Se espera un resultado muy cerrado en las elecciones irlandesas
Los ciudadanos de la Rep¨²blica de Irlanda acudieron ayer a las urnas para elegir un nuevo Parlamento, tras la ca¨ªda del Gobierno de coalici¨®n entre el partido Fine Gael, que encabeza Garret Fitzgerald, y el partido Laborista, por un voto, el 27 de enero. En el debate sobre un austero nuevo presupuesto, el tema econ¨®mico -verdadera prioridad irlandesa en estas elecciones- ha dominado una campa?a electoral que ha carecido del estilo presidencialista de anteriores ocasiones.
Las encuestas de opini¨®n preve¨ªan una dura lucha entre la coalici¨®n y el partido que dirige Charles Haugey, Fianna Fail. El voto de un peque?o porcentaje de electores en unos pocos distritos claves determinar¨¢ qui¨¦n ser¨¢ el pr¨®ximo primer ministro irland¨¦s.Los resultados no se conocer¨¢n seguramente hasta bien entrado el fin de semana, dado el complicado recuento que supone el sistema del voto ¨²nico transferible.
Haughey estuvo bien visible al principio y al final de la campa?a, pero su impopularidad personal, frente a la de su partido, forz¨® a la maquinaria del Fianna Fail a retirarle a un segundo plano. De estas elecciones depende el futuro de Haughey, que reemplaz¨® a Jack Lynch a la cabeza del Gobierno y del partido en 1979. Los electores podr¨ªan, sin embargo, haber preferido al Fianna Fail sobre sus contendientes, dada la mayor unidad, estabilidad y experiencia en el Gobierno de esta organizaci¨®n.
Las personalidades son importantes para unos ciudadanos que otorgan tanto o mayor peso al jinete que al caballo. Es, sin embargo, el juicio del electorado sobre las medidas econ¨®micas propuestas por Garret Fitzgerald, primer ministro saliente, lo determinante. Preocupado por el endeudamiento exterior de la Rep¨²blica -superior per c¨¢pita al de Polonia- y el d¨¦ficit presupuestario, Fitzgerald quiso imponer en su presupuesto general unas medidas impopulares.
Entre ellas, figuraban la subida a un 18% del impuesto sobre el valor a?adido y el aumento del impuesto sobre tabaco, alcohol y gasolina. Con estas medidas, el primer ministro saliente esperaba reducir en 60.000 millones de pesetas el presupuesto, una cifra considerable en el contexto irland¨¦s.
Con una inflaci¨®n de un 23% y un paro de un 12%, Haughey prefiere no hablar de estad¨ªsticas ni detallar su programa econ¨®mico, capitalizando en esta incertidumbre los buenos recuerdos de la ¨¦poca de prosperidad en Irlanda, en los a?os inmediatamente posteriores a su ingreso en la CEE.
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