades pudieran organizarse mejor; pero desde mediados de la d¨¦cada de los setenta esta pr¨¢ctica se abandon¨® en favor de una planificaci¨®n anual.
Universidades de los setenta
En 1945 hab¨ªa diecisiete universidades en el reino; en la actualidad existen 46. Muchas de ellas creadas en los a?os sesenta bajo la inspiraci¨®n de lord Robbins, que quer¨ªa crear 350.000 puestos universitarios para 1981. Las dificultades econ¨®micas, sin embargo, han sido decisivas, y hoy d¨ªa hay 265.000 estudiantes en las universidades brit¨¢nicas y el Gobierno quiere reducir este n¨²mero en un 88% para 1985, con unos recortes presupuestarios en este campo de un 15% en los ¨²ltimos tres a?os y con la amenaza de reducir el n¨²mero de profesores de universidad de 24.000 a 20.000, tras la llegada de sir Keith Joseph -uno de los inspiradores de la pol¨ªtica monetarista de Margaret Thatcher- al Ministerio de Educaci¨®n.Aunque en principio el Gobierno no puede intervenir en los quehaceres universitarios, est¨¢ intentando lograr sus prop¨®sitos a trav¨¦s del UGC. Este comit¨¦ se ha visto obligado a presionar sobre las universidades, pidi¨¦ndoles la racionalizaci¨®n de algunos departamentos, como los de arte, historia, lenguas, letras y algunas ramas de medicina. Si el UGC se form¨® en un principio para defender la independencia de las universidades frente a los vaivenes de la pol¨ªtica, ahora se ve sometido a toda clase de cr¨ªticas por arriba y por abajo. No existe un mecanismo formal para la intervenci¨®n del Gobierno en las universidades. El UGC nunca hab¨ªa tenido que hacer este papel de interventor, acostumbrado m¨¢s bien a dar que a quitar. El Gobierno est¨¢ estudiando nuevos modos de organizar -es decir, controlar- las universidades brit¨¢nicas a nivel nacional.
?El UGC podr¨ªa decir al fijar su subvenci¨®n que ha dado por supuesto que aumentar¨¢ el n¨²mero de ingenieros y disminuir¨¢ el n¨²mero de economistas?, se?ala Dahrendorf`, ?pero no puede forzar a la universidad a cumplir est¨¢ previsi¨®n. La universidad est¨¢ a¨²n libre para hacer lo propuesto. Es uno de los ejemplos de lo que yo llamar¨ªa libertad (liberty) de la actitud tradicional brit¨¢nica hacia las instituciones?.
Los recortes presupuestarios afectan, sobre todo, a las nuevas universidades. Los centros tradicionales, como Oxford, Cambridge o Londres, sobreviven mejor. Tienen sus propias inversiones, de las que sacan dividendos. As¨ª, la Universidad de Oxford es propietaria de grandes edificios en Londres, que alquila a otras instituciones, como, por ejemplo, la London School of Economics.
Aumento de tasas
En tres a?os, los recortes han venido a echar por tierra muchos idealismos, y la Universidad de Sussex, la m¨¢s brillante de las creadas en los a?os sesenta, ha perdido su optimismo original. Conviene recordar que las universidades brit¨¢nicas se nutren tambi¨¦n de los ingresos proporcionados por las tasas que pagan los estudiantes. En una gran mayor¨ªa de los casos son los propios ayuntamientos los que conceden becas a los universitarios para pagar sus matr¨ªculas y subsistir durante el a?o acad¨¦mico, si bien estas cantidades var¨ªan, dependiendo de los ingresos y situaci¨®n familiar de cada estudiante. Las tasas han aumentado espectacularmente en tres a?os, especialmente para los estudiantes. provenientes de pa¨ªses de fuera de la Comunidad ,Europea, que vienen a pagar entre medio y un mill¨®n de pesetas al a?o, sin contar los costes de la manutenci¨®n.Es preciso se?alar, al hablar del sistema universitario brit¨¢nico, qu¨¦ son los centros educativos los que nombran, y contratan a los que no forman, pues, un cuerpo de funcionarios como en otros pa¨ªses europeos. El Estado de nuevo no interviene en este campo. Muchos de los profesores logran un contrato permanente tras tres a?os de ense?anza.
Centros polit¨¦cnicos
Las llamadas polit¨¦cnicas forman un sistema de ense?anza superior totalmente separado y no gozan del mismo grado de autonom¨ªa que las universidades. Las polit¨¦cnicas son financiadas en parte por el Gobierno y en parte por las autoridades locales (los ayuntamientos normalmente) de los lugares donde le ubican. Tienen una organizaci¨®n similar a la que rige en la educaci¨®n escolar p¨²blica, y que se ha venido a definir como ?sistema nacional administrado a nivel local?. Los cuerpos pol¨ªticos a nivel local pueden tomar decisiones que les afectan.Las polit¨¦cnicas pueden conceder t¨ªtulos una vez que han sido aprobados por el Consejo para Diplomas Acad¨¦micos Nacionales, que controla el nivel de ense?anza en estas instituciones, y cuya funci¨®n primordial consiste en responder a las necesidades de la industria y otros campos de desarrollo profesional. Son, pues, centros de ense?anza m¨¢s que de investigaci¨®n, si bien esta ¨²ltima actividad se desarrolla a menudo con fondos de las industrias locales.
Una vez aprobado el titulo y el nivel por el citado consejo, una polit¨¦cnica goza de cierta libertad para llenar sus programas de ense?anza, que cubren un amplio abanico de materias, con un nivel similar al de las universidades. Desde 1966 se crearon en el Reino Unido 45 polit¨¦cnicas, que albergan en la actualidad a m¨¢s de 200.000 estudiantes.
A pesar de la crisis y de los intentos del Gobierno de doblegar las universidades a sus deseos, ¨¦stas, con mejor o peor fortuna, est¨¢n capeando el temporal, resguardando su sentido de la libertad. En el Reino Unido, las universidades no dependen del Estado, aunque sean financiadas por ¨¦l. Pero la autonom¨ªa financiera sigue a¨²n siendo elevada, y ?doy por supuesta la autonom¨ªa acad¨¦mica?, se?al¨® Dahrendorf.
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