El papa Juan Pablo II visita hoy Benin y Gab¨®n
Juan Pablo II inicia hoy por la ma?ana, en Benin, la segunda etapa de su gira africana, despu¨¦s de cinco d¨ªas de estancia en Nigeria. Es la segunda vez que el Papa visita un Estado del continente negro con r¨¦gimen marxista, ya que en su viaje anterior, en 1980, pas¨® unas horas en la Rep¨²blica Popular del Congo. En la presente ocasi¨®n, tambi¨¦n pasar¨¢ s¨®lo unas horas en un pa¨ªs de estricta observancia marxista-leninista, donde un sacerdote est¨¢ a¨²n en la c¨¢rcel. Celebrar¨¢ una misa en Cotonu y, se entrevistar¨¢ con las autoridades civiles y religiosas. Por la tarde se desplazar¨¢ a Gab¨®n, donde desarrollar¨¢ un apretado programa.Ayer, en su encuentro con el cuerpo diplom¨¢tico acreditado en Lagos, el Papi insisti¨® en que el desarrollo de los pa¨ªses del Tercer Mundo, entre ellos los africanos, est¨¢ "¨ªntimamente unido al problema Je la paz en el mundo". No habl¨®, sin embargo, del problema del racismo en Sur¨¢frica, como pidieron algunos grupos religiosos musulmanes.
En las ¨²ltimas horas de su estancia en Lagos se extendi¨® el rumor de que las autoridades nigerianas, advertidas por la Interpol, hab¨ªan reforzado las ya fuertes medidas de seguridad en torno a Juan Pablo II por temor a un atentado. La polic¨ªa procur¨®, desde la llegada del Papa a la capital nigeriana, mantenerle en un bunker. Incluso para entrar en el recinto universitario de Ibad¨¢n, las fuerzas de seguridad se presentaron en la puerta de la universidad con un coche blindado para que Juan Pablo Il lo utilizara en su recorrido, cosa que rechaz¨® y entr¨® en el campus en coche descubierto.
Comida precintada
Cuando la polic¨ªa le explic¨® que hab¨ªa tra¨ªdo el veh¨ªculo blindado por razones de seguridad, respondi¨®, en perfecto ingl¨¦s: "No se preocupen, Dios me proteger¨¢". Quiz¨¢ para justificar estas imponentes medidas de protecci¨®n, la Prensa oficial public¨® que hab¨ªan sido detenidas tres personas armadas en Kabula y una en Lagos. Y esto dio origen a los temores a un atentado, difundidos por una agencia americana. Pero los detenidos fueron ayer interrogados por el magistrado y puestos en libertad.
En cualquier caso, el avi¨®n del Papa ha estadlo vigilado permanentemente -durante su escala nigeriana- por soldados metralleta en mano. Las puertas del aparato han permanecido selladas. Cuando la polic¨ªa vaticana que acompa?a al Papa conclu¨ªa su minucioso reconocimiento diario volv¨ªa a precintar las entradas. Estas extraordinarias medidas de precauci¨®n han sido extendidas tambi¨¦n a toda la comida y la bebida consumida por el Papa y sus acompa?antes, mantenida en recipientes sellados. Juan Pablo II, al parecer, no ha sido informado de estas medidas, porque le irritan mucho, ya que ¨¦l insiste en que un Pont¨ªfice debe estar siempre dispuesto a ofrecer su vida por su misi¨®n apost¨®lica.
Grave aprieto
Pero, m¨¢s que los peligros que pueda correr su vida, lo que ciertamente ha amargado m¨¢s al papa Wojtyla ha sido la humillaci¨®n que le causaron los l¨ªderes religiosos musulmanes nigerianos, que rechazaron el encuentro programado con ¨¦l. Y, sobre todo, el modo en que este rechazo se produjo, poni¨¦ndole en grave aprieto. Se ha podido saber, en efecto, que ni siquiera hab¨ªa sido advertido el protocolo vaticano de que los jefes musulmanes no se iban a presentar al encuentro con el Papa.
Menos de una hora antes de este encuentro, un obispo advirti¨® al secretario del Papa para que le hiciesen esperar, porque en la Guest House de Kabula no hab¨ªa nadie. Media hora de despu¨¦s de la hora fijada, la sala segu¨ªa vac¨ªa. En ese momento, Juan Pablo II pidi¨® que se retirara el discurso entregado a la Prensa. Pero el director de la sala de Prensa vaticana, padre Romeo Panciroli, no consigui¨® ponerse en contacto telef¨®nico con la sala de Prensa de Lagos. Y advirti¨® al Papa que ya no era posible detener la difusi¨®n del discurso.
Ante esta situaci¨®n, el papa Wojtyla pidi¨® que se buscase a alguna autoridad musulmana, aunque no fuera religiosa, para leerle el discurso. Se pens¨® en el gobernador de Kabula, musulm¨¢n, que acept¨®. A toda prisa, el Papa, sin pasar por la Guest House, se dirigi¨® al aeropuerto, donde ante el gobernador ley¨®, por fin, su discurso.
Fuentes vaticanas han asegurado que hasta el momento nadie le ha dado a Juan Pablo II la m¨¢s m¨ªnima explicaci¨®n oficial ni extraoficial de un gesto tan extra?o. La Prensa local ha ignorado el incidente. Ha hablado del discurso del Papa a los musulmanes como si realmente lo hubiera pronunciado como estaba previsto en el programa.
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