El Congreso estadounidense apoya sin reservas las propuestas de la Casa Blanca

Todos los l¨ªderes pol¨ªticos del Congreso norteamericano, tanto republicanos como dem¨®cratas, apoyan sin reservas el plan de ayuda econ¨®mica para la zona del Caribe anunciado el mi¨¦rcoles por el presidente Reagan ante la Organizaci¨®n de Estados Americanos (OEA). Los dem¨®cratas temen que pueda encubrir un est¨ªmulo de la ayuda militar a El Salvador, con el consiguiente riesgo de una implicaci¨®n cada vez m¨¢s profunda de EE UU en la guerra civil de este pa¨ªs.

Thomas O'Neill, l¨ªder de la mayor¨ªa dem¨®crata en la C¨¢mara de Representantes, dijo que el presidente Reagan "estaba en el buen camino" en su plan para incrementar el nivel de vida de los cuarenta millones de habitantes que viven en Centroam¨¦rica y_las islas del Caribe. Compar¨® su programa al lanzado por el presidente John Kennedy, a principios de los sesenta, con su Alianza para el Progreso.Pero O'Neill, junto con otros representantes y senadores, fue cr¨ªtico ante la demanda de Reagan al Congreso para que apruebe sesenta millones de d¨®lares (unos 6.000 millones de pesetas) de ayuda militar de urgencia para El Salvador, lo que elevar¨ªa a unos 81 millones de d¨®lares (unos 8.100 millones de pesetas) la ayuda facilitada al Gobierno de Jos¨¦ Napole¨®n Duarte en helic¨®pteros, camiones, armas ligeras, material de comunicaciones y entrenamiento para la lucha antiguerrilla.

A nivel econ¨®mico, el programa de 350 millones de d¨®lares de ayuda para la cuenca del Caribe (unos 35.000 millones de pesetas) se completa con un est¨ªmulo fiscal para la inversi¨®n privada y libre acceso de los productos caribe?os y centroamericanos hacia el mercado de consumo estadounidense. Principios que originan ciertas reservas y protestas entre los sectores azucareros norteamericanos y los congresistas de Hawai, en defensa, junto a los Estados asociados de Puerto Rico e Islas V¨ªrgenes, de sus exportaciones de productos tropicales a EE UU.

Entre las dudas m¨¢s importantes de la iniciativa de Reagan figura la inc¨®gnita de saber en qu¨¦ medida el sector privado, los empresarios, van a responder a las facilidades que dar¨¢ Washington para invertir en Centroam¨¦rica. En realidad, s¨®lo aquellos pa¨ªses que cuentan con un m¨ªnimo de infraestructura y estabilidad pol¨ªtica tienen probabilidades de ser los receptores de la inversi¨®n privada, que acudir¨¢ estimulada por los incentivos fiscales, la libre entrada en el mercado de EE UU y la mano de obra barata.

Obviamente, Cuba queda excluida de tales ventajas, a no ser, como dijo Reagan en su discurso, que "Cuba vuelva a la tradici¨®n y a los valores comunes de este hemisferio". En el caso de Nicaragua, la ayuda depender¨¢ de la actitud que tenga Managua en relaci¨®n con los movimientos de guerrilla en Centroam¨¦rica.

En realidad, el principal pa¨ªs beneficiario ser¨¢ El Salvador (que se calcula captar¨¢ unos cien millones de d¨®lares de los 350 del plan), en aras de una reforma econ¨®mica destinada a elevar el nivel de vida, punto clave para combatir a la guerrilla con otros argumentos que las armas, seg¨²n los expertos norteamericanos que gestaron el plan global.