El aburrimiento preside las sesiones del Festival de Cine de Berl¨ªn
El ¨²ltimo filme de Fassbinder, uno de los escasos atractivos
La visita del actor James Stewart, prometida para las ¨²ltimas fechas del Festival de Cine de Berl¨ªn, quiz¨¢ consuele a muchos del aburrimiento sufrido hasta ahora. Escasas, muy escasas han sido las pel¨ªculas mostradas en la secci¨®n oficial que puedan justificar su presencia en una manifestaci¨®n que se pretende competidora de Cannes. Si hace unos d¨ªas el director de la Berlinale, Moritz de Hadein, aseguraba que, al margen de Dulces horas, de Carlos Saura, no hab¨ªa encontrado otra pel¨ªcula espa?ola con capacidad para participar este a?o en su festival, f¨¢cil es presumir que id¨¦ntica falta de visi¨®n le habr¨¢ acompa?ado en la selecci¨®n de los filmes de los dem¨¢s pa¨ªses. El ¨²nico atractivo de estos d¨ªas ha sido el estreno de Veronika Voss, la ¨²ltima pel¨ªcula del realizador alem¨¢n Rainer W. Fassbinder.
"Es la guerra", han titulado los peri¨®dicos locales la noticia del caso de la pel¨ªcula de Carlos Saura, refiri¨¦ndose a esa competencia con Cannes. Pues bien: si el panorama cinematogr¨¢fico de Berl¨ªn no mejora en la recta final (aunque as¨ª parecen prometerlo las pel¨ªculas exhibidas ayer, Un asunto extra?o y Veronika Voss), f¨¢cil es tambi¨¦n prever que la guerra sea ganada este a?o por el festival de la Costa Azul.De trucos, esta vez sentimentales, puede tambi¨¦n hablarse a prop¨®sito de la pel¨ªcula sovi¨¦tica Moujics, de la realizadora Iskra Babitsch, quien durante noventa minutos s¨®lo sabe contar el drama de un hombre que vuelve a su pueblo natal y descubre que es padre de una jovencita. Y de planteamientos manidos hay que hablar al referirse a Romance con Amelia, presentada por Alemania Oriental, donde se cuentan los dulces amores de una parejita de adolescentes en los ¨²ltimos d¨ªas de la segunda guerra mundial.
Ha habido que alimentarse, pues, de las secciones exteriores para encontrar t¨ªtulos de inter¨¦s. Entre ellos destaca el ¨²ltimo dirigido por Glauber Rocha, realizador brasile?o que muri¨® el pasado a?o.
Un testamento personal
La edad de la Tierra se conforma as¨ª como un testamento, aunque no s¨®lo por ello. De alguna manera, Rocha tambi¨¦n lo pretendi¨® al pronunciar personalmente un llamamiento a la paz, a la comprensi¨®n de los movimientos religiosos, a la revoluci¨®n, que coincide con las propuestas pol¨ªticas de sus pel¨ªculas anteriores. La voz del director ilustra el conflicto de varios personajes, representativos de otras tantas opciones pol¨ªticas, que se enfrentan entre s¨ª, rodeando al legendario y maloliente Mozart, encarnaci¨®n del colonialismo norteamericano y de las culturas ajenas a la historia de Brasil.La lucha entre esos personajes se concreta en la repetici¨®n monocorde de sus esl¨®ganes preferidos. Hasta tal punto es insistente su esquema, que Rocha opt¨® por respetar en el montaje definitivo de La edad de la Tierra todas las tomas en las que los actores las pronunciaban. El resultado no puede clasificarse de ejemplar, aunque obtenga un sentido del humor que no aparec¨ªa con id¨¦ntica claridad en los t¨ªtulos precedentes del director.
Sistema de rodaje
Tambi¨¦n ha transformado ligeramente su sistema de rodaje el h¨²ngaro Miklos Jancs¨®, que en El coraz¨®n del tirano ha rodado m¨¢s planos de lo que era habitual en su cine anterior, aunque haya mantenido su inevitable est¨¦tica simb¨®lica.De novedad puede hablarse con m¨¢s rigor al referirnos al ¨²ltimo trabajo de la checoslovaca Vera Chytilova, ?Recuerdan las margaritas?, orientado hacia el documental. Contrastando sus opiniones cinematogr¨¢ficas y pol¨ªticas con el realizador Milos Forman, nacionalizado norteamericano, la directora ofrece un panorama hist¨®rico de las ¨²ltimas d¨¦cadas vividas en su pa¨ªs, no es una obra maestra, no lo son forzosamente las que se exhiben en las secciones paralelas, pero al menos su grado de experimentalismo o de sorpresa pueden compensar el error de los resultados finales. El balance, por tanto, es claramente superior al de la secci¨®n oficial.
Aunque, como qued¨® antes apuntado, la proyecci¨®n de Un asunto extra?o, de Pierre Granier-Deferre, y de Veronika Voss, de Rainer Werner Fassbinder, puede hacer confiar en una notable mejor¨ªa.
La primera de estas pel¨ªculas es, sin duda, la mejor de las ofrecidas hasta ahora a concurso. Con su habitual seguridad en el valor de las im¨¢genes, su rigor en el gui¨®n y su confianza en la capacidad expresiva de los actores, Granier-Deferre relata la curiosa y cruel historia del modesto ejecutivo de unos grandes almacenes que, aterrado por el nombramiento de un nuevo director, acaba seducido por ¨¦l. El nuevo personaje que entra en su vida es misterioso, sugestivo, con capacidad para cambiar la vida de sus empleados ante la promesa de un ascenso o la simple continuidad en el trabajo. La p¨¦rdida de identidad que Granier-Deferre denuncia est¨¢ relatada en t¨¦rmino ir¨®nicos, bien entendidos por el protagonista, Gerard Lanvin, a quien Michel Piccoli, en el papel de director, da su veterana y eficaz r¨¦plica.
El filme de Fassbinder levant¨®, como era previsible, las iras y los aplausos que han despertado cualquiera de sus t¨ªtulos recientes. Insistiendo en la cr¨®nica de la vida pol¨ªtica de la Rep¨²blica Federal a lo largo de las ¨²ltimas d¨¦cadas -El matrimonio de Maria Braun y Lola son sus primeras entregas-, Fassbinder ofrece en Veronika Voss la historia de una fracasada actriz de cine, entregada en los a?os cincuenta al consumo de morfina como ¨²nica forma de soportar su nueva y an¨®nima vida.
El oportuno retrato del mundo de la droga sorprende a quienes lo consideraban producto exclusivo de los ¨²ltimos a?os. El director, sin embargo, insiste en que su realidad data, en Alemania Occidental, de la ¨¦poca del resurgir pol¨ªtico y econ¨®mico. Paralelamante a esa denuncia, la historia narra la fascinaci¨®n que un mediocre cronista deportivo siente por la actriz y, como es frecuente en Fassbinder, la consiguiente historia de su destrucci¨®n. Veronika Voss, rodada en poco m¨¢s de veinte d¨ªas, ofrece excelentes momentos aislados que, desgraciadamente, dan paso a situaciones repetitivas o confusas que arruinan en parte el resultado final de la pel¨ªcula.
Fassbinder se ha inclinado en esta ocasi¨®n por la historia ¨ªntima de los personajes y ha reflejado con menos profundidad el clima social en el que se sit¨²an sus problemas. Como cr¨®nica hist¨®rica es menor que las anteriores. Al tratar la historia de amor con precisi¨®n, el director ha enriquecido la puesta en escena.
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