Freud
Freud es el m¨¦dico genial que opera del ap¨¦ndice ed¨ªpico a media humanidad y nos deja a todos m¨¢s tranquilos, no por curados, sino por diagnosticados. El diagn¨®stico, aunque sea negativo, supone siempre la curaci¨®n psicol¨®gica, por lo menos del alma. Freud explic¨® la reiterativa revuelta juvenil, a trav¨¦s de la Historia (y seguramente de la Prehistoria) mediante la divulgada y desconocida teor¨ªa (ambas cosas suelen darse al mismo tiempo) del asesinato del padre, una movida entre ed¨ªpica y vand¨¢lica que incluye el apropiamiento de las mujeres de la tribu, empezando por la madre y las hermanas, curiosa teor¨ªa que servir¨¢ a los prefascistas espa?oles de los a?os treinta para decirle al personal:-Y vendr¨¢n los rojos y violar¨¢n a nuestras hermanas.
Pero en ning¨²n programa socialista, de Proudhom a Engels, figura esta sustanciosa cl¨¢usula de violar a las hermanas del personal. Freud es un pensador y un cient¨ªfico ahist¨®rico que se mueve entre el subjetivismo del enfermo y su propia cultura mitol¨®gica, obviando siempre los an¨¢lisis socioecon¨®micos del contexto, de modo que su teor¨ªa resulta v¨¢lida mientras tenemos la fiesta en paz. Su Edipo es un se?or de derechas de toda la vida.
Del mismo modo que se ha dicho del psicoan¨¢lisis que es una terap¨¦utica para sanos (no creo que haya curado a ning¨²n loco), el "asesinato del padre" es un diagn¨®stico social para padres asesinados que gozan de buena salud. As¨ª, durante los 40/40 hubo una juventud bien que en su cheli de entonces ("incin¨¦rame el cilindr¨ªn", "para el dolor de cabeza hay una cosita redonda que se toma y ya est¨¢"), estaba manifestando su voluntario extra?amiento del mundo de los padres, conocidos por "los f¨®siles". Esa ir¨®nica y distante alusi¨®n a la aspirina marca toda la distancia de los hijos de los vencedores respecto de los remedios de mam¨¢ y la ciencia tradicional m¨¢s acreditada. Aquello era un pasotismo vestido por Balenciaga.
Lajuventud de los 50/60 escenifica el asesinato freudiano del padre todos los d¨ªas, a la hora de la sopa, porque el padre ha ganado la guerra y encima lo cuenta. La Universidad se hace comunista, promao¨ªsta y luego, con Marcuse, anarcomarxista. Hoy, cuando parte de la juventud m¨¢s joven renace al neofascismo, sin saber lo que es fascismo ni haber tenido tiempo de ser neonada, la pregunta est¨¢ en el campus:
-?Passa con Freud, t¨ªos?
Pasa que se juega a Edipo cuando a Edipo no le faltan cinco duros en el bolsillo, que hoy son cinco mil. En cuanto un socialismo meramente nominalista, hipot¨¦tico, hiperb¨®rico y boreal ha coloreado, la democracia espa?ola, el joven Edipo de cazadora se ha hecho un grupo escult¨®rico con el padre y la madre (las hermanas al fondo, no sea que las viole el padre Llanos, que es rojo). El an¨¢lisis socioecon¨®mico explica as¨ª lo que el psicoan¨¢lisis no podr¨ªa explicar con sus mitolog¨ªas: por qu¨¦ la derechizaci¨®n agresiva de la derecha burguesa juvenil, muy parcial, pero evidente, como en el 36. S¨®lo que en el 36 lo del socialismo iba en serio, y hoy es nada m¨¢s que una hip¨®tesis de trabajo de la derecha no ed¨ªpica.
En cuanto parece que est¨¢ en juego el regad¨ªo de las fincas y la virtud de las hermanas (cosas todas que est¨¢n m¨¢s seguras que nunca), la clase media, la alta burgues¨ªa y la peque?a burgues¨ªa (que no tiene fincas, pero conserva el tic de haberlas tenido, o eso le han dicho), salta del div¨¢n del psicoanalista, olvida sus complejos sadicoanales y pone una bomba de humo donde haga falta para volar en una misma nube a Freud, los amigos de la Unesco y Marcelino Camacho. Ya sab¨ªamos que Freud era mentira, pero no les hab¨ªa tenido muy entretenidos, hombre.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.