Historia rocambolesca

El Atl¨¦tico de Madrid denunci¨® ante el Comit¨¦ de Competici¨®n una supuesta reuni¨®n del ¨¢rbitro Ur¨ªzar Azpitarte con el gerente del Real Madrid, Manuel Fern¨¢ndez Trigo. La denuncia era una noticia que quien la conociera no se la pod¨ªa guardar. Aqu¨ª se silenci¨® el tema hace un mes, cuando no fue m¨¢s que un rumor. Que un club como el Atl¨¦tico pida una investigaci¨®n es cuesti¨®n que no se puede pasar por alto.El asunto, rocambolesco, con testigos que dicen s¨ª tres veces y finalmente se arrepienten, tiene un trasfondo est¨²pido que, a estas alturas, ya nadie es capaz de aclarar. Salvo que lo consiga la polic¨ªa, a la que ha recurrido el Real Madrid.

El Atl¨¦tico da la impresi¨®n de que ha sido v¨ªctima de una operaci¨®n detr¨¢s de la cual hay alguien cuya entidad se desconoce y cuyos intereses son inconfesables. Al final, solamente dos cuestiones han quedado absolutamente claras; una, que el se?or Ur¨ªzar estuvo hace alg¨²n tiempo en casa del doctor Cabeza, tomando unas copas, y otra, que el se?or Ur¨ªzar, en la vispera de un encuentro de gran triscendencia, alcanz¨® la madrugada tomando copas con unos periodistas.

A m¨ª me resulta dif¨ªcil creer que Antonio Calder¨®n, un hombre extraordinariamente h¨¢bil, recurra a una cafeter¨ªa para entrevistarse con un arbitro. Por otra parte, siempre ser¨ªa menos sospechoso saludar a un colegiado en la barra de un establecimiento p¨²bl¨ªco que tener una reuni¨®n con ¨¦l en el domicilio del presidente del club. Todo parece indicar que el Atl¨¦tico ha lanzado un boomerang.