El Espa?ol no supo aprovechar las facilidades
Al Espa?ol le falt¨® el canto de un duro para repetir la haza?a de la pasada temporada, que le cost¨® al Real Madrid el t¨ªtulo de Liga. Hubiera bastado con que Mara?¨®n y Mur¨²a acertaran una de las tres ocasiones de gol que tuvieron en la segunda parte para que el Madrid perdiera en casa una parte sustancial de sus aspiraciones. El Madrid, en uno de los peores encuentros de la temporada, fue incapaz de vencer a un equipo que, pese a las dificultades que tuvo, no supo quitarse de encima el complejo de Chamart¨ªn.Todos los espectadores del encuentro, excepto uno, vimos que el dan¨¦s Lauridsen armaba los contragolpes espa?olistas sin que nadie le molestara. Todos los espectadores, excepto uno, vimos en el primer tiempo el peligro que ten¨ªa la soltura del dan¨¦s. Todos los espectadores, excepto uno, vimos que era obligado sujetar al nuevo espa?olista para que las aguas discurrieran por cauces normales. Pero f¨²tbol es f¨²tbol, y cuando no se ponen remedios a tiempo, la cebada, al rabo.
El Espa?ol le ha tomado la medida al Madrid. En los ¨²ltimos cuatro encuentros se ha adjudicado siete puntos, r¨¦cord del que no pueden presumir los grandes del campeonato. Maguregui se jug¨® la baza de Mara?¨®n y Mur¨²a, como dos ¨²nicas liebres por delante, ya que sacrific¨® a Gim¨¦nez en misi¨®n m¨¢s creadora y le sali¨® bien la jugada de la manera m¨¢s simple. El Espa?ol, amontonado en las cercan¨ªas de su ¨¢rea, fundament¨® todos sus contragolpes en las acciones de Lauridsen y en los patadones de Custers. El meta sac¨® siempre muy fuerte sobre sus dos hombres de vanguardia y la defensa madridista estuvo a punto de perder los papeles en esas inhabituales jugadas.
Para que al Espa?ol le resultara rentable un sistema tan rampl¨®n fue necesario que Custers, adem¨¢s de sacar bien, detuviera dos remates con sello de gol y que el Madrid marrara la mayor¨ªa de las jugadas decisivas. Stlelike, que estuvo m¨¢s oscuro que otras veces, debilit¨® considerablemente el poder decisivo madrile?o. Tuvo que ser Gallego quien saliera del ¨¢rea con rapidez hacia el campo contrario, para que se produjeran huecos en la cerrada defensa espa?olista. Gallego fue durante muchos minutos la mejor arma atacante del Madrid. Un par de golpes minaron sus fuerzas. De cualquier manera, Gallego demostr¨®, una vez m¨¢s, que junto a los realistas Alonso y Zamora tiene mucho que hacer en la selecci¨®n.
El p¨²blico, como es habitual siempre que las cosas no salen bien, protest¨® algunas acciones de Del Bosque. El p¨²blico de Chamart¨ªn suele estar en contra de los mejores jugadores del equipo y en cambio se siente padrazo con algunos hombres que no han salido todav¨ªa del patio del colegio. Exigir que Garc¨ªa Hern¨¢ndez, que juega a ratos, de uvas a peras, resuelva los partidos es una injusticia. El caso Juanito es aparte. El extremo madridista est¨¢ en horas bajas por una serie de razones y no cabe otra alternativa que concederle un mayor margen de confianza. A Juanito no se le ha podido olvidar lo mucho que sabe. Quiz¨¢ le bastar¨ªa con limitarse a intentar aquello que le hizo famoso. Otro tipo de juego est¨¢ demostrado que no le va.
Al Madrid s¨®lo le faltaba el domingo que se lesionara Santillana. Sin un buen rematador en el centro del ataque, el equipo perdi¨® un porcentaje muy elevado de posibilidades de marcar. Pero no hay que perder las esperanzas. El Madrid se ha reforzado para la pr¨®xima campa?a con un defensa lateral m¨¢s, No importa la falta de suplentes eficaces en la delantera ni en el centro de la defensa, en donde habr¨¢ que recurrir a Benito cuando camine apoyado en muletas. Ni importa tampoco capitidisminuir a Camacho en labores que no le resaltan id¨®neas. Camacho, desde la banda izquierda, el domingo, hubiera podido apoyar m¨¢s las d¨¦biles penetraciones por las alas. Entre que Juanito no est¨¢ en vena y que Ito ve en las rayas del ¨¢rea un foso de leones, el Madrid no tiene apenas mordiente.
El Espa?ol se encontro con un regalo. El Madrid, como en la pasada campa?a, cedi¨® ante el Espa?ol -esta vez s¨®lo un punto- una renta sustancial, la que le obligar¨¢, de ahora en adelante, a mirar los marcadores de otros campos.
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